La idea de que la vida de soltería es mejor que la de compromiso se ha atribuido a la productividad; pero estar soltera o casada no te hace mejor persona.

Sin embargo, no existen estudios académicos que comprueben si la soltería o el compromiso produce una vida feliz, sana y larga.

El filósofo Zizeck relata la historia de una persona que odiaba a su esposa y deseaba estar con su amante, fantaseaba que cuando estuviera con ella, sus problemas iban a desaparecer. Cuando este señor cumple su fantasía, la amante se convierte en el problema.

“Nos vayamos a donde nos vayamos, nuestra patología nos va persiguiendo siendo solteros o siendo casados”, señala Trujillo, académico de la Facultad de Psicología de la UNAM.

“Los científicos actualmente estiman los riesgos de invertir toda la vida en una única persona”, y, según Bella DePaulo, de la Universidad de California, “en la vida, las relaciones verdaderas no pueden limitarse al nexo conyugal o a los vínculos entre los padres y los hijos”.

La soltería se ha puesto de moda, esto porque cada vez nos volvemos una sociedad individualizada, el vivir en pareja implica compromiso y esfuerzo. Sin embargo, estudios han mostrado que la satisfacción con la vida de soltero aumentó con el tiempo, históricamente y con la edad.

La vida en soledad se traduce en poder hacer más doctorados, trabajar más, hacer ejercicio o adquirir una habilidad; lo que se traduce a convertirte en un ser más productivo.

“Estamos en un sistema de vida en donde creer que producir más le va a generar una mejor calidad de vida, pero en realidad se la pudre”, señala Ricardo Trujillo Correa, académico de la Facultad de Psicología de la UNAM. La pregunta debe ser ¿por qué lo hacemos?, ¿para evadirnos o para nutrirnos?

Pero, como a un principio señala Trujillo, estado soltero o casado, sino trabajamos nuestras patologías, éstas nos perseguirán donde estemos.

Con información de Gaceta UNAM

(Diana Juárez)