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¿Pa cuánto te alcanza?

Vivir a un ritmo acelerado aumenta el riesgo de distintas enfermedades como problemas cardíacos y de generar un estado de estrés crónico | Alejandra Landa

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Escrito en HIDALGO el

El tiempo avanza y ya estamos en abril. Los días ya no alcanzan para realizar todas las actividades que deseas, la sociedad es tan exigente que no te da tiempo de parar, vamos con prisas para lograr objetivos, para convertirnos en lo que deseamos, para ganarnos un sueldo o llevar de comer a casa.

Hoy en día tienes que buscarte un empleo y, además, un producto para vender si es que quieres salir adelante, y el tiempo no alcanza para ponerte en pausa y mirar el cielo. Hoy me senté en la orilla de la cama de mi hijo mientras dormía y me pregunté: ¿Qué estás haciendo hoy para ofrecerle un mejor futuro? ¿Qué futuro le espera? ¿Lo que hoy le enseño le será de utilidad? ¿Ya tiene 6 y tú qué has construido que le de respaldo en un futuro?

Apenas uno logra enfrentar una dificultad cuando surge la otra. El sol no se detiene en su trayecto y tú entretenido en lo cotidiano no te deja percibir el avanzar del tiempo, de los años. Apenas y logro cumplir con las tareas cotidianas porque el cansancio se apodera de ti cuando llegas a casa.

Socialmente buscamos el desarrollo, pero ¿desarrollo hacia dónde? Se implementa sistemas que hacen las cosas más rápidas, mega puentes, software rápido, suplementos alimenticios, apps de respuesta automática, buscamos una pronta respuesta, un crecimiento acelerado. Al querer más, al desear más, al ser más… más, más, más. Y para todo ello ¿puedes disfrutar lo que es? Poder disfrutar un día, saborear tu comida, platicar con tus compañeros del trabajo, mandar un mensaje a un familiar distante, permitirte tener tiempo para tu pareja. Ese parar y disfrutar es el costo que pagamos al querer más y te pregunto ¿Qué es más importante? ¿La meta o el camino?

Vivir a un ritmo acelerado aumenta el riesgo de distintas enfermedades como problemas cardíacos, de generar un estado de estrés crónico que puede gatillar múltiples enfermedades tanto mentales como físicas.

El día a día está comprometido con el ritmo de vida capitalista, un sistema preocupado y acelerado por la productividad, eficacia y por el crecimiento económico que termina condicionando todas las actividades, actitudes y relaciones.

Personalmente, la idea de una pareja no es posible para mí, por mi ritmo de vida; la idea de ponerme a ver la TV tampoco, porque si no vendo algo además de trabajar, no me alcanza y jugar con mi niño es un privilegio que procuro darme cada día.

El aceleramiento que vivimos ya está en todo, desde el mundo laboral, la industria, los desarrollos tecnológicos, la política y la economía que nos llevan a desarrollarnos en una actitud desinteresada frente al otro, sin encuentros frente al otro, ya el razonamiento evita la crítica fomentando la aceptación premeditada y fomenta las personas calculadoras.

Ya lo que buscamos son respuestas rápidas, al buscar en google o, mejor aún, el tiempo apenas nos alcanza para ver un video en Youtube donde encontramos un mar de información dando solución a nuestros traumas existenciales, sin alcanzarnos el tiempo para vivir la experiencia de una terapia o un taller.

La economía y el consumismo mete el acelerador social: sube los precios, te dice que lo que eres no es suficiente, te enrolla en deseos innecesarios, te ofrece soluciones rápidas. Me parece asombroso que el kilo de tortilla que costaba $7 en el 2020 hoy en día sea de $20 ¡¿Qué nos espera en el 2023?! Y lo peor de todo es que nadie, ninguno de nosotros dice nada.

La sociedad mexicana es una sociedad sin visión, que no nos alcanza pensar en generaciones futuras, que dice ser muy chingona en el ingenio para encontrar la vía rápida pero no para pensar en formas de organizarnos para encontrar soluciones a largo plazo. El corazón no nos alcanza con una cultura que “Mientras no me afecte a mi” o un “Eso no me corresponde”. No se trata de hacernos guaje sino de hacernos responsables porque depende de todos que la economía mejore, que el agua nos alcance, que el planeta perdure, que el crimen disminuya, que nuestros hijos e hijas gocen de los beneficios que hoy tenemos y que su calidad de vida sea mejor.

Neta, ¿Esto lo seguiremos sosteniendo? ¿De esto se trata vivir? De vivir atrapado en lo que se dicta. ¿Pa´ cuánto nos alanzara la vida? ¿Pa´ cuánto te alcanza el día? ¿Pa cuánto alcanza tu economía? ¿Pa´ cuanto te alcanza tu visión?