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Las cortinas de humo de AMLO

Está claro que López Obrador busca que se hable de otros temas y no del número de contagios y defunciones por la pandemia. | Agustín Castilla

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Escrito en OPINIÓN el

Hasta el momento López Obrador ha logrado desviar o cuando menos diluir la atención de los serios problemas por los que atraviesa el país en prácticamente todos los rubros (salud, economía, seguridad, medio ambiente) al imponer los temas de la agenda pública, levantar cortinas de humo -siendo la rifa-no rifa del avión presidencial uno de los ejemplos más elocuentes-, y descalificar permanentemente a los que asumen una posición crítica frente a su gobierno o simplemente no concuerdan con algunas de sus decisiones, llegando al extremo de arremeter contra un medio de comunicación por publicar notas basadas en información oficial como los índices de letalidad del covd-19 en México. 

Desde el inicio de su administración, el presidente ha mostrado muy poca tolerancia a las voces divergentes, parece que le incomoda la pluralidad, y la lista de aquellos a quienes considera como adversarios es cada día más variada y extensa. En su lógica maniquea, ha señalado en diversas ocasiones que no debe haber otro camino que apoyar a la 4T, pero hace unos días de plano sentenció que no se admiten medias tintas y quien no esté incondicionalmente con él y su proyecto significa que está en contra de la transformación del país, con lo que en los hechos se asume como líder de facción renunciando a su papel de estadista. 

Está claro que López Obrador busca que se hable de otros temas y no del número de contagios y defunciones por la pandemia, en la escasez de equipos y material para el personal médico, en las millones de personas que han perdido sus fuentes de ingresos o en los crecientes niveles de inseguridad y violencia. Pretende evitar que, como corresponde a toda democracia, se le someta a un ejercicio de rendición de cuentas en las elecciones del 2021 ante los nulos resultados de su administración, para lo cual busca dividir aún más a la sociedad y radicalizar las posiciones simplificando el debate entre quienes están con él, y quienes en su narrativa añoran el pasado de corrupción y privilegios. Para el presidente no cabe la posibilidad de que se coincida con los fines pero no con los medios empleados, o que se coincida en algunos casos y se disienta en otros. 

No es casual que tan sólo un par de días después haya aprovechado su conferencia mañanera para hacer público un documento cuyo origen y autenticidad se desconocen, en el que supuestamente se está fraguando un plan con el propósito de que pierda la mayoría en la Cámara de Diputados y “arrebatarle” el poder en 2022 a partir de un bloque opositor al que se le denomina BOA conformado por partidos políticos, gobernadores, organismos empresariales, medios de comunicación, encuestadores, y hasta la prensa internacional, así como por muchos de quienes en algún momento han expresado su inconformidad o preocupación ante las acciones del grupo dominante.

Llama la atención que de acuerdo a lo revelado por “El Universal”, un personaje cercano a Morena buscó previamente a ese diario con el propósito de que publicara dicho documento que da cuenta de la supuesta conspiración contra el presidente, e incluso no se descarta que haya sido elaborado en alguna oficina gubernamental como apuntan algunas versiones -aunque ya fue desmentido pero persiste la duda-. 

López Obrador intenta recurrir de nuevo a la teoría del complot que le funcionó en el caso de René Bejarano y Carlos Ímaz -quienes al parecer desde la sombra siguen formando parte del movimiento del presidente-, pues a pesar de que se les descubrió recibiendo fajos de billetes de un empresario, logró deslindarse y victimizarse. Pero la gran diferencia es que en esta ocasión es él quien detenta el poder, además de que es a todas luces legal y legítimo que por la vía democrática se busque fortalecer los contrapesos institucionales o incluso acudir a la revocación de mandato como lo establece la constitución a propuesta del propio presidente -y que en lo personal no comparto-. Son muchos los retos que afrontamos como país, los pronósticos de lo que se puede venir son inquietantes y se requiere del mayor sentido de responsabilidad, por lo que no debemos distraernos en la grilla fomentada desde el púlpito presidencial.