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Para el IMSS 18 centavos

Fortalecer al IMSS y al resto de las instituciones de seguridad social es una obligación histórica que no se puede eludir. | Manuel Fuentes

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Escrito en OPINIÓN el

La propuesta que ha hecho la Secretaría de Hacienda para dotar al Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS) de 910 mil 587 millones, 730 mil, 724 pesos para el año de 2021, representa un raquítico 8.35% superior al presupuesto otorgado en 2020. 

El aumento previsto es injustificable ante los crecientes requerimientos que ha generado la pandemia y las grandes carencias que arrastra por los abandonos en los años anteriores.

Tan sólo al mes de septiembre de 2020 el número de enfermedades respiratorias atendidas alcanzaba un 548% superior al previsto para este periodo. Fueron 1 millón, 168 mil 867 pacientes atendidos contra los 213 mil 054 casos previstos.

La desproporción del presupuesto que se otorga al IMSS es como el aquel menesteroso que pide al menos un peso para un bocado (que no alcanza ni para eso) y le dan 18 monedas de a un centavo (de esos que ya no existen). Ni para una pastilla.

A pesar de la falta de recursos presupuestales le asignaron la atención de la población no derechohabiente para atender la pandemia del covid-19.

Las carencias han alcanzado a los propios trabajadores de la salud que han demandado constantemente equipos y materiales de protección sin tener mucho éxito. Ellos han tenido que proveerse por sí mismos o hasta con el apoyo de su organización sindical (Sindicato Nacional de Trabajadores del Seguro Social) que ha tenido que sustituir las obligaciones del patrón.

Las consecuencias no se han hecho esperar, de acuerdo con datos de la propia Secretaría de Salud más de 100 mil trabajadores de la salud se han contagiado y cerca de un millar ha fallecido por esa causa.

El presupuesto previsto para el sector salud en 2021 representa un 2.5% en relación con el Producto Interno Bruto (PIB), muy por debajo del recomendado por la Organización Mundial de la Salud que considera al menos un 6%, países de América Latina como Chile disponen de un 5.4% en relación con el PIB y Costa Rica de un 5.5%.

Los mayores rezagos son los derechohabientes que antes de la pandemia recibían una atención deficiente, algunos con tiempos de espera de 8 hasta 12 meses. ¿Se le puede llamar Seguridad Social o seguridad para morirte? 

Ahora se conocen innumerables casos de derechohabientes que no tienen espacio para ser atendidos por enfermedades, o riesgos profesionales o no profesionales. Las farmacias del doctor Simi, o médicos de barrios proletarios se han convertido en una salida desesperada para millones de trabajadores ante la crisis de la Seguridad Social que se padece en México. La atención herbolaria de remedios de antaño o compra de medicamentos que regalan parientes de fechas caducas es lo común de estos días.

Los menos, pagan médicos privados y surten sus propias recetas ante la tardanza de ser atendidos en las clínicas de seguridad social “a que tienen derecho”. Es una burla la desatención gubernamental para responder a sus obligaciones.

Esperar medicamentos de las instituciones de salud, es formarse en filas indignantes para recibir unas cuantas pastillas para mitigar el dolor o desinflamantes que no curan la enfermedad, para las otras hay que formarse en otra fila a ver si llegaron.

Los accidentes y enfermedades que sufren los trabajadores se relatan aparte. Si en estos tiempos un trabajador sufre un percance que lo inhabilita, el patrón hace lo imposible para que no se atienda en el Instituto Mexicano del Seguro Social. Realizando todo para que un médico privado lo atienda, y así borrar en lo posible que se trata de un accidente de trabajo.

Aprovechando la crisis que vive el IMSS y para evitar que en la estadística se registre una mayor incidencia laboral con mayores costos para el patrón, se les manda con un galeno que le llaman el “mientras tanto”. Con desinflamantes y analgésicos los va atendiendo hasta que después es demasiado tarde para que se le considere como riesgo de trabajo.

Varios de los servicios que atiende el IMSS los hace a través de empresas privadas, que en el medio se le llaman outsourcing (esas de las que dicen en las alturas van a desaparecer) desvirtuando el sentido de la seguridad social y afectando el mejor instrumento de los trabajadores y su familia.

Fortalecer al IMSS y al resto de las instituciones de seguridad social no es con una limosna de 18 centavos, es una obligación histórica que no se puede eludir. Son tiempos de prioridades.