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México, el país de las deudas históricas

El escenario público se ha convertido en el de las discriminaciones disfrazadas, donde el discurso solo es en la presentación | José Antonio Camacho

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Escrito en HIDALGO el

Antes de comenzar, quiero revelar que las presentes líneas están basadas en mi opinión y que son pocos los datos comprobables que traigo a referencia.

Hace apenas algunos días se conmemoró otro día más de los tantos conmemorados y a conmemorarse “Día Internacional de los Pueblos Indígenas”, y los perfiles, páginas publicaciones de redes sociales y medios impresos se llenaron de textos alusivos a tal día. Varias personas académicas, funcionarias públicas, de la vida política, líderes partidistas, y progresistas y muchos colados nos sumamos a esta moda de publicar reconociendo la necesidad de adoptar una democracia inclusiva, donde todos y todas seamos iguales ante la ley y en la realidad.

A algunas personas les nace desde el corazón hacer estas publicaciones y respaldan sus palabras con cada una de las acciones que han realizado en su vida, algunas más lo hacen por imitación o simplemente por seguir la moda de escribir sobre lo políticamente correcto, algunas no creo que sepan para que lo hacen.

Pero pasado el día, ese compromiso asumido en el discurso se desvanece y desaparece del escenario mediático, pero pareciera también evaporarse de la agenda de las autoridades e instituciones públicas.

El escenario público se ha convertido en el país de las discriminaciones disfrazadas, en un Estado teatral, donde el discurso en favor de los grupos discriminados históricamente solo es en la presentación que se hace en el escenario que se muestra al público y del cual se esperan ovaciones y aplausos, para después, tal actores de teatro, nos retiramos (sí dije nos) de nuestro papel y se continua con lo que la verdadera agenda pública marca y en la cual no se encuentran estos grupos discriminados, por lo menos como prioridad.

Algo común en cada uno de estos discursos teatrales es la utilización de una frase que se ha vuelto el estandarte y que permite dar mayor elocuencia al mensaje, mayor credibilidad y compromiso. “México tiene una deuda histórica” para referirse a la persona indígenas, o a las personas con discapacidad o a las personas afromexicanas y a otros grupos más, pero esa frase se ha venido usando desde hace ya varios años. El Estado Mexicano ha reconocido la deuda histórica o bien lo han obligado a reconocerla, pero como el mejor de los estafadores aplica también la frase “debo no niego, pago no quiero”.

LA ESTRATEGIA DEL NO PAGO

México ha aprendido a no pagar o pagar en abonos pequeños su deuda histórica con los grupos discriminados, como el mejor de los deudores ha sabido establecer una estrategia que le permita no pagar o bien pagar cómodamente,  digamos que si es el supuesto que el acreedor no se acerque a cobrarle, pues simplemente no paga y entiende que si el que tiene derecho a exigir el pago no se ha acercado es porque no necesita el pago, aun cuando en este caso el pago no es más que los derechos humanos de las personas discriminadas, pero astutamente el Estado hace valer otra frase: “si le interesa, que venga”, es decir si tanto quiere sus derechos humanos pues que los reclame, sino lo hace es que entonces no le son tan necesarios.

LA ESTRATEGIA DEL DEUDOR OFENDIDO

Pero, si llegara a darse el caso que las personas de grupos discriminados tomaren el atrevimiento de reclamar el pago, la primera respuesta del Estado Mexicano es la molestia, se siente ofendido, agraviado, ¿cómo es posible que se atrevan a reclamar de esas formas? ¿Por qué no respetan las formas políticas? Y sentencia con frases como: “la forma es el fondo”, “deben entender la institucionalidad”, “si no llegan de buena manera, es muy difícil que avancemos”, “así no van a lograr nada”, “los están manipulando con fines políticos” entre otras más. Para finalmente en un acto de bondad el Estado decide disculpar y perdonar a quien le está reclamando el pago de la deuda histórica y tal vez considerar la posibilidad de abonarle algo.

