Main logo

La Soledad enseña más que cualquier compañía

Soledad: “es el reencuentro conmigo mismo y no debe ser motivo de tristeza, es un momento de reflexión” | José Antonio Alcaraz

Por
Escrito en HIDALGO el

Resulta que en las dos últimas semanas no he escrito nada en este espacio y no es por desinterés, sino porque a veces mi canal creativo toma vacaciones, se relaja y entra en automático para sacar los pendientes de mi profesión, el periodismo.

Aunque diariamente llegan más ideas, sentimientos y sobre todo “entendimientos” (persuasiones de mi ser) que tocan a mi puerta, sobre todo cuando ando en modo Forrest Gump (corriendo) o en modo Chivo Lobo Loco (en bicicleta), pero bueno, ya las iremos compartiendo (algunas están bien locas).

¿QUÉ ES LA SOLEDAD?

En el libro de El Principito hay una respuesta, a mi parecer, la más acertada y es la siguiente: “Es el reencuentro conmigo mismo y no debe ser motivo de tristeza, es un momento de reflexión”.

Esta frase resume de forma clara, sencilla y contundente lo que es la soledad. Un proceso que, de manera personal he experimentado en grandes lapsos de mi vida y que en esta entrega quiero profundizar contigo.

La palabra “Sol-Edad” significa: “EDAD para estar con tu SOL interno”. En esta vida son necesarias esas etapas de soledad, pues, nos permiten conectarnos con nosotros mismos, sanarnos, redescubrirnos y sobre todo manifestar nuestra multidimensionalidad, eso que llaman Ser Superior (y no es precisamente una divinidad externa).

Saben, hace unos meses viví una hermosa relación con una chica de ojos color de miel de Tenango de Doria. Pero, no prosperó. Entiendo que nuestros procesos de Sol-Edad requerían de un nuevo lapso para redescubrirnos... hoy ya no me resisto y sigo adelante, floreciendo mi corazón y ser.

Social y culturalmente nos han inyectado MIEDO y RECHAZO a estos procesos en los que “andamos sin compañía”, pues, hay presión de familiares, amigos y conocidos para que encontremos una pareja, aunque también se mezclan problemas como la codependencia: es cuando se requieren de más lapsos de sol-edad para sanar profundamente.

En ocasiones, al intentar colmar esas exigencias solemos precipitarnos y adentrarnos en relaciones que resultan tóxicas, desgastantes y frustrantes; traen consigo esas codependencias que nos apartan y distraen de los procesos internos que tendríamos que seguir.

De manera personal, estos lapsos de soledad han sido únicos y realmente hermosos, pues me han ayudado a sanar viejas heridas, disfrutarme, intentar cosas nuevas, pero, sobre todo, autodescubrir mi COMPLETITUD.

Desde luego, eso lo compartiré con quien llegue a mi vida, mi copilota (para que ponga buena música y momentos) y hagamos equipo, como mi compañera y yo su compañero, sumergiéndonos en una gran aventura de vida creada desde la honestidad, la autenticidad y el AMOR incondicional… algo chingón.

Muchas veces es bueno recorrer el camino solo. En otros, la compañía, resulta mágica. Me ha pasado, aunque sea por instantes, conectar con otros seres a quienes agradezco su paso por mi vida, a quienes he dedicado mi amor, mis canciones (también canto) y poesías.

No tengamos miedo a perder un ser querido o una pareja. Seamos autosuficientes energéticamente, pues muchas personas no sueltan relaciones o situaciones por temor a quedarse vacíos. Si estás en una situación de ruptura, agradece por lo aprendido y empieza a trabajar en esos procesos de soledad.

¿CÓMO HE VIVIDO MI SOL-EDAD?

A través de estar con nuestro SOL INTERNO se va recordando que somos seres sabios, divinos y sobre todo el lenguaje y comunicación con nuestro Ser Superior del que “nos apartamos” al CAER PRESOS en esta tercera dimensión (vivimos en una cárcel llamada Gaia).

Los procesos de soledad son sencillos: disfruto estando conmigo mismo haciendo cosas nuevas, invitándome un café, un pulque o una copa de vino, yendo al cine, leer un libro, caminar por la calle, escuchar música a todo volumen o simplemente guardar silencio (meditación).

También disfruto ejercitándome, pues me gusta muchísimo el ciclismo de montaña, andar de “Chivo Lobo Loco” y, recientemente, en modo Forrest Gump, corriendo y corriendo por las mañanas; también, disfruto caminar en el bosque, percibir, escuchar, ver, oler, contemplar y activar mi multidimensionalidad para expandirme.

Creo mandalas con palitos de madera y estambre, doy terapias de masajes, comparto cosas que sumen valor a la vida de los demás, escribo, compongo música con la guitarra y echo desmadre con mis amigos y compañeros.

Son un sinfín de cosas que puedes hacer para disfrutar tu SOL-EDAD. La brújula es aquello que te haga feliz. Si estás acompañada o acompañado, también puedes disfrutar estos procesos con plenitud, tomate un espacio para hacerlo, la cosa es que te decidas.

¡BIENVENIDA SOL-EDAD!