Main logo

El Papa populista

La enciclíca fratelli-tutti, bien podría pasar por un discurso de alguno de esos mandatarios que algunos llaman, caudillos populistas. Ismael Jiménez

Por
Escrito en OPINIÓN el

El pasado 6 de octubre, el Papa Francisco dio a conocer su tercera encíclica “fratelli-tutti”, un documento que más allá de ser un tratado clérical y teológico, es una profunda reflexión sobre los tiempos actuales que vive la humanidad.

Llama la atención el señalamiento realizado sobre lo que considera es el cimiento de muchos de los conflictos sociales que vivimos en el mundo al referirse específicamente a la política de libre mercado de la siguiente manera: “El dogma neoliberal, es un pensamiento pobre, repetitivo, que propone siempre las mismas recetas frente a cualquier desafío que se presente”.

Y arremetió contra el sistema financiero predominante: “La especulación financiera con la ganancia fácil como fin fundamental sigue causando estragos”, menciona que la crisis de 2007 y 2008, era la ocasión para desarrollar una nueva economía, “basada en principios éticos, reguladora de la especulación de los mercados y de la riqueza ficticia”.

La enciclíca también señala que la expresión “abrirse al mundo”, ha sido coptada por esa economía y las finanzas “que se refiere exclusivamente a la apertura a los intereses extranjeros o la libertad de los poderes económicos para invertir sin trabas, ni complicaciones en todos los países”.

Este discurso en voz de cualquier otro líder o mandatario ajeno a los intereses del capital, sería considerado “populista, comunista, caudillo y un peligro para la sociedad y la democracia”. Su país estaría asediado primero por los acreedores, después por la ultraderecha local, por la prensa al servicio de los dos anteriores y quizás tal vez, en la mira de un golpe de Estado.

El conflicto y crisis que se vive actualmente en prácticamente todo el mundo, quedó al descubierto por una pandemia que todos los días desde el principio del confinamiento, le grita a ese “sistema privatizador” las miles de camas, fármacos, hospitales y presupuestos que fueron escatimados en todo el planeta por causa del modelo al que el Papa menciona en su enciclíca y que clasifica como “individualista, consumista, racista, desconstructor de sociedades, de identidades, de la solidariad comunitaria y de la cultura de las personas y de los países pobres”.

Fatrelli-tutti también hace incapie en el individualismo que priva en el pensamiento, el actuar y sentir de la sociedad actual; el Papa menciona que, de algún modo, cuando los individuos pierden la identidad de su pasado, lo ignoran y lo desestiman por el sólo hecho de mirar hacia el “futuro” como si todo estuviera comenzando de cero. “Entonces, dejan de ser libres para convertirse en seres dependientes del consumo y de la aparente libertad que les ofrece una economía basada en el bienestar propio y la ficción, sin capacidad de conservar su independencia ideológica, política y económica”.

De esta manera, se queda disgregada la historia, “Un modo eficaz de licuar la conciencia histórica, el pensamiento crítico, la lucha por la justicia y los caminos de integración. Hoy expresiones como democracia, libertad, justicia, unidad, han sido manoseadas y desfiguradas para utilizarlas como instrumento de dominación, como títulos vacíos de contenido que pueden servir para justificar cualquier acción nacionalista”.

Al hacerse pública la enciclíca, no vimos ningún medio o líder neoliberal acusando de caudillo y populista al Papa. Parece que quienes critican a los gobiernos que buscan la equidad y la justicia para todos, como lo menciona fratelli-tutti, enmudecieron o simplemente son selectivos con sus adversarios.

El díficil saber cuánto podrá influir la enciclíca papal en el acontecer de los años por venir, tampoco sabremos qué tanto será escuchada, lo cierto es, que el Papa ha venido señalando y poniendo el dedo en la llaga de los conflictos sociales cada vez con mayor vehemencia para hacer un llamado a la solidaridad comunitaria.

Es cierto, quizás la iglesia no goce de la mejor reputación para hablar de justicia, pero en este momento, está haciendo un llamado a la reflexión para evitar que se llegue a un conflicto mundial del que no existe retorno.

Insisto, los grandes medios no tacharon de caudillo, ni de comunista al Papa, pero es seguro que no comulgan con su discurso; lamentablemente, quienes menos tienen, los más desfavorecidos y quienes creen que es posible construir un mundo distinto, tampoco coinciden con los dueños del dinero.

Una muestra de ello es la tenacidad o terquedad del pueblo boliviano que le volvió a señalar a la ultraderecha golpista, en las elecciones recientes, el camino que desean seguir, que es el de la solidaridad, la fraternidad y la justicia social y ecconómica para todos. En esto dichos grupos, sí coinciden con el pensamiento papal.