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Repensar el modelo de votación

El proceso del ejercicio del voto lleva varios procesos. | Fernando Díaz Naranjo

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Escrito en OPINIÓN el

En un ejercicio histórico y ante la vorágine tecnológica en la que nos encontramos, vale la pena hacer un simple ejercicio de memoria sobre las elecciones y su transcurrir de los años.  Para ello, me parece que un solo ejemplo basta para ver nuestro proceso de evolución: el ejercicio del voto de las y los electores.

¿Quién no recuerda a Francisco I. Madero ejerciendo su derecho al voto? Hay imágenes en donde se registra votando con una papeleta electoral, hoy boleta electoral, depositándolo en una caja a través de una ranura para que el mismo fuera contabilizado en su oportunidad.

Hoy, a pesar de los avances tecnológicos que a lo largo de más de 100 años se han generado, poco ha cambiado este modelo.  En las elecciones locales y federales, salvo que, en algunos casos sobre todo a nivel local en donde se han instrumentado en una muy pequeña proporción instrumentos electrónicos para recoger la votación, el esquema del voto se basa en que la ciudadanía, inscrita en el listado nominal de electores y que cuente con su credencial de elector, previa identificación ante un funcionario de casilla, vote a través de una boleta electoral y la deposite en la urna el mismo.

Este esquema lleva implícito un alto costo para la realización de las elecciones que incluye, entre otros aspectos los siguientes:

· Impresión de las boletas electorales por tipo de elección, esto significa para el 100% de electores, es decir, más de 90 millones de boletas que deben multiplicarse por tantos cargos de elección popular en disputa, ya sean federales o locales.

· Impresión de documentación auxiliar y de diversas actas para registrar los incidentes que, en su caso se presenten, así como para asentar los cómputos respectivos;

· Fabricación de urnas y mamparas para el ejercicio del voto;

· Traslado de toda la documentación y materiales electorales por todo el país, etc.

Estos ejercicios por supuesto son muy costosos y tienen, además, diversas complejidades como lo es el cómputo de las elecciones ya que su procesamiento implica contar cada voto, en cada casilla instalada y determinar la elección a la que corresponda; de aquí, se turna a los Consejos Distritales para el cómputo respectivo que, de acuerdo con la mayoría de las legislaciones electorales, inician el miércoles siguiente al día en que se celebró la jornada electoral. 

Como podemos observar, el proceso del ejercicio del voto lleva varios procesos que, ante los avances en la tecnología en múltiples campos de nuestro acontecer, es importante valorar.

Un proceso que el Instituto Nacional Electoral ha realizado con éxito es la implementación del voto por internet para que las y los mexicanos residentes en el extranjero voten por diversos cargos de elección popular desde el país en donde residen, lo que facilita su participación y maximiza su derecho al sufragio. A partir de 2021 en que implementó este esquema a nivel federal y local (siempre y cuando las legislaciones locales lo consideren) los resultados han sido satisfactorios.

Bajo este contexto, me parece que este mismo proceso podría seguirse a nivel nacional para que no solamente las y los mexicanos que residen en el extranjero puedan utilizar este sistema, sino también para los que vivimos en el interior de la República. Este nuevo esquema de votación permitiría a la ciudadanía votar desde una computadora fija, una laptop o simplemente desde su teléfono móvil.

Por supuesto, la implementación de este sistema de votación tendría que ser gradual, pero una vez que se logre instrumentar se tendrían varios beneficios tales como un ahorro importante de recursos al disminuir las estructuras de los institutos electorales; ahorro en los programas de resultados electorales preliminares, toda vez que el cómputo prácticamente se materializaría en tiempo real, dejando a salvo, por supuesto, los derechos a los actores políticos que, en su caso, quieran interponer algún medio de impugnación; integración de la fotografía de las y los candidatos de manera virtual, entre muchos otros más.

Vale la pena reflexionarlo y que, en su oportunidad, lo analicen las y los legisladores.