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Con esos padrones se te ve todo

La nueva ley laboral permite que cualquier persona tenga acceso a los nombres y apellidos de los trabajadores que están afiliados a un sindicato | Manuel Fuentes

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Escrito en OPINIÓN el

El peor delito que pueden cometer los trabajadores en una empresa es formar o intentar formar un sindicato. Apenas si se enteran los patrones que se está cocinando un sindicato y como si fuera una plaga empiezan a despedir indiscriminadamente.

De buenas a primeras la puerta se cierra para los rijosos (así les llaman a quienes buscan una mejora para ellos y sus compañeros). Ni siquiera se atreven a darles la cara; el gerente le dice al guardia de la puerta que no permita el paso de los desleales:

-“¡Que se vayan muy lejos los sindicalistas porque mi empresa se contamina!”

En el sector público ocurre un fenómeno muy distinto, los sindicatos surgen como hongos, ¡hasta los funcionarios alientan que se formen más y más sindicatos! Entre más divididos mejor, les divierte que se peleen unos a otros. Allí les festinan la libertad sindical para imponer la máxima en la burocracia de los nuevos tiempos: Divide y vencerás.

Pero también hay funcionarios de organismos públicos a los que les gusta formar sus sindicatos e imponer comités ejecutivos con personas sujetas a su voluntad y celebrar los despidos de sus oponentes.

Sin embargo, en las empresas privadas no hay eso que sale en los anuncios de la reforma laboral, que promueven la participación de los trabajadores para que (según) ellos decidan sus aumentos en salarios y prestaciones, que ahora sí va a cambiar todo. Lo que ocurre en realidad es que el patrón guarda en el diván (partes de) la nueva ley laboral (de color rojinegro medio pálido) y saca otra (de color blanco) de un estuche plateado que hasta navajas tiene, que corta y corta derechos y que tiene en la pasta una leyenda y al interior un solo artículo que dice:

-“Mi capricho es la ley”

Hay disposiciones de la nueva ley laboral que el patrón no los manda al diván y los presume con sus amigos:

-“¡Miren, con esos padrones a los sindicatos se les ve todo!”

El artículo 365 Bis de la nueva ley laboral permite que cualquier persona, hasta un anónimo con nombre falso ¡tenga derecho a que se le entregue una copia, con nombres y apellidos de todos los trabajadores que están afiliados a un sindicato!

Un regalo inesperado para los patrones que dio la nueva reforma laboral, ¡transparencia total! que les permite saber quién está afiliado a determinado sindicato para mandarlos a la calle.

Actualmente la autoridad registral federal entrega hasta copias de las firmas de los trabajadores participantes en una asamblea sin ningún tipo de restricción.

En los conflictos colectivos de titularidad, los sindicatos que pretendan tener la mayoría de trabajadores están en una desventaja desproporcionada porque se sabe quién está de su lado.

En una reciente conferencia coordinada por el doctor Alfredo Sánchez Castañeda en el Instituto de Investigaciones Jurídicas, se alertó por parte de la doctora Graciela Sandoval Vargas del Instituto Nacional de Transparencia, Acceso a la Información y Protección De Datos Personales (INAI) los riesgos que conlleva la reforma laboral al permitir que cualquier persona tenga acceso a los padrones sindicales, y todo lo que se halle en los expedientes de los trabajadores, hasta sus actas de asamblea.

Comentó las contradicciones que tiene la Ley General de Transparencia y Acceso a la Información Pública (que da el derecho de acceso a la información pública para todas las personas) y la Ley General de Protección de Datos Personales en Posesión de Sujetos Obligados (que protege a quién otorga sus datos).

En materia sindical ya se obliga tanto a las autoridades federales como locales, a revelar la identidad de quienes forman parte de los sindicatos, con la única restricción de no revelar domicilios ni el CURP de los trabajadores.

Una reforma como la aprobada por el Congreso de la Unión el pasado 1º de mayo, contradice el sentido social de la legislación laboral al descubrir la voluntad de los trabajadores en su preferencia sindical protegida mediante el voto secreto que ahora se anula de manera total. La pregunta es: ¿Para qué se tiene derecho al voto secreto si a cualquier persona, incluso sin demostrar ningún tipo de interés jurídico se le revela la preferencia sindical de los trabajadores?

La reforma laboral contradice y desconoce la Ley General de Protección de Datos Personales en Posesión de Sujetos Obligados que considera como “datos personales sensibles” los nombres de las personas por ser parte de la esfera más íntima de su titular, su utilización indebida (como lo permite la nueva ley laboral) facilita la discriminación y lo pone en riesgo grave afectando su estabilidad en el empleo, pudiendo presentarse una pérdida o baja en sus salarios y sus prestaciones.

La nueva ley laboral, requiere una reforma de la reforma que resguarde derechos fundamentales relacionados con la libertad sindical, con la vida, salud, estabilidad en el empleo, sus percepciones salariales, con la propia integridad moral de los trabajadores.

No son tiempos de rendirse, sino de pugnar porque se deroguen esos artículos de ley que fueron impuestos desde la trinchera de personajes que viven en otro tiempo, en el pasado, en el de la conveniencia propia, en el de pasar, como estilo de vida, por encima de otros, a costa de la dignidad de las personas.

¡No lo permitamos!