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Dignidad

Todas las acciones que se lleven a cabo a favor de cualquier sector de la población deben garantizar el estatus de decoro, de igualdad y de respeto. | Leonardo Bastida

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Escrito en OPINIÓN el

Desplazamientos humanos, violencia, hambruna, trata de personas, fenómenos climáticos extremos, discriminación, desigualdades, grandes brechas entre países, condiciones de vida indignas, homofobia, migraciones forzadas, marginalización, pauperización, precarización, entre muchos otros fenómenos sociales contemporáneos, que exigen una profunda reflexión filosófica para poder trazar algunas respuestas que representen un punto de inflexión en el devenir de la humanidad sin dejar de lado la dignidad. 

Dicho concepto tiene un largo trayecto en la historia de la humanidad, tanto en la tradición occidental como en las orientales y de otras latitudes, significándose de diferentes maneras, pero también replanteándose en cada momento al implicar nuevos retos al invocarle. Por esa razón, Carmen Trueba y Sergio Pérez compilaron las reflexiones de doce filósofos y filósofas de diferentes especialidades en el libro “Dignidad. Perspectivas y aportaciones de la filosofía moral y la filosofía política” (Anthropos y Universidad Autónoma Metropolitana, 2018), muy necesario en los momentos en los que se vive la pandemia por covid19, y lo será aún más, en la etapa postpandemia. 

A lo largo de este mes, en esta columna he reflexionado sobre diferentes conceptos que abonan a la cultura de la no discriminación y de la igualdad, pues octubre es un período del año en el que se incita a problematizar al respecto, pues nuestras realidades indican que aún restan muchos pendientes para reconocer las diferencias y garantizar las oportunidades para todas las personas. 

Por esa razón, vale la pena recordar la publicación de este libro, que de acuerdo con la propia impulsora del proyecto, Carmen Trueba, ante tanta exclusión social y problemas sociales como la desaparición es necesario hacer lo que está en nuestras manos para encontrar soluciones a los mismos.

Durante una de las últimas presentaciones del texto, Miguel Concha Malo indicó que la dignidad es un concepto básico fundamental que orienta muchas discusiones, pues es un logro histórico, un mandato moral, un propósito parcialmente cumplido y uno de los principios más elevados de nuestra modernidad política.

En ese mismo foro, Jesús Rodríguez Zepeda, comentó que siempre hay momentos históricos que detonan la reflexión del concepto de dignidad. Por ejemplo, cuando ocurren las guerras, pero, en estos momentos, en nuestro contexto contemporáneo, a causa de la gran cantidad de movimientos migratorios alrededor del mundo. 

Para el filósofo, el paradigma de los derechos humanos nos lleva a reconocer que ninguna persona puede ser más o menos digna que otra, una visión que rompe con los paradigmas anteriores de la dignidad. Además de que se vincula forzosamente con otros temas, por lo que es un concepto fundamental para confrontar a las complejidades actuales, pero siempre está a discusión, pues por su profundidad e implicación, así lo requiere.

Desde su visión, Gustavo Ortíz Millán añadió que ha sido un tema muy debatido en diferentes círculos de pensamiento en los últimos años al plantearse que es un concepto en desuso, redundante, inútil y que puede ser equivalente a la autonomía, por lo que ya no es necesario, además de que no hay un consenso sobre su significado. Pero, por otro lado, es la base de los derechos humanos, pero en sí, no debería considerarse un derecho.  

Para el investigador de la UNAM, el debate alrededor del concepto es constante, incluso en su significado, pues, en gran parte de la historia, se le ha asociado a la noción de un estatus social elevado, dando la cualidad de lo humano o se la ha visto como un tipo de comportamiento frente a alguien que merece respeto. Y más recientemente, se le ha asumido como una cualidad valiosa cuya noción implica respetar los derechos humanos y la autonomía, aunque se siguen presentando limitaciones. 

Por su parte, Mario Alfredo Hernández considera que siempre ha sido un concepto problemático, pero que desde la filosofía política, han surgido corrientes a favor de una posible delimitación del concepto, y han considerado que más que una construcción teórica es un modus vivendi, fundamental, cuyo propósito último son los derechos humanos y limitar posibles autoritarismos. 

El concepto no sólo es abstracto, se ha traducido en leyes a favor de las personas. Por ejemplo, en el caso de nuestro país, la garantía de dignidad está asentada en el artículo 1 de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos. Por lo que es deber de las instituciones, pero también nuestro, al ejercer la ciudadanía, no dejarlo de lado y pensar en que todas las acciones que se lleven a cabo a favor de cualquier sector de la población deben garantizar ese estatus de decoro, de igualdad y de respeto. Condiciones mínimas para vivir y convivir en nuestro entorno sin contratiempos.