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El juego de la vida

John Horton Conway fue un matemático británico que falleció en esta pandemia, pero en 1970 creo lo que denominaría como “un juego para cero jugadores”

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Escrito en HIDALGO el

Hay preguntas que serán permanentes, que no nos dejan dormir y que nos hacen centrar nuestra atención en ellas: preguntas que, quiero pensar, todos tenemos. Algunos decidirán no contestarlas y otros, con el tiempo, descubrirán que no necesariamente tendrán una respuesta más allá de la que cada uno desee darle.

¿Qué es el ser? tal vez es la pregunta más complicada y que se relaciona a un nivel muy profundo con cada uno de nosotros como personas e integrantes de una sociedad, sociedad que, por lo menos, es artificial, ya que no es una construcción natural: digamos, los edificios, casas y calles no se hicieron naturalmente, sino que hubo una intervención humana para su construcción. Así, desde lo más básico, como las cuestiones estructurales de una ciudad o pueblo, hasta lo más complejo como las relaciones de interacción y comunicación son creaciones culturales, artificiales, pero, no por eso, dejamos de buscarle un sentido y razón de ser más allá de su ser mismo.

Lo interesante de estas búsquedas es que hay cientos de lenguajes, y dependiendo de éstos, tendrá mucho qué ver con la respuesta que le demos a una pregunta que sería homóloga en los distintos idiomas. Entonces, qué pasa si nos preguntamos ¿qué es la vida? O ¿cómo funciona la vida? Desde un lenguaje de programación. Bueno, un acercamiento a esto es “El juego de la vida” de Conway.

John Horton Conway fue un matemático británico que, lamentablemente, falleció en esta pandemia por COVID-19, pero en 1970 creo lo que denominaría como “un juego para cero jugadores”

Este sistema es autómata, o sea que, tras programar los elementos básicos, estos evolucionarán de manera automática, generación tras generación, y de esta manera evolucionará y se desarrollará. Este juego se centra en una cuadrícula bidimiensional, en donde cada celda/célula/píxel tiene dos estados: vivo o muerto. Y lo que le ocurra a cada celda dependerá de tres normas preestablecidas:

1.- Una célula muerta con tres vecinas vivas, volverá a la vida.

2.- Una célula viva, con dos o más vecinas vivas, se mantendrá con vida.

3.- Cualquier otro caso, morirá (por soledad, en caso de solo 1 vecina; o superpoblación, en caso de 4 o más).

En el punto de partida del juego, nosotros podemos decidir, pixel por pixel, qué células viven y qué células están muertas, después de eso, solo nos queda darle play, y ver cómo todo se mueve en el universo que, curiosamente, nosotros construimos, pero del cual dejamos de tener control.

Este juego es hermoso en lo visual al dejarlo avanzar, y poético en lo conceptual al tratar de relacionarnos con estas reglas base, y de la cual podemos extraer muchas lecturas y análisis, muchas más dudas, y emociones, ya sean de temor, o de armonía y crecimiento. La idea de este texto es solo proponer algunas reflexiones que he tenido tras jugar un par de partidas.

Nosotros tenemos qué conformar el orden inicial del cual partirá todo, y conforme nos acostumbremos a organizar y experimentar, con el tiempo podremos construir esquemas más complejos y evolucionados, iremos desde construcciones azarosas, donde podemos comenzar a relacionarnos y entender cómo funciona la dinámica de las reglas, hasta dominarlas y crear seres que puedan avanzar de manera infinita o construcciones que reciclan y repiten los resultados. Sin embargo, a mi parecer, la metáfora de celdas vivas o muertas es la que da pie para ampliar muchas discusiones. Hoy hablaré brevemente de siete pensamientos que me rondaron al jugar este juego para cero jugadores, solo que antes de empezar, me gustaría hacer dos anotaciones: la primera es que estas solo son siete pensamientos, pero que, sin mucha dificultad, podríamos encontrar otras siete, y después otras siete… y que seguramente las discusiones y analogías no acabarían; la segunda es que, cada una de estas discusiones son abiertas. No están concluidas y, sobre todo, cada persona tendrá su perspectiva sobre estos temas, pero por el momento, les comparto las mías.

