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Empresas con cero trabajadores

Estas empresas que operan sin control sirven para encubrir el outsourcing en nuestro país. | Manuel Fuentes

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Escrito en OPINIÓN el

En México existen despachos de contadores, fiscalistas y abogados que les ofrecen a sus clientes poder desaparecer a sus trabajadores, ¡como de magia! ¡Anímese!, les dicen, ¡serán seres invisibles! No importa tengan cientos o miles de ellos, se los quitaremos de encima para que su empresa tenga ganancias y no tengan necesidad de compartirlas.

Esos despachos de seres miserables han logrado inventar una arquitectura de fantasía tipo el mago Houdini para crear dos mundos: el mágico y el real

-Le conseguimos una constancia en la que conste tenga cero trabajadores.

Así hay empresas instalándose por doquier con su constancia de impunidad otorgada ¡por la propia autoridad! para operar con ese tipo de magia (léase: simulación, fraude o mentira). Los despachos de esos talentosos profesionistas han logrado que, en las Juntas de Conciliación y Arbitraje, en el ámbito federal, en los estados de la República y en la Ciudad de México, registren contratos colectivos de protección, ¡sin contar con un solo operario!

Ocurre en los juicios de titularidad de contrato colectivo de trabajo en donde llegan los orgullosos abogados a exhibir su constancia de impunidad para acreditar la imposibilidad de llevar a cabo un recuento en esa empresa porque alegan no contar con trabajadores a su servicio, a pesar de que cientos de operarios al interior de ésta no cesan de laborar.

¿Cómo pueden lograr ese tremendo fraude? La respuesta está en la facilidad que permite la ley para lograr el registro de decenas de membretes mercantiles para inscribir a sus trabajadores en ellas y pasarlos de una a otra, sin que ellos estén enterados, como si fueran viles objetos sin derechos.

Los membretes son fáciles de armar (registrar) en este país, basta una sola persona para constituir ¡una sociedad! ¡Una sociedad de un individuo! Se supone que una sociedad es entre varios sujetos, pero aquí (en México) los legisladores (otros cómplices de los magos defraudadores) han solapado se constituyan sociedades ¡unipersonales! Basta asomarse a los artículos 260 y siguientes de la Ley General de Sociedades Mercantiles para encontrar esas joyas de nuestra vapuleada legislación.

Este tipo de seudo normas jurídicas permiten la existencia de prestanombres de los verdaderos dueños de las empresas, que operan como en ramillete.  Una sola persona puede formar a la vez distintas denominaciones o razones sociales sin que haya autoridad que lo limite. Le basta identificarse con su credencial de elector y manifestar bajo protesta de decir verdad ante un notario público contar con un capital social que no tiene obligación de acreditar, previa inscripción en el Registro Público de la Propiedad, para lograr la certificación de su acta constitutiva.

Estas empresas que operan sin control sirven para encubrir el outsourcing en nuestro país. Pueden aparecer y desaparecer de un domicilio a otro. No tienen obligación, como ocurre en otros países, de exhibir una fianza para su operación, ni acreditar la existencia de su capital.

Tampoco están registradas estas empresas fantasmas en una oficina gubernamental en la que indiquen los nombres de sus trabajadores, el tipo de contratación, su duración, salario, prestaciones a percibir y acrediten ser sociedades mercantiles capaces de responder a sus obligaciones.  Generalmente registran un domicilio cualquiera, en donde otros membretes también están inscritos. Tienen “domicilios móviles” y operan al interior del domicilio de otras empresas con otro membrete para evitar ser localizadas.

Los patrones carecen de un verdadero control en el registro de sus sociedades mercantiles, pero a los sindicatos se les ha inventado un Centro Federal de Conciliación y Registro Laboral para medir hasta sus pulsaciones, mientras que los otros caminan felices por la vida, sin que nadie los moleste.

Los despachos que ofrecen estos servicios permiten a sus clientes, connotados empresarios, obtener jugosas ganancias, y son quienes se rasgan las vestiduras para evitar se legisle en materia de outsourcing. Exigen que nada se mueva, que todo siga igual, que siga el robo a los trabajadores, al fisco y a la seguridad social, pero ¡ya basta!