La alarmante cifra de 10 mujeres asesinadas al día en el país ha desatado una rabia social en la opinión pública, que todos los días nos lleva a la pregunta colectiva: ¿Por qué se están matando a mujeres?

Primero, debemos partir de la idea que no todos los feminicidios son iguales; es decir, dentro de esta tipificación existen varias clasificaciones.

Lydiette Carrión, escritora, periodista especializada en documentar una red de trata de niñas y adolescentes y de feminicidios en el Estado de México, explica que no todos los feminicidios pueden cometerse por la misma causal. Es decir, “hay una clara división entre los feminicidios ocurridos en contextos rurales, en donde la violencia obedece causas específicas, así como los cometidos en zonas más urbanizadas, en donde, incluso, se obedece al crimen organizado”.

Pero asegura que estos feminicidios también obedecen a un sistema patriarcal y a una sociedad que ha normalizado la violencia contra las mujeres en los últimos años.

(Foto: Cuartoscuro) 

El criminólogo y antropólogo de la Universidad de Nuevo León, Tilemy Santiago Gómez, también expone que los feminicidios que son cometidos por hombres son a causa de la construcción social de la masculinidad.

Es decir “la manera en la que se enseña ser hombre pasa por aprender a explotar y a instrumentalizar a las mujeres hacia nuestro beneficio”, dice el criminólogo.

Para el experto es difícil separar a las personas que delinquen de las que no. “Podemos pensar que todos estamos con una cierta propensión a cometer un delito”.

“Pero en el caso de los feminicidios, como es violencia que se ejerce por una parte de la población en concreta, que somos los hombres, poquito menos de la mitad de la población mundial, pues sí pudiéramos preguntarnos: qué es lo que es tan común en los hombres para que seamos los que cometemos estos actos de violencia tan terribles en contra de las mujeres”.

En el debate público, las personas que se resisten a las ideas del feminismo, señalan que la violencia "no tiene género". Si no que se reduce a la explicación de un comportamiento humano característico de “gente mala”.

Sin embargo, el especialista criminológico explica que, desde la perspectiva de género, hay cosas en común en los feminicidas, y uno de esos elementos es la construcción social de la masculinidad, donde la manera en la que se enseña ser hombre pasa por aprender a explotar y a instrumentalizar a las mujeres hacia el beneficio de ellos.

“Estas ideas son muy incómodas para los hombres, porque esto implica que entonces ‘un hombre como yo’, voy a comenzar a establecer relaciones de explotación con las mujeres que me rodean, aunque sean mujeres que yo quiera: hermana, madre, pareja.

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Esto hace más difícil separar o poner límites en dónde estaría la línea entre los hombres que son capaces de cometer un feminicidio y los que no. Porque las ideas en común son: la misoginia, el machismo, el desprecio de las ideas femeninas”, explica.

Pero también se debe identifica los contextos socioculturales económicos e instituciones que colaboran con el fenómeno del feminicidio.

Alma Dulce García, sociología y especialista en familia y prevención de la violencia lo explica. Aunque reconoce que un feminicidio, particularmente en México, tiene que ver con toda una cultura machista y patriarcal que venimos arrastrando de manera histórica, existen también otros componentes sociales.

“Para el caso de México, también están las cuestiones del crimen organizado, de esta violencia generalizada entre varones que también permite que se realicen este tipo de crímenes con mayor facilidad hacia las mujeres, como el fácil acceso de armas de fuego, o el que se pueda confundir un feminicidio con cuestiones de narcotráfico”, dice.

Además, explica que también se rompió una serie de cambios en el país tanto económico como demográfico y social, en donde las mujeres se comenzaron a apropiar de los espacios públicos y por esto la dominación masculina se hace presente a través de la violencia contra las mujeres.

La despersonalización de la mujer

En la ejemplificación de casos como el de Ingrid o Fátima, víctimas de feminicidios, parecería tan alejando de nosotros el tipo de persona que comete estas atrocidades. Pero no lo es.

