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Romper el círculo

“El poder de infección de la corrupción es más letal que el de las pestes”: Augusto Roa

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Escrito en HIDALGO el

El vivir implica movimiento, movimiento a nivel interno y externo, es como si la vida nos montara dentro de un carrito de montaña rusa, a veces estamos muy felices y después de un tiempo volvemos a caer en problemas o tristezas.

El existencialismo postula que vivimos en constante devenir, así como en un péndulo o como un espiral transitando desde el nacimiento hasta nuestra muerte. Por lo que hay que aceptar nuestros procesos y aprender a vivir en angustia.

Cuando ignoramos que vamos en espiral nuestra forma de actuar es reactiva o llevándonos de manera automática frente a las situaciones que nos presenta la vida, repitiendo patrones, actuando como lo hemos aprendido antes, dando la respuesta esperada por el o los otros. Hasta consolidar dichos o creencias sociales como “El que tranza no avanza” “para qué hago las cosas diferentes eso no cambia nada”.

Dice el novelista paraguayo Augusto Roa Bastos: “El poder de infección de la corrupción es más letal que el de las pestes”. Y es que si México es un país corrupto es porque la sociedad que lo conforma lo es.

En el Índice de Capacidad para Combatir la Corrupción 2021, organizado por la Americas Society, Council of the Americas y Control Risks, el cual juzga la capacidad de los países latinoamericanos para detectar, sancionar y prevenir la corrupción, los resultados son preocupantes.

Este mecanismo clasifica a los países en función de la eficacia con la que son capaces de combatir la corrupción. Según los resultados arrojados, México obtuvo una puntuación de 4.65, donde diez representa la mayor probabilidad de que los actores corruptos sean procesados y castigados. Esto coloca a nuestro país en el lugar 11 de los 15 países evaluados.

La corrupción “no es solo de un gobierno o instituciones, es algo que heredamos”. Estas fueron las palabras del doctor Sepúlveda, la corrupción inicia como “un comportamiento cultural, la cultura siendo un sistema de normas no escritas”.

Somos seres arrojados en el mundo, la sociedad puede influir a nuestra forma de construirnos, pero ¿qué pasaría si decidimos actuar diferente de lo que comúnmente se espera? Si tomamos en nuestras manos el poder de elegir devolver el celular que te encontraste, el separar el PET para depositarlo en una recicladora, dejar de pegarle a tu hijo y empezar a hablar y a explicarle.

Como éstas hay un sinfín de actitudes y de acciones que en la repetición durante el tiempo sostiene injusticias y problemáticas tanto a nivel personal hasta a nivel social. Pero todo, se sostiene y surge en la insignificante elección que tienes en tu vida cotidiana y rutinaria. Sí, una acción insignificante pero que sí importa. Si importa la elección que tomas, dejemos de pensar que “no pasa nada” o “no importa” o “para qué”, porque tu acción tendrá una reacción y afecta a otros, importa porque habla de quién eres, y pasa porque la elección que hagas va definiendo el futuro a donde llegarás.

Las elecciones cotidianas hablan de un cambio de cultura de conciencia que vale la pena transitar por esa vía porque rompen el ciclo generacional, es decir que si dejas de ser violento con tu hijo como lo hicieron tus padres, tú le estas dando otra posibilidad de ser a tu hijo y él ya no será violento con su hijo.

Acciones simples como ya no guardar silencio, es así como se rompe con malas costumbres o ideas que más que definirnos como una sociedad o persona valiosa, mantiene la corrupción, injusticia y violencia con la que en México se lucha.

Quienes somos no lo define nuestra preparación, sentimientos o valores, más bien son las acciones y manifestaciones en lo físico, en la sociedad, relacionados con el/la/lo otro lo que muestra lo que realmente somos. ¿Qué vía fomentas con tus acciones? ¿Cómo te vives relacionado al/lo otro? ¿Qué idea o costumbre generacional familiar, costumbre social, actitud laboral te gustaría cambiar?

Empecemos y continuemos rompiendo el círculo para transitar por otros procesos que estén alineados al bienestar, a regirnos por nuevos dichos y creencia como la que decía William Shakespare: “Ningún legado es tan rico como la honestidad”. Y tú ¿Qué haces para romper el círculo?