LA ESTRATEGIA DEL REGATEO Y LOS ABONOS CHIQUITOS

Sin embargo, de darse el caso que tenga que asumir el pago, entonces las autoridades del Estado tienen una estrategia más: el regateo, práctica tan arraigada en los mexicanos que nos permite disminuir el costo real de algo, por el simple hecho de saber que somos mejores y ganamos, así, entonces plantea a sus acreedores que si les pagará, pero que deben ser compresivos, que es imposible que de pronto y tan rápido se les entreguen todos sus derechos, que sean pacientes, que si les permitirán gozar de sus derechos humanos, pero con calma, que deben ser administrados, y es que creo que es una actitud muy noble de las autoridades (sarcasmo) preocuparse por los grupos discriminados, y es que en verdad nunca se les ha permitido el goce de sus derechos de manera plena y ahora se les permite de un solo acto, puede hasta hacerles mal, no vaya a ser que hasta no sepan qué hacer con ellos, por lo que en un acto de responsabilidad gubernamental (sarcasmo) les proponen:

“No podemos pagarles toda la deuda histórica, te pagaremos un poco menos, en lugar de darte todo el derecho solo te daremos hasta aquí, porque si no se desestabiliza el Estado” , y de esta manera, además de bajar el valor real del pago, también aplica la clásica forma de abonos chiquitos, de tal suerte que el Estado Mexicano no solo paga menos, sino que además lo paga en pequeñas cantidades y conforme va queriendo.

CONCLUSIÓN

El caso del Estado deudor, moroso y hasta estafador, toma relevancia en los últimos días en los que ya inició de manera formal el Proceso Electoral Federal concurrente con el local 2020-2021, pues entre la deuda histórica del Estado Mexicano se encuentra el garantizar que las personas de comunidades indígenas, personas con discapacidad, jóvenes y otros tantos más accedan al ejercicio pleno de los derechos políticos de votar y ser votado, en condiciones de igualdad sustantiva, no solo formal.

Pero, además, existen sendas resoluciones judiciales que obligan a los Congresos Locales, a las autoridades electorales (INE-Institutos Electorales Locales) y a los mismos gobiernos locales a legislar, adoptar e implementar medidas que aseguren la tutela efectiva de los derechos de participación y representación política. No obstante, las autoridades en general y con pocas excepciones han esgrimido un sinfín de argucias legales, administrativas, que aunado a la pandemia covid-19 les han permitido simplemente no dar cumplimiento al pago de la deuda histórica y que las mismas sentencias ordenan.

CONGRESO OMISO

Para ejemplificar algunos casos en que la deuda histórica seguirá sin pagarse, es el caso de Hidalgo, donde Congreso ha sido omiso en realizar la consulta a las comunidades indígenas que ordenó la Suprema Corte de Justicia de la Nación, por lo que los derechos de los pueblos indígenas para ser consultados, quedarán suspendidos en cuanto a su cumplimiento y la deuda histórica se postergará tal vez para el 2022 o para el 2024.

Situación similar viven otras entidades federativas, como es el caso de Guerrero donde la legislatura escudándose en la pandemia no cumplió una sentencia que deviene del 2018 y de igual forma aprobó la reforma electoral indígena sin haber realizado la consulta a los pueblos de esa entidad.

Otro más, es el caso del INE, donde a pesar de tener conocimiento de la obligación de realizar trabajos de consulta, previamente a la adopción de acciones afirmativas, emitió un oficio (INE/DEPPP/DE/6778/2020 facilitado por el activista Arturo Copca) en el que en resumen manifiesta que no se realizará consulta a pueblos indígenas por motivo de la pandemia, lo cual es relativamente comprensible, lo preocupante en este caso, es la omisión de explicar si existirán algunos mecanismo o herramientas que se encaminen a garantizar el derecho de consulta.

En el caso de las personas con discapacidad, tanto Hidalgo como Nuevo León han sido omisos y oscuros de dar cumplimiento a las sentencias que les ordenaron reformar sus leyes electorales para garantizar las candidaturas de este sector, y que implicaba fuera para el proceso 2021, por lo que será otra elección más de postergación e incumplimiento de pago a la deuda histórica.

Se podrían mencionar otros cuantos ejemplos más, sin embargo, serían muchas las líneas que esto llevaría.

Lo importante, es que siempre habrá una fecha más, un discurso más, una campaña política más, o un momento para conmemorar y repetir “…México tiene una deuda histórica con…”.