Lo que sucede, es que la misoginia y el machismo están tan inmerso en la sociedad que es imposible verlo, explica Tilemy Santiago.

Los hombres crecen bajo estructuras patriarcales, donde “volvemos a instrumentar a las mujeres para beneficio de los hombres, como las tareas de limpieza, cuidados emocionales, etc. O en el lado más extremo, la satisfacción sexual, la violación”.

(Foto: Cuartoscuro)

Pero para que un feminicidio se concluya debe existir previamente un proceso de “despersonalización de la mujer” A veces, no siempre, aclara.

“Es decir, el individuo agredido, en este caso la mujer, a la que yo voy a terminar asesinado, no debe ser identificada como una persona. Es decir, no es un ser humano como yo. Y en el caso de los feminicidios, la misógina, en un panorama sociocultural, indica que las mujeres son ciudadanas de segunda o tercera categoría”. Señala.

Una cultura misógina y violenta

El investigador académico señala que partimos de la noción de que para que un ser humano haga algo, tiene que primero imaginar que es posible.

“Creo percibir que también los seres humanos vemos estas escenas tan reales en las películas que hacen posible en la imaginación que esto puede ocurrir en una realidad”.

Yo creo que (las producciones audiovisuales) tienen un papel, no determinante, pero sí que colabora para que ciertas personas se le ocurran cosas vistas en películas.

En el caso de Ingrid Escamilla, el feminicida pudo suponer: “híjole, me va a agarrar la policía, me deshago del cuerpo”. Culminando su crimen en un desollamiento del cuerpo de la mujer.

“En relación a la violencia, los seres humanos vamos aprendiendo qué es de lo que somos capaces de hacer. Si yo veo que alguien puede ser capaz de asesinar, descuartizar, etc. yo puedo percibir que esa es una posibilidad que puedo tomar, a lo mejor no es algo que quiera hacer porque me parece terrible, pero me hace ver que en el ‘menú’ de lo que puede ser un ser humano, cabe esa posibilidad del homicidio, feminicidio, etcétera”, explica.

Feminicidios ¿Un crimen de Estado?

“Toda violencia que sea sistemática es violencia de Estado, porque ¿qué se espera del Estado? Que tenga una política pública, es decir, una toma de postura por parte del Estado ante los problemas de interés público”, dice Tilemy.

En ese sentido el criminólogo señala que sí podría interpretarse como un crimen de Estado. Aunque también se cuestiona sobre si el Estado debe normar todo nuestro comportamiento y nuestra vida social, partiendo de la idea que un feminicidio se comete obedeciendo a actitudes misóginas y machistas que están inmersas en la sociedad.

“El feminicidio es violencia de Estado, sí, pero el feminicidio es violencia masculina y tal vez, antes que el Estado, somos los hombres lo que deberíamos estar transformando la manera en la que nos desenvolvemos”.

La socióloga Alma Dulce también cree que los feminicidios deben ser considerados crímenes de Estado.

“El estado tienen una obligación con nosotras que no está cumpliendo. Tiene una gran responsabilidad jurídica para activar todos los protocolos. México, si recordamos, tienen una sanción ante las Cortes Internacionales por los casos de violencia contra las mujeres, los cuales obliga al país a activar toda una serie de mecanismos que garanticen el acceso de las mujeres a una vida libre de violencia”, dice.

Y señala que sí son crímenes de Estado puesto que estos mecanismos no se están poniendo en marcha. La prueba: las casi mil carpetas de investigación por feminicidios que las Fiscalías de las entidades registraron apenas el año pasado.

Los expertos coinciden en que el Estado es patriarca, y mantiene toda una estructura patriarcal construida históricamente por hombres.

Es por eso que tienen una responsabilidad para generar políticas públicas que permitan la prevención del feminicidio y de la violencia contra las mujeres.