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NY toma liderazgo en el combate al calentamiento global

En un país encabezado por un presidente que niega el cambio climático, el alcalde de NY ha asumido desde ya el liderazgo del combate al calentamiento global

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Escrito en OPINIÓN el

La semana pasada, Bill de Blasio, Alcalde de la Ciudad de Nueva York, anunció que retirará los fondos de pensiones de la ciudad de sus inversiones en empresas petroleras.

¿Cuál es la dimensión global de esta importante decisión?


El cambio climático es un fenómeno que, a pesar de décadas de advertencia, comienza a afectarnos aceleradamente. El debate ya no es si tiene un origen antropogénico (causado por el hombre) o no, pues esto ha quedado suficientemente demostrado hace tres décadas, cuando fue reconocido oficialmente por la ONU creando el Panel Intergubernamental de Cambio Climático; los científicos y tomadores de decisiones actualmente analizan el ritmo en que el calentamiento global se presenta, el cálculo de sus impactos y la forma como las comunidades deben prepararse para enfrentarlo.

De acuerdo con el Reporte 2017 del Carbon Majors Database.  

las 100 empresas petroleras más grandes del mundo han producido el 71% de las emisiones de gases de efecto invernadero (GEI) desde 1988 a la fecha. La dependencia de la economía global en el uso de combustibles fósiles no permite la eliminación inmediata de su consumo, pero sí demanda acciones urgentes para transitar hacia una economía basada en energías renovables y en la eficiencia energética, en un muy corto periodo de tiempo (hacia 2050). La relevancia del Acuerdo de París firmado en 2015 radica precisamente en el compromiso de los países de ejecutar acciones encaminadas a reducir drásticamente sus emisiones de gases de efecto invernadero.

Desinversión


Desde 2011 diferentes grupos estudiantiles en universidades de los Estados Unidos comenzaron una campaña para exigir a las administraciones universitarias retirar sus inversiones en fondos de compañías petroleras. Esta demanda denominada de “desinversión” ha sido retomada por una gran coalición internacional de activistas (como la organización www.350.org como medida para disminuir la cantidad de petróleo a extraer y desacelerar la velocidad de su combustión. A la fecha, más de 700 instituciones y 60,000 personas alrededor del mundo se han comprometido con esta campaña que ha logrado retirar más de $5 trillones de dólares de inversiones en empresas petroleras en tan solo cinco años. Pero este movimiento ha logrado ir más allá de convencer a los políticamente correctos. La ONU, algunos grandes fondos gubernamentales como los de Noruega y ahora las ciudades, están tomando en serio esta propuesta.

Proponer un impuesto al carbono es absolutamente insuficiente y simplista, no solamente para este tipo de desafíos, sino para otros importantes retos que enfrenta el planeta ante el consumo de productos indeseables y tóxicos. La complejidad del problema implica una respuesta también compleja, y la actuación directa de los consumidores e inversionistas. Desplazar los combustibles fósiles de los procesos productivos y del transporte no es solo una responsabilidad de los gobiernos nacionales, que tardaron demasiado tiempo en conseguir un acuerdo global. Este cambio requiere de señales y decisiones drásticas en el aquí y en el ahora, que rebasan por mucho las deliberaciones ideológicas entre la izquierda y la derecha.

Incluso en una sociedad altamente capitalista, en un país encabezado por un presidente que niega el cambio climático, el alcalde de la Gran Manzana ha asumido desde ya el liderazgo del combate al calentamiento global a nivel local.  

La ciudad desinvertirá $5 billones de dólares en los siguientes cinco años (equivalentes a casi tres veces el presupuesto de la Secretaría del Medio Ambiente y Recursos Naturales para 2018), y reconducirá su portafolio de $196 billones de dólares a otras empresas que no contribuyan al calentamiento global. Esta no es una decisión menor, pues Nueva York no solamente tiene uno de los fondos de capital más grandes del mundo, sino que además su decisión va a contracorriente de la administración federal de los Estados Unidos que, como sabemos, se encuentra desmantelando las políticas de mitigación de gases de efecto invernadero.

Una ciudad amenazada por el cambio climático


Por estar en la línea costera, Nueva York es una de las megaciudades más amenazadas por el cambio climático. Sus condiciones geográficas la colocan en alto riesgo ante la elevación del nivel del mar o el aumento de la potencia de los huracanes. El Huracán Sandy en octubre de 2012 causó 43 muertes, la evacuación de 6,500 pacientes de hospitales, la inundación de 90,000 edificios, y la afectación a 11 millones de turistas, dejando tras de sí una pérdida total por daños de $19 billones de dólares. Este fenómeno inusual puso en guardia a las autoridades locales, que ocho meses después, en junio de 2013, dieron a conocer la Iniciativa Especial de Reconstrucción Resiliencia de la ciudad . Para el año 2015, la ciudad había invertido ya $20 billones de dólares en el reforzamiento de su zona costera. El plan fue retomado por la administración actual, y en abril pasado publicaron los Lineamientos para la Resiliencia de la ciudad, que incluyen una amplia campaña de inspección, comunicación y adecuación de la infraestructura de la ciudad para soportar futuros impactos de estos riesgos hidrometeorológicos. La estrategia incluye el rediseño de las instalaciones de la ciudad, limitar el efecto de isla de calor urbano, aumentar la capacidad de desalojo de agua en caso de precipitaciones extremas, y un blindaje de los activos para protección ante las proyecciones climáticas futuras.

NY demandará a las grandes petroleras


Todos estos estudios, las obras de infraestructura y la preparación de la ciudad ante las afectaciones del cambio climático requieren inversiones muy importantes que no deben ser asumidas únicamente por el sector público, pues en gran medida responden a los impactos de negocios y decisiones privadas. Por ello, la determinación del Alcalde de Blasio de “descarbonizar” su portafolio, estuvo acompañada de un anuncio todavía más ambicioso: Nueva York demandará legalmente ante la corte de los Estados Unidos a las cinco empresas petroleras más grandes (British Petroleum, Exxon Mobil, Chevron, Shell y Conoco Phillips) por su contribución al calentamiento global, con el objetivo de que estas compañías aporten recursos financieros que ayuden a la ciudad a adaptarse a las nuevas condiciones climáticas.

Hay mucho que aprender de esta iniciativa de vanguardia, y también muchas preguntas que hacernos en México de cara a la elección de 2018: ¿cómo manejan los gobiernos locales sus inversiones? ¿De qué manera se están preparando las ciudades vulnerables para enfrentar el calentamiento global? ¿Qué continuidad tienen los planes y programas ambientales de los estados y municipios? ¿Quién y cómo se financiará la adaptación de las comunidades al cambio climático en México?

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@marthadelgado | @OpinionLSR | @lasillarota