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La rendición de cuentas y nuestra democracia

La transparencia es un elemento sin el cual no puede pensarse en democracia | Ramón Verazaluce

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Escrito en OPINIÓN el

Históricamente, la desconfianza ha generado que la sociedad encuentre mecanismos de control que le permiten mayor vigilancia tanto de los entes públicos como de los funcionarios que los conforman.

Hemos comentado que la transparencia es un elemento sin el cual no puede pensarse en democracia, a esto debemos de agregar que, junto con el Derecho de Acceso a la Información y la rendición de cuentas, se conforma el conjunto para la consolidación de la democracia en México.

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Sergio López Ayón[1], ha estudiado estas tres figuras a partir de una serie de círculos concéntricos, en el que el primer círculo corresponde al derecho de acceso a la información como derecho fundamental.

El segundo círculo corresponde a la transparencia que comprende el derecho de acceso a la información y supone mecanismos de alcance más amplios que incluyen la justificación de las acciones gubernamentales.

El tercer círculo correspondería a la rendición de cuentas, como concepto más global que supone a los otros dos, pero también otras dimensiones como la sanción o castigo en el sentido más amplio del término.

Transparencia y rendición de cuentas


Se puede entender a la transparencia como un mecanismo de evaluación y control de los entes gubernamentales con lo que la rendición de cuentas adquiere una dimensión fundamental. Es la obligación de los servidores públicos justificar sus actos, teniendo en cuenta dos aspectos de la transparencia, la información que emite per se y la argumentación por la que emite esa información.

En otras palabras, rendir cuentas es explicar o justificar los actos realizados por los que, en su caso, se puede recibir una sanción.

Podemos decir entonces que la información, la justificación y la sanción o castigo, son los tres elementos principales que componen a la rendición de cuentas y a la que quedan sujetos los servidores públicos en el ejercicio del poder.

Llegamos al punto en el que la transparencia abre la información al escrutinio público derivado del acceso a la información pública como derecho del ciudadano y, por medio de la rendición de cuentas, el gobierno explica a la sociedad sus acciones y acepta consecuentemente la responsabilidad de las mismas.

Democracia, ciudadanía y autoridades


Debemos entender que la democracia para transparentarse debe rendir cuentas para reportar o explicar sus acciones, su funcionamiento y, entonces, se pueda someter a la evaluación de los ciudadanos, ya que solo así se podrán abrir los canales de comunicación entre los ciudadanos y sus autoridades.

El fortalecimiento de la confianza del ciudadano en sus instituciones será posible solo con la implementación integral y absoluta de la transparencia y la rendición de cuentas de todos los entes y servidores públicos, políticos y autoridades, a través del ejercicio pleno del derecho de acceso a la información pública.

Funcionarios públicos y corrupción


Cada vez más funcionarios públicos se han involucrado en actos de corrupción y resulta difícil encontrar a alguien que no se haya visto envuelto, aunque resulte difícil aceptarlo. Ante esto se necesita que los servidores públicos reciban capacitación encaminada a la prevención de la corrupción y no desgastarse por muchos años en procedimientos para castigar y sancionar.

Es claro que solo con transparencia, acceso a la información pública y rendición de cuentas de los servidores públicos, se puede fortalecer la escala de valores y el civismo para combatir la corrupción, lo que deriva en el fortalecimiento de la confianza y participación de la sociedad en la problemática social.

En la actualidad, la democracia busca como pilares de actuación a la transparencia y la responsabilidad de los servidores públicos para generar la credibilidad de sus Instituciones.

Sin embargo, es difícil desterrar la cultura que históricamente ha permeado en la burocracia, porque se han dejado coexistir las inercias tal y como si se tratara de una coexistencia de usos y costumbres.

Solo con la instrumentación y aplicación de la transparencia y la rendición de cuentas, podemos avizorar algún avance y estamos ya en ese camino. 

La buena noticia es que si bien existen los mecanismos para romper con la secrecía de la información en poder de los entes públicos, también los ciudadanos estamos mejor informados; la conciencia colectiva ha despertado, se han abierto espacios, se ha presionado y se ha criticado incluso desde dentro de las instituciones los mecanismos existentes, a efecto de que se tome en cuenta dentro de la instrumentación en la rendición de cuentas en mayor medida la participación ciudadana en los asuntos públicos y en el mejoramiento de los resultados de nuestra democracia.


[1] López, A.S. (2008) “El acceso a la información en materia electoral en México” TEJF (Colección Conferencias, núm. 2) Pág. 578.

@RamonVerazaluce | @OpinionLSR | @lasillarota