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Con o sin pandemia, acosan a mujeres en el transporte público

Mujeres de diferentes edades ofrecen sus testimonios de que los hombres siguen acosando en el transporte público aún en época de pandemia

Escrito en HIDALGO el

PACHUCA.- Anahí fue retenida por más de 25 minutos por un taxista que le impedía descender del vehículo; Renata fue manoseada en la combi por un pasajero alcoholizado; mientras que Alondra fue acorralada en el asiento de un autobús por un hombre.

Las mujeres fueron acosadas antes y durante la pandemia mientras se dirigían o regresaban de la escuela, trabajo o citas médicas en el Tuzobús, urvans y transporte público del Valle del Mezquital, Tulancingo o camiones que parten de la central de autobuses de Pachuca con dirección a otras ciudades del país.

TRES EXPERIENCIAS

A sus 29 años, Anahí, quien se desempeña como chef, recuerda las tres ocasiones más aterradoras en las que padeció acoso en el transporte público.


La más reciente data de agosto de 2020, cuando un taxista de la zona metropolitana de Pachuca la llevó por un trayecto opuesto a su destino, entre calles solitarias, señal telefónica débil y con los seguros eléctricos del automóvil abajo.

"Cuando el señor comenzó a desviarse yo le dije: bájeme. Y él me decía: ´ahorita, ahorita te voy a bajar´. Yo trataba de abrir las puertas, para aventarme o algo, pero los vidrios eran eléctricos y estaban bloqueados, los seguros de las puertas los traía, lo que hice fue marcarle a mi hermano, lo puse en altavoz".

Anahí abordó el taxi sobre la carretera Ciudad Sahagún-Pachuca, cerca del Instituto Tecnológico Latinoamericano (ITLA) con dirección al bulevar Luis Donaldo Colosio, iba con dirección al Centro Hidalguense de Estudios Superiores (Cenhies).

Sin embargo, el taxista se dirigió en sentido opuesto, con dirección a la colonia Providencia, ubicada en Mineral de la Reforma; es decir, a unos nueve kilómetros del punto al que pretendía llegar la usuaria.

Había una parte donde estaba baldío y empecé a notar que la señal ya era menos (…) Así me trajo durante 25 minutos, dando vueltas, entré como en pánico y me dio un ataque de nervios porque me sentí como secuestrada, pero ya cuando el chofer vio que le había mandado la ubicación y avisado a mi hermano, como que la pensó y me bajó (…) el señor botó los seguros y quería cobrarme 50 pesos”.

La segunda de sus experiencias sucedió hace aproximadamente un año, cuando abordó una línea exprés del sistema masivo Tuzobús.

Subió en la estación Estadio Hidalgo, frente a la escuela Siglo XXI y con dirección al centro histórico de Pachuca, eran las 16:00 horas y el camión iba lleno.

En esa misma zona subió al Tuzobús un hombre de alrededor de 40 años, alto, con escaso cabello que usaba lentes, vestía short, tenis, calcetas deportivas y una maleta al costado.

De pronto el señor se mueve y yo sentí que su mano me la metió en medio de mis pompis, me metió la mano entre las piernas y por la parte de atrás. En ese momento te paralizas porque es una sensación horrible, de impotencia de que acaban de tocar tu cuerpo, es algo muy feo”.

Tras recriminarle la acción al agresor recibió insultos y nada de ayuda de los otros pasajeros, ni del conductor.

Le empecé a decir que era un pervertido, a veces como mujer te da más vergüenza a ti, yo me sentí así, me dio vergüenza de exponerlo ante las personas que estaban ahí. Me dio impotencia porque la gente de alrededor, no dice nada, solo se te quedan viendo y no dicen absolutamente nada, iban muchos hombres, iban muchas mujeres y nadie me ayudó”.

El último de los casos, fue en una combi del centro de Pachuca con dirección a Mineral de la Reforma, un adulto mayor le acarició las piernas mientras iba sentada, la reacción de Anahí fue levantarse del asiento y continuar con su trayecto de pie y aunque recriminó los actos, el señor se limitó a calificarla como “loca”.

Anahí, refirió que en ninguna de las tres ocasiones denunció, pues en el taxi, señaló que la invadió la necesidad de bajarse, preservar su vida, integridad y querer huir.

En el Tuzobús, porque el señor descendió del vehículo y no fue auxiliada por el conductor ni el policía que resguarda la estación. Mientras que la por vergüenza prefirió no proceder contra el adulto mayor que la tocó en la combi.

ACOSADA E INSULTADA

Renata Sánchez, de 22 años, es oriunda del municipio de Ixmiquilpan y usa el transporte para ir a la escuela y acudir a sus citas con el dentista. 

La primera vez que fue víctima de acoso en el transporte fue en una ruta que parte de su lugar de origen con dirección a Zimapán, en donde acude a revisiones odontológicas.

Llevaba tiempo transportándome en esta ruta (…) un día me quedé dormida, iba cansada, entre sueños yo sentí que me agarraron la pierna, como que me andaban sobando la pierna, hasta que me llegó a la entrepierna y me empezó a tocar con los dedos, me despierto y veo la mano de un señor tocándome”.

Renata recuerda que el hombre que la tocó tenía aproximadamente 50 años y aliento alcohólico.

A diferencia de los casos anteriores, los pasajeros la respaldaron, pero el chofer de la combi bajó al agresor para evitar que fuera golpeado, por lo que la joven ya no pudo realizar la denuncia.

