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El cierre de 2020

2020 será recordado por ser el segundo año consecutivo de una grave crisis que no veíamos desde hace décadas. | Francisco Rivas

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Escrito en OPINIÓN el

Diciembre marca el cierre de 2020, un año atípico para la mayor parte de personas en el mundo, principalmente debido a las medidas que cada país impuso para frenar los contagios de covid-19.

A nivel global se calcula que en este 2020 más de un millón de personas perdieron la vida por la actual pandemia. A este lamentable dato debemos sumar los efectos del duelo de perder a un ser querido en el entorno familiar; los efectos que ha tenido en la salud mental de millones; las consecuencias físicas que han sufrido muchos tras aliviarse de dicha enfermedad; así como los costos sociales y económicos que ha implicado atender la actual pandemia. 

En México el número de muertes oficiales por covid-19 supera los 105 mil, los contagios el millón cien, y puede que la realidad sea mucho peor dado que somos uno de los países que menos pruebas ha hecho, y en contraste somos el país con el mayor porcentaje de casos letales respecto al número de contagios.

Esta situación agudizó los otros problemas del sector salud y mermó los recursos del Estado para este y para otros sectores. 

La crisis de salud que vivimos este año, acentuó una crisis económica que había iniciado en 2019 -tras el mal manejo de la economía nacional por parte de la actual administración federal- y ello ha derivado en la pérdida de millones de fuentes de empleo.

La abrumante cantidad de información y desinformación relacionada con dicha pandemia y sus efectos en los sectores económico y social, desplazaron de la discusión general y del sentido de urgencia, la terrible crisis de violencia que desde 2017 ha ido empeorando año con año.

Si 2019 fue el peor año de la historia de nuestro país en homicidio doloso, feminicidio, lesiones dolosas, narcomenudeo, trata de personas, robo a negocio y violencia familiar; el segundo peor en extorsión, tercero peor en violación; quinto peor en secuestro y robo con violencia; octavo peor en robo a transeúnte y se sumaron 9,000 víctimas a la estadística de desaparecidos, en 2020 las cosas siguen empeorando. 

En los primeros 10 meses de 2020 las víctimas de homicidio doloso aumentaron 1.14% respecto al mismo periodo de 2019; las de feminicidio 1.52%; crecen los casos de violencia familiar 2.52%, de trata de personas 0.27% y de narcomenudeo 7.23%, de huachicoleo, de fraude y robo de identidad, delitos de los que no se transparentan cifras.

Los meses de confinamiento propiciaron que los secuestros, extorsiones y robos bajasen de manera sostenida y sin antecedentes, no obstante, en los últimos 3 meses han ido repuntando a niveles similares a los que se tenían antes de la pandemia.

El pasado 19 de noviembre el encargado de despacho de la Secretaría de Seguridad y Protección Ciudadana, anunciaba -de nuevo- que el actual gobierno había logrado domar la violencia y la delincuencia común.

Los datos lo desmienten: así como la curva de contagios y muertes por covid-19 no ha sido domada, tampoco la de la violencia y delincuencia. No importa cuántas veces los subsecretarios de salud o seguridad se autofeliciten por resultados, tanto en salud como en seguridad seguimos sin rumbo, sin estrategia y sin mejorar.

Debemos ser claros, ni los contagios, ni las muertes, ni la violencia o los delitos son culpa de esta administración, sin embargo, sí lo es que no se hayan definido estrategias sustentadas en datos y no en creencias, que hayan destruido instituciones y capacidades para enfrentar la crisis, que hayan recortado recursos sin razón a áreas sensibles que hubiesen sido clave para ayudar a atender la actual situación, que no se escuchen a expertos y víctimas, que se sobre simplifiquen las causas y que se mienta.

2020 será recordado por las más de cien mil personas que fallecieron por covid, las más de 30 mil víctimas de homicidio doloso, las más de 800 de feminicidio, por ser el año más violento de la historia y por ser el segundo año consecutivo de una grave crisis económica que no veíamos desde hace décadas, aunque el presidente López y su gobierno digan que vamos bien, que los mexicanos estamos felices felices y que la pandemia vino como anillo al dedo.