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Las hidalguenses abortamos

Aunque no soy ajena al tema y he trabajado por los derechos de mujeres, no me había tocado reflexionar desde la posición de quien decide abortar | Diana Avilés

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Escrito en HIDALGO el

He estado pensando cómo compartirles lo siguiente, sobre todo porque quizás habrá quien me señale, incluidas personas conocidas y familiares; sin embargo, tengo muy claras mis convicciones y mis decisiones. Hace algunos días decidí interrumpir un embarazo de pocas semanas (afortunadamente el aborto por decisión es legal en Ciudad de México durante el primer trimestre); y esto me llevó a repensar las distintas vivencias que tenemos las mujeres que decidimos o que necesitamos abortar.

Aunque no soy ajena al tema y tengo varios años trabajando por los derechos de las niñas, adolescentes y mujeres, incluidos los derechos sexuales y derechos reproductivos, no me había tocado reflexionar desde la posición de quien decide realizarse un aborto y cuenta con la información, una red de apoyo incondicional y las posibilidades económicas para realizarlo.

Pero, ¿qué pasa con aquellas niñas, adolescentes y mujeres que no cuentan con las mismas condiciones? Que difícil debe ser para una mujer estar en casa de su familia sin poder decirle a nadie lo qué está viviendo, o quizás una mujer que ya no quiere tener hijos por condiciones económicas, de salud o por decisión, o quizás aquella estudiante que en este momento no puede continuar con el embarazo para seguir recibiendo apoyo familiar y seguir con su formación profesional, o con aquellas que tienen una diversidad de condiciones como mujeres distintas que somos. Pero sobre todo me preguntaba, ¿qué tienen en la cabeza aquellos que señalan sin un poco de empatía a quienes deciden o necesitan acceder a un aborto?

Nos falta mucha empatía como sociedad, sin embargo, avanzamos cuando hablamos abiertamente de la sexualidad, incluido el aborto, cuando nos informamos y generamos acciones para visibilizar esta práctica que no es nueva y que está presente en nuestra cotidianidad.

Muy seguramente alguien de nuestra familia o mujeres cercanas lo han realizado o lo están realizando ahora y lo que necesitan es nuestra comprensión, cariño, compañía y respeto.

Todas las mujeres tenemos derecho a acceder a servicios de salud gratuitos y de calidad. Como ya decían las compañeras feministas hace algunos años y sigue vigente, no deben existir ciudadanas de primera, ni de segunda, mucho menos de tercera. Por eso la lucha por el acceso al aborto legal, seguro y gratuito para todo México. Para que algún día, todas las mujeres puedan decidir sobre la maternidad y sobre sus cuerpos, sin temor a ser señaladas y marginadas.

¡Y no nos cansamos! ¡Hasta que sea ley!