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El Puente de la Desgracia

El Gobierno de Ciudad de México ha anunciado la construcción de tres pasos a desnivel por un monto total de 880 millones de pesos. | Roberto Remes

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Escrito en OPINIÓN el

Los promotores de la movilidad sustentable, en general, estamos contra el gasto en más infraestructura para el automóvil. En concreto me refiero a los pasos a desnivel. Claro, la mayoría de las ciudades grandes cuentan con bulevares que facilitan la conexión con otras ciudades, pero la lógica sólo debe ser esa, las entradas y salidas de una ciudad, así como un circuito que las interconecte. No más. Hoy esas infraestructuras en Ciudad de México son barreras y el mayor reto no tendría por qué ser ampliar su capacidad, sino integrar lo que esas vías han desintegrado, mediante el soterramiento en puntos estratégicos, y favorecer tanto la movilidad colectiva como la micromovilidad, es decir, modos ligeros por debajo de los 25 km/h.

El Gobierno de Ciudad de México ha anunciado la construcción de tres pasos a desnivel por un monto total de 880 millones de pesos, y nos hemos enterado del trazo justo antes del inicio de construcción de los mismos, de tal manera que no hay mucho que discutir. ¿Es amor por el coche o son obras absolutamente necesarias?

El más complejo de los tres puentes es una extensión de los carriles centrales de Periférico hacia el oriente, que hoy terminan en Cuemanco, además de una entrada desde Canal Nacional. Al bajar de estos puentes los conductores se encontrarán con los mismos tres carriles que ya tenían anteriormente, a no ser que el gobierno esté planeando una segunda obra, que es la extensión de los carriles centrales hasta Canal de Chalco, destruyendo una gran arboleda a la altura del Parque Ecológico de Xochimilco.

Este puente sólo sirve para cruzar un paradero de autobuses y el propio Canal Nacional. No mejorará las condiciones de la bicicleta, usuarios del transporte público o peatones, más bien las empeorará, por lo que viola el artículo 6 de la Ley de Movilidad.

El segundo de los puentes, con un costo de 150 millones de pesos, será una bajada de los carriles centrales del Circuito Interior directamente en dos avenidas, Canal de Churubusco y Eje 6 Sur. Aquí comprendo que el transporte público que circula sobre Churubusco se puede beneficiar, puede haber mejoras en la seguridad de los peatones que crucen el Eje 6 Sur a la altura de Churubusco, pero un deterioro de la misma en los que crucen adelante de las bajadas del puente, frente a las entradas de La Nueva Viga y la Central de Abastos.

El tercero de los puentes está en una zona muy pobre, y sustituirá un paso inferior de la Autopista México Puebla en el que la población está en riesgo. Costará 50 millones de pesos. Conforme a la imagen objetivo, este puente sólo contempla dos carriles de automóvil, pero ningún sendero para los peatones o las bicicletas.

¿Para qué sirven los puentes? Esencialmente para librar obstáculos, por tanto tienen la función de unir, acercar, encontrar. No parece ser el caso de los nuevos puentes, particularmente el de Periférico y Canal Nacional, en el que ocurrirá un absurdo impresionante. Mientras el Gobierno de Ciudad de México anuncia la “Recuperación” del Canal Nacional, el mismo gobierno es incapaz de proyectar la unidad del Canal Nacional, que ve interrumpido su paso por el Periférico. Un buen proyecto al menos debería buscar la continuidad peatonal, ciclista y biológica del Canal Nacional. El puente de Periférico y Canal Nacional, por tanto, lejos de unir, divide y refuerza la fragmentación que ya representan vías como el Periférico.

Es completamente absurdo y desproporcionado que, mientras Canal Nacional recibe sólo 100 millones de pesos para el parque lineal, el gobierno destine siete veces esa cantidad a mover automóviles y reforzar la interrupción del propio Canal Nacional. Esta acción preocupa también por una razón más profunda: un gobierno que llegó alardeando de las cualidades académicas de sus integrantes está exhibiendo una de sus máximas carencias: visión.

La administración de Claudia Sheinbaum esconde la información lo más posible, da la espalda al pasado sólo por ser pasado, y muestra poca disposición hacia la deliberación colectiva por una mejor ciudad.

El puente de Emiliano Zapata y la Autopista México Puebla tendría que ver también por el espacio público de la zona, generar una mejora integral y no sólo una comunicación para los vehículos. El de Eje 6 Sur y Churubusco, lo mismo, sobre todo considerando el rol de los Ocho Barrios de Iztapalapa y la Central de Abastos. Pero en el caso del más caro de estos puentes, es fundamental que la obra se detenga hasta integrar los elementos naturales que la rodean, voltear hacia el Parque Ecológico de Xochimilco, la Ciénaga Grande, el Canal Nacional y la Reserva de Aves, integrar lo que se pueda integrar, y evitar dividir con una obra que solo mira hacia el automóvil.