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Contención al autoritarismo

Es de esperarse que el oficialismo insista nuevamente e intente dividir al bloque de contención. | Marco Adame

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Escrito en OPINIÓN el

Frente a la pandemia y sus graves consecuencias sanitarias y económicas, es fundamental que el país se mantenga unido y que las decisiones que se tomen para enfrentar la crisis se hagan en el marco de la legalidad y de la vida institucional. No hacerlo así nos llevaría a estados de excepción que pueden ser utilizados por gobernantes autoritarios como pretexto para avanzar en sus ambiciones de poder dañando los sistemas democráticos.

Desde que surgió el covid-19 existen ya varios ejemplos de ello y desafortunadamente México se ha sumado a la lista. En Turquía el presidente Erdogan aprobó una norma que le permite encarcelar a quien difunda noticias falsas sobre el covid-19, pero en realidad está utilizando esta disposición para encarcelar a sus opositores. En El Salvador el presidente Bukele ordenó a las fuerzas de seguridad que capturen a quienes no cumplan con la cuarentena y los envíen a centros de confinamiento, sin que haya intervención alguna del poder judicial, lo cual es ilegal y violatorio de los derechos humanos.

Y en México, por su parte, el presidente envió una iniciativa al Congreso con el fin de atribuirse la facultad de reasignar de forma discrecional el presupuesto. Esta medida atenta contra el equilibrio de poderes ya que la asignación del presupuesto, de acuerdo a la Constitución, es una facultad exclusiva de la Cámara de Diputados.

Dicha iniciativa violenta también el carácter democrático del presupuesto y el control parlamentario; a sabiendas de que cuando se dejan los presupuestos sin control alguno es terreno propicio para la corrupción. Es por ello que el Poder Ejecutivo está encargado de ejecutar el presupuesto y es el Poder Legislativo el responsable de determinar cómo debe realizarse el gasto. Asimismo, la propuesta del presidente no definía el término “emergencia” lo que permitiría un uso mañoso de la reforma.

La iniciativa era además innecesaria ya que la Ley Federal de Presupuesto y Responsabilidad Hacendaria cuenta con disposiciones que le permiten al presidente hacer ajustes al presupuesto; por lo que no existía ninguna justificación para la reforma. Y gente del mismo gobierno ha reconocido que era innecesario el cambio.

¿Entonces cuál era la pretensión detrás de esta maniobra? Todo indica que era un intento para avanzar en el control presupuestal y el debilitamiento de las instituciones democráticas como el Congreso.

Ante esta intentona los partidos de oposición se unieron en el llamado “bloque de contención”; una alianza notable dada la fragmentación habitual de la oposición. La coalición fue exitosa ya que los votos unidos de los diputados y senadores del PAN, PRI, MC y PRD impiden que el oficialismo alcance la mayoría calificada necesaria para convocar a una sesión extraordinaria en la Cámara de Diputados.

Ante la imposibilidad de éxito en la Comisión Permanente, Morena anunció que no solicitaría el periodo extraordinario argumentando razones sanitarias; pero lo que verdaderamente ocurrió es un triunfo democrático de las fuerzas de oposición. Hacia adelante es de esperarse que el oficialismo insista nuevamente con la iniciativa y que intente dividir al bloque de contención; por lo que habrá que estar atentos.

Por otro lado, es deseable que la oposición amplíe sus horizontes para frenar el autoritarismo populista, que exija que el presidente retire su iniciativa y que prepare una agenda para la defensa de las libertades, del federalismo y de la vía democrática, sin que tengan que renunciar a sus agendas particulares y posiciones de partido.

Es tiempo de desterrar el autoritarismo, la cerrazón y la división como táctica política. El futuro del país no puede depender de un solo hombre; se requiere de decisiones importantes, de consensos y de un gran acuerdo nacional sustentado en principios democráticos, en el Estado de Derecho y en la solidaridad.