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Violencia de género

Las condiciones en las que viven las mujeres en nuestro país se están agravando. | Carla Humphrey

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Escrito en OPINIÓN el

Un desafortunado y lamentable ejemplo que vive nuestro país en relación con la violencia de género fue el secuestro y asesinato de la diputada local de Colima Francis Anel Bueno, quien desapareció desde el pasado 29 de abril y cuyo cuerpo apareció en una fosa clandestina el miércoles de esta semana.

La violencia de género está imparable en México, donde ya antes de la crisis sanitaria derivada del covid-19, de conformidad con ONU Mujeres, diez mujeres al día en nuestro país eran asesinadas por cuestiones de género. La violencia intrafamiliar ha aumentado de manera alarmante durante la pandemia y, aunque hay mecanismos para denunciarla como el 911, en los hechos las mujeres y sus hijos e hijas se encuentran confinadas con su agresor, ya que no se han habilitado espacios a los que las mujeres violentadas puedan acudir y en los que se encuentren protegidas tanto de sus agresores como del contagio del coronavirus.

La encrucijada para las mujeres en México durante la pandemia es decidir entre contraer el covid-19 o ser agredidas e incluso asesinadas por sus parejas, en virtud de que nuestro país no ha proporcionado a las mujeres de medidas que las protejan de ambas cosas, es decir, que salvaguarden su vida y su integridad. La opción que elijan podría llevarlas a la muerte.

Varios países en Europa y la Organización de las Naciones Unidad han alertado del importante crecimiento de la violencia intrafamiliar a nivel mundial durante la pandemia. México no es la excepción, sin embargo, en España, por ejemplo, se ha proporcionado espacios seguros para las mujeres violentadas, utilizado hoteles para resguardar a las mujeres agredidas y a sus hijos e hijas. La iniciativa privada también ha colaborado decididamente en la protección de las mujeres otorgando el uso gratuito de sus instalaciones, por ejemplo, las habitaciones de los hoteles, para que las mujeres puedan dejar sus hogares y la convivencia diaria y de 24 horas durante el confinamiento, y salvar sus vidas.

México debe evaluar las alertas y el resto de medidas implementadas para prevenir, erradicar y sancionar la violencia de género. Es claro que estos mecanismos están fallando y que las condiciones en las que viven las mujeres en nuestro país se están agravando. El problema no es reciente, durante décadas se ha visto con desdén y poca importancia la situación a la que tienen que enfrentarse las mujeres en nuestro país tanto en el espacio público como en el privado y que, tal como se evidenció en el video en el que un notario público que agrede a su mujer en la calle, debe pasar inadvertido cuando la mujer agredida tiene una relación personal con su agresor. A la vista de las personas que pasaban por el lugar, que la mujer fuera esposa de su agresor, era suficiente para ignorar la situación y no llamar a las autoridades para que impedir la agresión que estaba sufriendo esa mujer.

El cambio más importante, sin duda, es el cultural, pero es el que más tiempo toma en concretarse. Que las mujeres y los hombres nos veamos y respetemos como personas independientemente del sexo, es el punto crucial para lograr el cambio cultural. La igualdad sustantiva y la defensa de la vida e integridad de las personas debe ser el fin último del Estado.