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Ni a cuál irle: elecciones 2021

A días de que se lleven a cabo los comicios pensaba sobre lo poco que ofrecen los rancios partidos políticos (aún con cara de nuevos) | Diana Avilés Quezada

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Escrito en HIDALGO el

Hace unas semanas escribí sobre el proceso electoral de este año, en ese tiempo esperaba (inocentemente) que nos sorprendieran y ver caras frescas, nuevas ideas, inclusión de personas más comprometidas con los derechos humanos y con las poblaciones más olvidadas, pero no fue así, todo lo contrario, estas elecciones son una mala broma en un país que requiere cambios estructurales y personas comprometidas y capaces a la altura de los problemas que se viven.  

A unos cuantos días de que se lleven a cabo los comicios pensaba sobre lo poco que ofrecen los rancios partidos políticos (aún con cara de nuevos), entre chapulines, personajes miembros de las familias de siempre, actores, actrices, deportistas, youtubers, violentadores, conservadores, personas antiderechos y un largo etcétera, ni a cuál irle. Esto cada día se parece más a un circo (sin ofender a quien dignamente se gana la vida de esta manera); mismas caras, mismos discursos vacíos, mismas promesas que no se cumplirán, todo ello con un cinismo que me parece insultante.

Tan poco importa la ciudadanía y las problemáticas reales de este país que, desde los perfiles, las propuestas y hasta las estrategias de campaña son ofensivas y evidencian los intereses personales que les motivan. Aunque debo reconocer que no puedo generalizar, sí hay un grupo amplio que está cansado de lo mismo de siempre; en días anteriores pregunté en mis redes sociales las apreciaciones del proceso actual y entre las respuestas que encontré destaco las siguientes: ridículo, asco, ignorantes, oportunistas, carroñeros, chapulines y un largo etcétera en el mismo sentido.

Lamentable es la situación de este país; sin embargo, no pierdo la esperanza y no dejo de participar en espacios que buscan cambiarla, creo firmemente que como ha sucedido en otros países y en algunas comunidades que resisten dignamente, algún día (espero no muy lejano) algo pasará y significará un cambio.

Por otro lado, participaré como presidenta de casilla, experiencia que sin duda me es interesante y debo decir lo siguiente: que no me convenzan, que esté cansada de votar por el menos peor y que tenga la certeza de la urgencia de un cambio estructural, no quiere decir que no estoy dispuesta a ejercer mi derecho a la participación y hago un llamado a que también lo ejerzan, incluso para anular su voto si les parece pertinente, recuerden que estos derechos son el resultado de la lucha de las mujeres en este país y en el mundo.