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El ocho de marzo nos recuerda que estamos en la lucha de la igualdad sustantiva | Carla Humphrey

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Escrito en OPINIÓN el

El día de ayer conmemoramos el día de la mujer. Un día que parece tener relevancia para las mujeres, desafortunadamente no para todas, pero que nos hace pensar en los retos que tenemos por delante para lograr la igualdad sustantiva.

El contexto histórico de discriminación y exclusión de las mujeres es un hecho incontrovertible. Mujeres de todos los países han luchado por garantizarnos a las siguientes generaciones el reconocimiento y ejercicio de nuestros derechos. Romper el círculo vicioso de la marginación, la violencia y la exclusión en el que viven las mujeres, exige una actuación conjunta entre los poderes del Estado y la ciudadanía.

Este camino de lucha y de trabajo, tendrá que continuar y acelerarse hasta que todos reconozcamos a cada persona por lo que es, un ser humano con derechos y obligaciones.

Las acciones afirmativas y medidas definitivas son tomadas por las autoridades estatales para acelerar de facto el pleno ejercicio de los derechos de las mujeres. No son concesiones graciosas del legislador, sino que son necesarias para caminar en la ruta de conseguir la igualdad sustantiva.

El ocho de marzo nos recuerda que estamos en esa lucha, la de la igualdad sustantiva, en la que las personas tengan garantizada la libertad y la seguridad para concretar su proyecto de vida, sin importar su sexo.

La defensa y ejercicio de los derechos de las mujeres tiene que enfrentarse a la calificación superficial y sin argumentos de algunas personas, la apreciación recelosa de otras y, la más dañina, a la ceguera de aquellas que pretenden desconocer e invisibilizar la discriminación, la  desigualdad histórica y hasta la violencia que sufren las mujeres todos los días en diversos aspectos de su vida.

Los datos no mienten

A pesar de que las mujeres representamos el 52 por ciento del padrón electoral, cuando hablamos de elecciones, la mayor parte de los partidos políticos y sus precandidatos o candidatos utilizan las más variadas estrategias para reducir el número de espacios ocupados por mujeres. La violencia y las amenazas son los mecanismos más socorridos para evitar la participación de un mayor número de mujeres en los espacios públicos.

Es entonces cuando la defensa de nuestros derechos y las alianzas estratégicas con otros grupos de mujeres, apuntalan los esfuerzos para afianzar el camino rumbo a la igualdad sustantiva.

Las medidas y las acciones durarán hasta que el día que el cambio cultural haya hecho innecesaria la aprobación de leyes en esta materia así como  la adopción de diversas acciones tendientes a acelerar el tránsito en esa dirección.

Ojalá lleguemos a ese escenario muy pronto. Sin embargo, el camino para llegar a consolidarlo es largo y sinuoso.

Dotemos a las mujeres de los elementos necesarios para defender sus derechos y de autoridades profesionales e independientes que les permitan hacer valer sus derechos y cuenten con la certeza de que los poderes del Estado sancionarán y reparará cualquier acto que atente contra los derechos de las mujeres.

Los techos de cristal existen, pero también existen pisos mínimos en los que no podemos dar un paso atrás y que necesariamente pasan, por ejemplo, por tomar este espacio, el del día 8 de marzo, para verificar la hoja de ruta, determinar las cosas que deben hacerse y concentrar esfuerzos con la finalidad de conseguir la meta que nos hemos propuesto: una sociedad en la que mujeres y hombres tengamos y ejerzamos los mismos derechos y en la que la ciudadanía reconozca a cada persona como centro de derechos y obligaciones por encima de su sexo o sus determinaciones.

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@C_Humphrey_J | @OpinionLSR | @lasillarota