Cuando me despierto lo primero que hago es darle una cachetada al señor, el señor iba en estado de ebriedad, y todavía me dijo que no, que estaba pendeja, que no me estaba tocando, yo le empecé a pegar porque me dio mucho coraje y me puse a llorar. Te quedas en shock, no sabes que hacer”.

Otra experiencia de acoso que vivió Renata fue en el traslado de Pachuca a Saltillo, Coahuila, donde estudia Ingeniería Agrónoma en Desarrollo Rural.

Durante el recorrido de casi 16 horas para llegar a Saltillo, otros pasajeros la han fotografiado, tocado y abrazado sin su consentimiento.

En una ocasión yo iba dormida, en esos días no había mucho pasaje, siempre me voy sentada en la ventana. Un hombre como de 22 años, en el asiento enfrente de mí, comenzó a tomarme fotos con el celular, pero en ese momento me desperté”.

ALONDRA, HACE FALTA EMPATÍA  

Alondra, de 21 años, es estudiante en la licenciatura de Ciencias Políticas y Administración Pública en Pachuca y usuaria de transporte público.

Entre sus experiencias, recuerda que en una ocasión que iba hacia Tulancingo a visitar a sus padres tuvo que bajar del autobús porque un hombre la intimidó.

Fue un viernes, iba en el autobús y se subió un señor, yo estaba sentada y me acorraló. Se puso enfrente de mí. Yo en ese momento pensé: ‘ya no me va a dejar salir’; pero después se volteó y se fue al asiento de atrás”.

Alondra decidió no continuar el trayecto y descendió del autobús sobre la carretera Pachuca-Tulancingo, a la altura de la Ciudad de Conocimiento.

En esos momentos sentí mucho miedo, creo que solo pensaba en bajarme del autobús. Cuando me bajé le hice una llamada a una de mis amigas para decirle lo que había pasado (…) si vemos alguna situación rara o extraña hay tratar de ayudarnos, hay que hacer algo por ser tantito empáticos por las otras personas”.

DEFENSA Y ACTIVISMO

La activista Pamela Eunice Álvarez Tovar creó un proyecto denominado “Mujeres tomando el transporte público” para analizar las agresiones en taxis, combis y unidades del sistema Tuzobús.

Mediante 500 encuestas aplicadas en los municipios de Pachuca, Mineral de la Reforma, Epazoyucan, Tizayuca y Zempoala, encontró que más de 400 personas fueron víctimas de acoso sexual en algún momento de su vida, que no se sienten seguras en sus traslados en el transporte público y les da miedo transportarse de noche.

Álvarez Tovar explicó que, entre los hallazgos del proyecto, también se encontró que cada unidad de transporte público tiene características, pues en el caso de los taxis es complicado descender del vehículo ante una situación de peligro.

Además, en estos automóviles hay interacción con los conductores, quienes en ocasiones intentan dialogar con las pasajeras.  

Cuando abordas un taxi, sobre todo de noche, los conductores hacen pláticas muy específicas que no le harían a un hombre, les preguntan a las pasajeras si están casadas, si van con el novio o qué les gusta hacer los fines de semana, preguntas que no las harían a los hombres”.

Mientras que en las combis y de acuerdo con la activista, es menos probable ser acosada por el chofer, pues son los pasajeros quienes durante los trayectos tocan a las mujeres.

En el caso del Tuzobús, refirió que la probabilidad de que un chofer acose es baja, porque los conductores tienen un espacio establecido para conducir que les impide tener contacto con las pasajeras.

Sin embargo, es a bordo de estas unidades donde más hay tocamientos, dijo. Incluso, el proyecto “Mujeres tomando el transporte público”, arroja que las estaciones del Tuzobús con mayor incidencia de acoso son aquellas cercanas a escuelas como el Tecnológico de Pachuca o las que se encuentran en Zona Plateada, Estadio Hidalgo o Prepa 1.

Aunque la incidencia también se ha reportado en las estaciones de Centro de Justicia y Juan C. Doria.

Adicional a las unidades vehiculares, Álvarez Tovar consideró que las bases del transporte convencional “son peligrosas”, especialmente las que rodean la Plaza Constitución, mercado Benito Juárez y Hospital General, todas localizadas en Pachuca.

Todas las bases son un punto peligroso para las mujeres porque justo como tienen que estar paradas esperando la unidad, es un momento propicio en el que las personas que están ahí, las miran, les hablen y las incomode”.

INICIATIVAS

A raíz de los hallazgos sobre acoso sexual, Pamela Eunice Álvarez Tovar, quien también es licenciada en Derecho con posgrado en la rama penal, planteó una iniciativa ciudadana denominada “Libres de acoso sexual” que actualmente está en análisis en el Congreso de Hidalgo.

La propuesta de Álvarez Tovar busca reformar el artículo 189 bis, así como adicionar los numerales 189 TER, 189 CUARTER del Código Penal para el Estado de Hidalgo.

Lo anterior implicaría ampliar la descripción del tipo penal de hostigamiento sexual, mayores penas cuando las agresiones involucren a menores, personas con discapacidad e integrantes de la comunidad LGBTTI+.

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En Hidalgo existen otras propuestas como la planteada el 8 de diciembre de 2020 por la legisladora María Luisa Pérez Perusquía y el diputado Armando Quintanar Trejo, para reformar la Ley de movilidad y transporte estatal en materia de seguridad con perspectiva de género.

Esto, para que en caso de actos de violencia contra de mujeres por parte de usuarios, concesionarios, permisionarios, conductores o empleados, la Secretaría de Movilidad y Transporte (Semot) denuncie los casos ante el Ministerio Público.


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