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Borgen y la violencia política de género

Estoy convencido que México está preparado para ser liderado por mujeres que, como el personaje de Birgitte Nyborg tengan una visión más integral. | Jaime Rochín

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Escrito en OPINIÓN el

“Borgen” es una serie de ficción danesa que se adentra en la vida de la primera ministra Birgitte Nyborg, cuya personalidad, eminentemente política, es retratada con gran capacidad de liderazgo, profesionalismo y dedicación, en una sociedad que aunque relativamente avanzada en materia de igualdad de género como es la danesa, perviven prejuicios sexistas y escasea la igualdad de oportunidades. 

Entre las múltiples reflexiones que el programa nos transmite, destacan las relativas a la superación de la violencia política hacia las mujeres y de los estereotipos de género. 

Birgitte Nyborg rompe tabúes, como la supuesta ausencia de cualidades para la alta política de las mujeres o la imposibilidad de total dedicación a esta actividad cuando se es mujer. Estas cualidades y su estilo de gobierno se manifiestan desde su sorpresiva llegada al cargo y se mantienen a pesar de adversidades, traiciones, incomprensión y misoginia dentro y fuera de su partido político. 

Las acciones de la Primera Ministra son analizadas desde el género; sus éxitos políticos se opacan frente a los chismes y rumores sobre su familia. El lugar de la mujer en el escenario político e institucional, aún en Dinamarca, permite develar sus aristas más esquivas: El impacto de la exposición mediática en la dinámica familiar, las miradas de afuera, los celos y las inseguridades convierten al mundo privado en la caja de resonancia del rumbo de los acontecimientos públicos. 

Todo ello nos lleva a reflexionar sobre la violencia política contra las mujeres por razón de género, que comprende todas aquellas acciones u omisiones tanto en la esfera pública o privada, que busquen o tengan por objeto o resultado limitar, anular o menoscabar el ejercicio de los derechos político electorales de una o varias mujeres, el acceso al ejercicio de un cargo, labor o actividad, el libre desarrollo de la función pública, la toma de decisiones, la libertad de organización o bien el acceso y ejercicio a las prerrogativas cuando se trate de precandidaturas, candidaturas, funciones o cargos públicos del mismo tipo.

La raíz de la violencia política de género, es la obstrucción a que se enfrentan las mujeres al querer ejercer sus derechos político-electorales, o al influir en sus comunidades. Esta obstrucción no es debida a sus ideas, propuestas o a pertenecer a un determinado partido político, sino a un elemento en particular: ser mujeres.

En México, se reconoció el derecho de las mujeres a votar y ser votadas hasta 1953. En 2014 se introdujeron criterios de paridad obligatoria en diversos cargos, a pesar de ello, el poder sigue siendo masculino.

Las mujeres siguen sufriendo elevadas tasas de violencia, incluida, la violencia política en el ejercicio de sus derechos político-electorales: las prácticas de este fenómeno tienen que ver con renuncias manipuladas o forzadas de mujeres una vez electas; presión, bloqueo y obstaculización en el desempeño normal de sus tareas; prohibiciones al ejercicio de la libertad de expresión; difamación, calumnias, acoso a través de los medios de comunicación; agresiones físicas; dominación económica en el plano doméstico y político, así como la persecución a sus parientes, seguidores y seguidoras (INE, 2017). 

A pesar de las múltiples denuncias al respecto, ninguna víctima ha obtenido justicia, ni reparación del daño. Por ello, el pasado trece de abril, se publicó en el Diario Oficial de la Federación el decreto por el cual se reforman y adicionan diversas disposiciones en materia de violencia política de género.

A partir de estas reformas, la violencia política contra las mujeres se convierte en un delito electoral que se actualiza concretamente con alguna de las conductas previstas por la norma, como por ejemplo, ejercer violencia contra una mujer que afecte el ejercicio de sus derechos políticos y electorales o publicar o divulgar imágenes, mensajes o información privada de una mujer que no tenga relación con su vida pública y que menoscabe el ejercicio de sus derechos, asimismo, se establecen medidas de reparación integral, tales como la indemnización a la víctima, la restitución en el cargo en caso de que hubiera sido obligada a renunciar por motivos de violencia, disculpa pública y medidas de no repetición.

Es el momento de impulsar el liderazgo político de las mujeres. Frente a los procesos electorales de alcaldías, gubernaturas y la presidencia de la República, que se avecinan en 2021 y 2024, sería muy interesante promover las candidaturas de mujeres en estos procesos; estoy convencido que México está preparado para ser liderado por mujeres que, como el personaje de Birgitte Nyborg tengan perspectiva de género y una visión más integral y solidaria de los grandes retos que México está enfrentando.

#HagamosComunidad