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Amigos que actúan como enemigos

En la recta final de su trabajo, la principal del Instituto Hidalguense del Deporte sigue metida en problemas gracias a su círculo cercano | Omar Pérez Díaz

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Escrito en HIDALGO el

A finales del 2016, Fátima Baños fue nombrada directora del Instituto Hidalguense del Deporte (Inhide), designación que generó críticas por su inexperiencia en ese ámbito y en la función pública.

Un amigo en común nos reunió semanas después para charlar sobre la responsabilidad que tenía. Fue la única vez que intercambiamos puntos de vista. De comunicador a funcionaria solo hubo una sugerencia: procura elegir a un buen equipo de trabajo.

Es común que, la mayoría de las veces, un burócrata directivo decida apoyarse en amigos antes que buscar personal capaz para desarrollar trabajos que desconoce o no domina.

Baños, que tenía entonces 26 años de edad, optó por la primera opción, rodeándose de amistades “leales”.

Desde entonces, varios de esos amigos se fueron del Inhide por abusar de la confianza de su directora. Aprovecharon sus cargos para beneficiarse personalmente. La mayoría salió por la puerta trasera, en silencio; incluso uno hasta fue escoltado por guardias de seguridad.

Pero los desatinos no terminan…

En la recta final de su trabajo, la principal del Inhide sigue metida en problemas gracias a su círculo cercano. Kathya Olivares, su mano derecha, y directora de Alto Rendimiento, encabeza la lista.

El más reciente: amenazar a seleccionadas estatales de luchas asociadas si apoyaban a Alejandra Romero, una de las mejores atletas de Hidalgo, en su queja pública por una inexplicable reducción de las becas que reciben.

Anteriormente Olivares había tenido puntadas como hacer pasar a jóvenes de servicio social como deportistas para quedar bien en un evento político; dejar a unos atletas ciegos sin transporte para asistir a una competencia; también manejar a conveniencia la relación con personal del Inhide y presidentes de asociación, aprovechando su poder de decisión sobre los presupuestos; hasta ordenar a sus subalternos denuncien en redes sociales notas periodísticas que no le agradan.

Sus acciones cada vez le salen más caro a su amiga y jefa.

Fátima Baños enfrenta un proceso penal como indiciada por el delito de discriminación. La causa, asentada en la carpeta de investigación NUC: 12-2019-00692, consecuencia de un caso que llegó hasta la Suprema Corte de Justicia de la Nación y de la Comisión Nacional de los Derechos Humanos.

Los padres de Ángel N., menor de edad con síndrome de down, se cansaron de ser ignorados en el Inhide para atender su molestia por negarle acceso a determinadas clases de natación en el Centro Estatal de Alto Rendimiento.

Cabe mencionar que el chico tenía tres meses nadando en la instalación, ante la complacencia o desconocimiento del equipo multidisciplinario que coordina Kathya Olivares y siempre presumió ante Baños como expertos en la materia.

El colmo: su indiferencia, omisión y soberbia fue ejemplar, desestimando los llamamientos jurídicos que hubo para la dependencia; manejó pésimo el asunto, a tal grado que generó respuestas fuera de lugar y tiempo con la rúbrica de la directora.

La Comisión Nacional de los Derechos Humanos emitió la recomendación 81/2021 contra el gobierno del estado de Hidalgo y la Suprema Corte de la Nación determinó en su sentencia 162/2021 que no permitir su reincorporación a clases de natación sería un acto de discriminación en contra del menor.

El proceso entró a la vía penal porque ni la administración estatal ni el Inhide atienden las recomendaciones de la CNDH.

Hoy, Fátima Baños está en el banquillo de los acusados, junto a otros tres funcionarios, por un delito que conlleva tres años de cárcel, en caso de ser hallada culpable.

Uno reflexiona: con esta clase de amigos no hacen falta enemigos.

REMATE

El sabio Aristóteles reflexionaba sobre la amistad: “Cuando dos personas son amigas tienden a tratarse con justicia; intentan ser justos entre sí, aunque personalmente sean injustos. Más cuando hay justicia es más fácil que haya paz”.