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Construir desde la colectividad

Las crisis son la posibilidad de cambio, pero solamente si las nombramos, las aceptamos, las dialogamos y generamos acciones para atenderlas | Diana Avilés

Por
Escrito en HIDALGO el

Para la mayoría de mujeres es muy difícil participar en espacios públicos, de toma de decisiones y/o donde se escuche nuestra voz.

Hace algunos días participé en un proceso para asumir una responsabilidad dentro de una red de organizaciones civiles, no se dio como me hubiera gustado; sin embargo, me gustaría contarles algunas cosas sobre esta interesante y constructiva experiencia personal y colectiva.

Tomé la decisión de participar después de mucho meditarlo y con lo primero que me enfrenté fueron las barreras personales, resultado del adultocentrismo y la construcción del género que innegablemente me atraviesan y con las que he luchado desde que me di cuenta de ellas, un proceso que no ha sido sencillo y que poco a poco cuesta menos.

Algunas de las cosas que me ayudan cuando debo enfrentarme a retos, es pensar en todas aquellas mujeres que en los espacios han dado la batalla e incluso sus vidas para ser libres, tomar sus propias decisiones y hacerse oír; pienso en mis compañeras defensoras, feministas, en las niñas, adolescentes y mujeres que nos han arrebatado, en las mujeres dentro y fuera de mi familia que me han mostrado lo importante de no conformarnos y hacernos escuchar para cambiar este mundo tan desigual.

A lo anterior se suman las condiciones de nuestro país, ante las cuales no puedo quedarme callada, no puedo ser insensible u omisa, por el contrario, es necesario que se continúen fortaleciendo y acompañando las acciones impulsadas para visibilizar, atender y prevenir.

Tengo muy claro que esto no es individual, es colectivo; he valorado tanto la palabra de las compañeras y compañeros en este y otros procesos, sus historias, expectativas, necesidades e ideas ante el contexto al que nos enfrentamos, pues no concibo otra forma de afrontar el panorama tan complicado y violento que no sea de la mano de las personas, aquellas que se enfrentan todos los días a esta difícil y lamentable situación.

Algunas de las cosas que he aprendido durante mi tiempo caminando, acompañada de los feminismos y las personas defensoras de derechos humanos, es que las crisis son la posibilidad de cambio, pero solamente si las nombramos, las aceptamos, las dialogamos y generamos acciones para atenderlas, pues solamente a través de ello podremos entendernos y lograr consensos, mismos que son urgentes para este país.

Por último, lo que ven es lo que hay: soy sincera, trato de ser ética y congruente, me gusta hacer las cosas desde la libertad y el amor,  tengo claridad de dónde está el enemigo a vencer y sobre todo, de qué lado quiero estar, aquí seguiré con las mismas ganas y la fuerza para acompañar procesos y personas; claro, en colaboración con todas y todos los involucrados, apelando a la corresponsabilidad y a que en la diversidad, en la medida de las posibilidades y necesidades, propongan y se sumen a los diálogos, espacios y acciones.