1- La condición de vida y muerte se observa por distintas generaciones, (cada transición de aplicación de las reglas básicas se tomará como una) y en ese sentido, cuando vemos la cantidad de generaciones que pasan, y a la velocidad que pasan, no puedo dejar de pensar en lo pequeña que es nuestra vida, lo insignificante y efímera.

1-a.- Tenemos dos opciones: pensar que nuestra vida es insignificante y que, hagamos lo que hagamos, nada tendrá importancia; o, creo, aceptar esta primera premisa, pero entendiendo que, al final del día, estamos vivos, y que azarosa y pequeñamente tenemos una chispa que nos hace sentir y pensar, y que ese es el mayor de los milagros, por pequeño que sea, y entonces, si estaremos aquí por un breve periodo de tiempo, entonces es importante porque, bueno, ya estamos aquí, y entre estar aquí y no, solo hay una pequeña condición.

2.- Es más fácil, incluso necesario, crear estructuras de celdas (individuos) para que la civilización (el conjunto de sujetos) puedan continuar con vida. O sea, si marcas una celda, sola, por la misma naturaleza de las normas, ésta morirá.

2-a.- Nadie puede sobrevivir solo: ya sea por nuestra necesidad de compañía, por lo delicado que es mantener una vida humana, y porque sin los otros no podemos confirmar nuestra existencia, entonces nuestras vidas tenderían a desaparecer sin dejar rastro. Sin embargo, en construcciones sociales adecuadas, una vida puede mantener la perpetuación de una estructura o, incluso, hacerla caminar y diferenciarse.

3.- Las sociedades caminan y se encuentran: hay formaciones que son como pequeñas naves que avanzan dentro del plano.

3-a.- Las creaciones azarosas, como cualquier civilización, constantemente está cambiando, eso implica un movimiento. Sin embargo, pensando en el plano como mapa, me es fácil pensar en un mundo antiguo, en donde los ejércitos y sociedades avanzaban y se dominaban unas a otras (geográficamente, ahora también ocurre, pero con métodos más sutiles). Incluso no necesariamente bajo el precepto de la guerra y la dominación, sino tan solo con el descubrimiento de nuevos grupos sociales.

4.- El encuentro de grupos en equilibrio propio, genera cambios en ambas estructuras.

4-a.- El contacto de estas estructuras, cuando se encuentran, pueden causar una de dos cosas: cambio y nuevo equilibro o desaparición. Lo mismo ocurre cuando nos encontramos con otras personas: causarán cambios y muertes. En ocasiones, la muerte de ideas erróneas o prejuicios, a veces la muerte de nuestra autonomía y alegría (no todas las personas causan los mejores cambios al entrar en contacto con nosotros), pero así como pudimos ver dos estructuras que era inevitable que se encontraran, así mismo parece que hay personas que aparecen en nuestra vida porque estuviéramos destinados a encontrarlos, aunque la conformación para que eso haya ocurrido hubiera sido por completo azarosa.

5.- Hay estructuras básicas, pequeñas, autogestivas, que podrían vivir eternamente sin cambios.

5-a.- Me pregunto, ¿valdrá la pena vivir una vida sin cambios, manteniéndose eternamente en un equilibrio constante? Habrá religiones que dirán que sí, que, de hecho, es lo que se pide: dejar la materialidad y las cosas banales…

También creo que se podría leer como una zona de confort, en donde la permanencia representa un lugar seguro del cual no salir, que se podrá estar ahí de manera permanente, pero, no necesariamente, ser feliz.

6.- Eventualmente, solamente sobreviven pequeñas estructuras y todo tiende, nuevamente, a la oscuridad.

6-a.- El hecho irrefutable es que todo está, pero en algún momento dejará de estar o ser, todos moriremos, las civilizaciones cambiarán y desaparecerán. Incluso hay estudios prospectivos que nos dicen más o menos en cuantos años se pensará que ya no habrá vida en la tierra.

7.- El que una celda esté viva podría considerarse un completo azar, una suerte de una entre un millón, y, en ese sentido, un milagro.

7-a.- Es un milagro que estemos vivos, aprovechemos la luz mientras la tengamos para experimentar ampliamente nuestra vida, porque es un hecho que se apagará, pero mientras no sea así ¿por qué no brillar?