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Cuando los verdugos se revelan a sus amos

La falta de disciplina e insubordinación mostrada por los elementos policíacos contesta con la ideología de disciplina que se trata de implementar en la GN. | César Gutiérrez

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Escrito en OPINIÓN el

Las manifestaciones que han realizado los elementos de la todavía Policía Federal no sólo no han gustado a los mandos, han calado hondo en la mentalidad e ideología de quiénes se encargan de la operación y creación de la Guardia Nacional. Consideran a la Policía Federal como la manifestación de la torpeza de Felipe Calderón, así como a la política de seguridad implementada en su sexenio. La consideran la organización verdugo para aplacar inconformidades. A la Policía Federal se les dio mejores sueldos que a las Fuerzas Armadas y percepciones extraordinarias que, al quitárselas el nuevo gobierno, se repite aquello de que más temprano que tarde, los verdugos se revelan a sus amos.

La falta de disciplina e insubordinación mostrada por los elementos policíacos  contrasta con la ideología de disciplina que se trata de implementar en la Guardia Nacional. Al aparecer el nombre del ex presidente Felipe Calderón para que representara los intereses de un grupo grande de elementos federales, desacreditó las peticiones hechas por los policías, por lo menos a los ojos de los mandos. Al involucrar a Calderón consideraron que el movimiento se encontraba infiltrado y manipulado por un tercero, hecho que para ellos quedó confirmado al aparecer como abogado y representante de las peticiones de los policías sublevados, una persona muy cercana al ex presidente. No entienden cómo los policías federales se pueden quejar de los requisitos para formar parte de la nueva Guardia Nacional, mismos que para ellos son irrisorios, como el realizar 10 lagartijas, 10 abdominales y 5 maromas, ya que consideran que esas pruebas físicas las puede realizar un niño de primaria; además de que recibirán un sueldo mayor que el de los elementos militares que pasen comisionados a esta nueva Fuerza Policiaca. El militar que esté comisionado en la Guardia Nacional seguirá recibiendo los mismos haberes que en el Ejército o Marina, esto para economizar y vivir la austeridad republicana que se busca por parte del Comandante Supremo.

Los riesgos de una desbandada de Policías Federales son grandes y peligrosos, recordemos que existen varios grupos del crimen organizado que están buscando ingresarlos a sus filas, ofreciéndoles mejores sueldos y prestaciones. Dos son los grupos más interesados que realizan ofrecimientos de hasta $40,000.00 (cuarenta mil pesos) mensuales, más prestaciones. Pero además, existe la capacidad y logística como para que ellos mismos, en un futuro cercano, pudieran crear su propio grupo criminal, como ya ha pasado con muchos personajes como: Juan José Esparragoza, “el Azul”, líder del Cártel de Sinaloa; Nemesio Oseguera Cervantes, “El Mencho”, líder del Cártel Jalisco Nueva Generación; Heriberto Lazcano Lazcano, “el Lazca”, líder de los Zetas; sólo por mencionar algunos de los policías que terminaron enrolados en las filas del crimen organizado.

Los datos publicados por el Gobierno Federal sobre que durante el paro realizado por los policías federales el crimen bajó en estadísticas un 30%, nos da a entender que según esos datos, los manifestantes son copartícipes de crímenes o actores principales. Quienes operan la Guardia Nacional no consideran que las acciones de resistencia de los policías federales van en contra de todas las tradiciones que se viven dentro de las instituciones armadas, las cuales experimentan dentro de su vida militar, siendo las más grandes de ellas el “Honor y la Lealtad”, mismas que no son para con una persona o institución, son para el país, para México.

La milicia se siente traicionada cuando ve que ha sacrificado su vida, su libertad, a sus familias, por cumplir con la misión, con el deber de cuidar y proteger al pueblo de México mientras se les paga con un marco jurídico incompleto, que no les da facultades para realizar una función tan esencial como proteger al ciudadano.

Los militares ven a la Comisión Nacional de Derechos Humanos como el enemigo más grande de las Fuerzas Armadas, ya que han conocido en carne propia que son más peligrosos que un grupo de delincuentes armados listos para atacarlos. Tienen mayor temor a un abogado trajeado que se identifica como visitador de la CNDH que a decenas de empistolados en camionetas blindadas. Ante el grupo armado, por más que sean un número mayor, los militares tendrán la oportunidad de defenderse; pero ante las envestidas de los grupos de derechos humanos, simplemente no tienen la mayor oportunidad. Las investigaciones de la CNDH son unilaterales, sin derecho a defensa. Siempre es mucho más llamativo y políticamente correcto atacar y hacer recomendaciones contra el militar, que después de esto queda en total estado de indefensión, ya que no existe un sólo juez en este país que se atreva a dejar en libertad, por más que se le demuestre la inocencia del elemento militar, porque de facto la recomendación de la CNDH ya lo condenó, violando de forma flagrante sus más esenciales derechos humanos.

La misma Comisión siempre maneja que aquella persona que esté involucrada en una investigación de violación a derechos humanos, no puede recibir apoyo, ni se investigará su denuncia. De hecho, existen cientos de casos en las prisiones militares y federales, donde elementos del Ejército y la Marina, siguen procesados por cumplir con las órdenes de quien era el Comandante Supremo de la Fuerzas Armadas.

Ante la falta de todos esos policías federales que podrían desertar o desistir a formar parte de la Guardia Nacional, ¿de dónde podría echar mano el Gobierno Federal para suplirlos? La respuesta la tienen bajo sus narices, ya que en los últimos años la Secretaría de la Defensa Nacional dio de baja por cuestiones administrativas a cerca de 12 mil elementos militares por aplicar el artículo 154 de la Ley Orgánica del Ejército y Fuerza Aérea Mexicanos.

Éste artículo establece que en el caso de los soldados, el total de tiempo de servicios de sus contratos de enganche y reenganche admitidos será como máximo de nueve años, esto quiere decir que si en ese tiempo no se ascendió a cabo, será dado de baja. Elementos que tienen la camiseta bien puesta, serían idóneos para la Guardia Nacional ya que tienen ganas de continuar sirviendo al país, no han cometido delitos y no se necesitaría adiestrarlos como a los civiles, quitándoles además la tentación de enrolarse con algún grupo criminal.

En estos momentos, con todas las carencias y problemas que han surgido, la única posibilidad que tenemos de controlar los altos índices de inseguridad es que tenga éxito la Guardia Nacional, nos guste o no, ya se acabó el tiempo de la planeación.

No tomar acciones concretas e inmediatas a corto plazo, dará como resultado mayores problemas. La Guardia Nacional requiere logística y medios de operación, el trabajo de escritorio pasa a segundo término, el trabajo de campo y operativo se debe aterrizar de forma inmediata, pues de lo contrario estaremos condenados al fracaso.

Se dice que vendrán varias renuncias en el gobierno federal, incluyendo al secretario de Seguridad y Protección Ciudadana, ¿será cierto?, en unos días lo veremos.