En el transcurso de los últimos días ha estado intenso el debate en medios de comunicación en torno a lo caro que resultan las elecciones y, en particular, el Instituto Nacional Electoral (INE) ha sido severamente cuestionado por los recursos que considera necesarios para el proceso de Revocación de Mandato.
Lo cierto es que si se quiere la realización de un ejercicio como éste, me parece que el INE, ya hizo lo que le correspondía, basta revisar el artículo de la Consejera Electoral de dicha institución Carla Humphrey, publicado el pasado 14 de enero para darnos cuenta de los ajustes presupuestales realizados para contar con mayores recursos para la realización de este proceso.
En este sentido, me parece que hay que tener altura de miras, ver para adelante y apoyar una serie de planteamientos que han sido expuestos por varios analistas, académicos, especialistas en materia político electoral y las propias autoridades electorales; me refiero a revisar las bondades de la instrumentación de mecanismos electrónicos de votación.
Un caso real que ha demostrado una alta eficacia para contar con una alternativa de votación es el voto de las y los mexicanos residentes en el extranjero. Actualmente, es un mecanismo que se ha utilizado a nivel federal para la elección de la Presidencia de la República y senadores y senadoras; a nivel local en diversas entidades del país, de acuerdo con su legislación electoral local, para la renovación del titular del Poder Ejecutivo o la Jefatura de Gobierno de la Ciudad de México, una diputación de representación proporcional y hasta una diputación migrante.
Así, en la elección de junio del año pasado, nuestros connacionales de 9 entidades federativas pudieron votar desde el exterior por la renovación del ejecutivo local, a saber: Baja California Sur, Chihuahua, Colima, Guerrero, Michoacán, Nayarit, Querétaro, San Luis Potosí y Zacatecas.
En tanto en la Ciudad de México, por primera vez hubo una elección para una diputación migrante y para el caso de Jalisco para una diputación de representación proporcional.
Lo interesante de estas elecciones desde el exterior, es que las mexicanas y mexicanos radicados fuera de nuestro país, tuvieron dos opciones de votación: por la vía postal que, dicho sea de paso, se instrumentó por primera vez en la elección presidencial de 2006, o bien, el voto por internet; el 66% de los participantes decidió por esta última vía.
Este mecanismo ha potenciado los derechos políticos y electorales de la ciudadanía, por lo mismo muchos coincidimos que ha llegado la hora de que se vaya incorporando de manera gradual a nuestras elecciones que se registran al interior de nuestro país.
Un esquema que podría preverse es que la ciudadanía pudiera escoger, de igual forma, dos posibilidades para emitir su voto: por internet o presencial en la casilla el día de la jornada electoral. Si fuese por internet, al igual que sucede en otras latitudes del mundo, bien podría abrirse un espacio de, tal vez, una o dos semanas previas a la elección para que de forma anticipada la gente vote, con todos los mecanismos de seguridad necesarios, desde una computadora fija, laptop, tableta o móvil.
Este mecanismo en un mediano plazo generaría ahorros en la organización tanto de elecciones como de ejercicios de participación ciudadana, toda vez que no sería necesario contar con conteos rápidos, con programas de resultados electorales preliminares, entre otros más.
Para ello, el Legislativo debe de estar convencido de avanzar en la modernización y en los beneficios del uso de tecnología y, consecuentemente, tendría que llevar a cabo los cambios en la legislación electoral respectivos.