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La salud mental ante la covid-19

La ONU ha declarado que la salud mental debe estar al frente y al centro de las respuestas nacionales de la covid-19. | Judith Senyacen y Alejandra Llanos*

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Escrito en OPINIÓN el

El miedo, la preocupación y el estrés son respuestas normales a amenazas reales o percibidas ante un contexto de incertidumbre (OMS, 2020). 

La ONU ha declarado que la salud mental debe estar al frente y al centro de las respuestas nacionales de la covid-19, pues el temor de contagio, los cambios en la dinámica social, en el entorno laboral y escolar impactan en los determinantes sociales y ambientales de la salud mental. Asimismo, según información de la Organización Mundial de la Salud (OMS), el aislamiento físico podría aumentar los niveles de soledad, depresión, consumo nocivo de sustancias y autolesiones.

El presupuesto para salud mental es relevante y podría contribuir a reducir los efectos de la pandemia en las enfermedades mentales. Sin embargo, en 2021, el monto propuesto para salud mental suma 3 mil 031 mdp, lo que representa 9.6% menos respecto a 2013 y 0.1% menos del aprobado en 2020, en términos reales. 

De acuerdo con un análisis del Centro de Investigación Económica y Presupuestaria (CIEP), las necesidades de atención en materia de salud mental, ante el contexto por covid19, requerirían: incluir perspectiva de género, mejorar la distribución de los recursos para fomentar las acciones comunitarias y fomentar el uso de telemedicina. 

Incluir perspectiva de género en la atención de las enfermedades mentales, es fundamental ya que, de acuerdo con la ONU, las mujeres son más propensas que los hombres a sufrir depresión y ansiedad como resultado de factores biológicos y sociales. 

Además, el confinamiento ha ocasionado un aumento en la carga de trabajo de las mujeres por las actividades del hogar y laborales, así como el riesgo de padecer violencia. De 2013 a 2019, la causa de consultas de mujeres que presentan discapacidad emocional y/o mental fue, en 31.3% de los casos, por violencia, mientras para los hombres, la misma causa representó 2.8% de las consultas.

Un segundo punto es mejorar la distribución de los recursos, pues 50% del presupuesto para salud mental se asigna a hospitales psiquiátricos, los cuales concentran 96.9% de las camas de psiquiatría, 54.4% de los médicos psiquiátricos y 11.4% de los psicólogos de la Secretaría de Salud. De acuerdo con la OMS, la disminución del presupuesto para salud mental, así como la concentración de los recursos económicos, humanos y materiales en hospitales psiquiátricos podrían limitar las acciones comunitarias. 

El tercer punto es incrementar el acceso de los servicios para salud mental a través de la telemedicina. En 2021, 3.35% del monto propuesto para salud mental se relaciona con telemedicina y 1.7% de las clínicas y hospitales de la Secretaría de salud cuentan con herramientas de telemedicina. 

Por último, la salud mental también debe incluir al personal médico. Hasta mayo de este año, la UNAM junto con la Secretaría de salud a través de su estrategia “Mi salud también es mental ante el Covid19” había atendido a 33 mil 195 personas, de las cuales 7 mil 615 fueron trabajadores de la salud, 22.9% de los casos totales.

La covid-19 impacta en la salud mental de la población, es por ello que debe estar al frente y al centro de las respuestas nacionales para atender la pandemia. El presupuesto para salud mental podría contribuir a financiar políticas que aminoren los efectos de la pandemia en los trastornos mentales.

*Judith Senyacen Méndez Méndez

Coordinadora de Salud y finanzas públicas

Obtuvo una maestría en Administración con especialización en Finanzas Corporativas en el Instituto Tecnológico y de Estudios Superiores de Monterrey (ITESM) y licenciada en Economía por la misma institución. Ha cursado estudios de Evaluación Social y Económica de Proyectos en el ITAM, Model for Evaluation of Financing Options de la International Atomic Energy Agency (IAEA) y de Economía de la Salud en el INSP. Tiene experiencia en evaluaciones socioeconómicas de proyectos públicos. Se incorporó al CIEP en julio 2016 y se desempeña como coordinadora del área de Salud y finanzas públicas. Le interesa contribuir a un México donde la salud sea un igualador social y no un perpetuador de inequidades.

*Alejandra Llanos Guerrero

Investigadora Jr.

Economista por la Universidad de Guanajuato. Realizó sus prácticas profesionales en el Banco Interamericano de Desarrollo, sede Washington DC, donde mejoró sus habilidades de investigación económica y manejo de bases de datos. A lo largo de su licenciatura fue asistente de investigación, finalista del Reto Banxico 2018 e impartió los laboratorios de econometría. Entre sus principales intereses se encuentran los temas de desigualdad, políticas basadas en evidencia y el Sistema Universal de Salud (SUS). Actualmente colabora en el CIEP como asistente de investigación del área de Salud y finanzas públicas. Busca tener impacto para un México mejor.