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2020: el año de la caída sin fondo

Se acabó el 2020 y no vimos el fondo. Visto con perspectiva histórica es un bache más que habremos de pasar. | Leonardo Martínez

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Escrito en OPINIÓN el

El 2 de abril de 2020 López Obrador dijo ante los medios una frase infame, ruin, de profunda vileza y de acendrado egoísmo que sirvió para demostrar una vez más su falta total de compasión y de empatía hacia los que más la necesitan. Hablando sobre el embate de la pandemia del coronavirus, dijo que ésta era algo transitorio que “nos vino como anillo al dedo para afianzar el propósito de la transformación”.

Para ese 2 de abril, ajustando las cifras oficiales con los factores que se han ido confirmando a lo largo de estos meses, México se aproximaba a los 200 muertos por covid-19 y alrededor de 3,000 contagios confirmados. En el mundo ya se había rebasado la cifra del millón de contagios y las muertes oficiales, siempre con niveles variables de subregistros, rondaban las 60,000. Las alertas internacionales habían sido emitidas y las medidas de emergencia sanitaria ya se habían empezado a aplicar frenéticamente en muchos países.

Mientras tanto, en México se afianzaban el pensamiento mágico y el negacionismo. El tiempo oficial avanzaba desde entonces a otra velocidad, más despacio, más lentamente conforme a la realidad alterna que habita y ofusca la mente del titular del poder ejecutivo. Para qué apresurar el diseño y aplicación de las medidas de emergencia si aquí no pasaba nada, la pandemia estaba controlada, la curva aplanada, ya quisieran otros países hacerlo tan bien como nosotros.

Por eso ante el azote brutal de la pandemia ninguno de los López ha sentido el apremio para actuar con urgencia, para coordinar y ordenar con diligencia, para abrirse a las mejores prácticas y salvar vidas inocentes, evitar muertes evitables. 

Desde hace meses quedó plenamente demostrado que la estrategia seguida por los López fue la equivocada. Lo han explicado especialistas nacionales y extranjeros, gente seria con conocimientos científicos y reputación comprobada que han sido ignorados con desplantes de ignorancia y arranques de soberbia. La reacción de los López ha sido aferrarse más a su negacionismo y presumirlo con orgullo en sus funciones de palacio.

Y los medios no ayudan. Lamentablemente en México casi la totalidad de los medios de comunicación actúa como coristas de la comunicación oficial. Por ejemplo, todos repiten como pericos las cifras oficiales, sin aclarar, insistir, recalcar como deberían de hacerlo responsable y sistemáticamente, que dichas cifras mantienen subregistros importantes y que en realidad estamos terminando el año con alrededor de 4 millones de contagiados y 360,000 fallecidos por covid-19. El encabezado debería corresponder a las estimaciones hechas con protocolos científicos y el subtexto a las cifras oficiales, siempre manipuladas, siempre desfasadas. Pero los medios se resisten y lo publican a la inversa. Promueven la irresponsabilidad de rebaño.

Uno de los componentes de la estrategia oficial es la manipulación de las cifras oficiales. Lo han declarado desde principios de año diversos analistas y lo han descubierto y comprobado en repetidas ocasiones organizaciones extranjeras y medios internacionales. La respuesta oficial ha sido siempre la misma: argumentos espurios y descalificación a ultranza.

Los ejemplos de manipulación flagrante abundan a lo largo de estos meses, pero me remito a un caso reciente que es el de la carta que López-Gatell le envía a Sheinbaum el 4 de diciembre pasado, en la que incluye los valores que según él tenían hasta ese momento los indicadores para evaluar el riesgo epidemiológico y determinar el color del semáforo que indicaba las actividades permitidas en la Ciudad de México.

Desde que la carta se hizo pública, varios de los datos incluidos han sido reportados por diversos analistas y medios extranjeros como falsos, pero no se ha dicho nada sobre la tasa de reproducción efectiva (Rt), que es el número promedio de personas contagiadas por una persona que ya está infectada de SARS COV-2, considerando todo el periodo en el que dicha persona permanece contagiosa. Es un indicador que sirve como métrica del potencial de transmisión de una infección y ayuda a visualizar qué tanto está creciendo la red de transmisión en cada fase de la epidemia.

Según la literatura epidemiológica el valor de Rt no es fácil de calcular porque depende de una serie de variables biológicas, físicas, ambientales, demográficas y de comportamiento social, lo que hace además que dicha tasa cambie de valor en el tiempo y en cada lugar. Cuando Rt es mayor a 1 significa que cada persona contagiada está infectando a más de una persona adicional, lo cual significa que la red de transmisión se está expandiendo y por lo tanto el número de contagios o casos confirmados sigue creciendo. Cuando Rt es menor a 1 las personas infectadas están transmitiendo el contagio, en promedio, a menos de una persona más, por lo tanto la red de trasmisión va desapareciendo y eventualmente la epidemia habrá de terminar.

En estos meses se han estado publicando estudios científicos que estiman los valores de Rt para diferentes ciudades y países durante algunas semanas de sus primeras fases expansivas. Algunos ejemplos de los rangos de valores obtenidos son: Italia 2.9-3.6; Corea del Sur 2.9-3.5; Wuhan 1.9-3.58; Irán 1.2-8.1; Francia 3.1-3.3; Reino Unido 6.5-7.3; España 1.1-2.2.

Independientemente de las diferencias metodológicas y los periodos seleccionados para los cálculos, aquí el punto importante es que cuando el número de casos diarios confirmados está creciendo los valores de la tasa efectiva de reproducción Rt tienen que ser indiscutiblemente mayores a 1. 

En los días que precedieron al 4 de diciembre el número de casos confirmados en la Ciudad de México estuvo creciendo preocupantemente y sin embargo Gatell afirma en su carta que el valor de Rt era de 0.9, es decir ¡menor a 1!

En otras palabras, los mismos datos oficiales con todo y su trabajo de manipulación indicaban que la red de transmisión de contagios seguía creciendo pero Gatell se contradijo una vez más y sostuvo que no, pues su Rt de 0.9 significa llanamente que la red de transmisión se estaba extinguiendo. ¿Así o más claro? Una mentira más al descubierto.

Los López se han dedicado a decir que su estrategia ha dado buenos resultados y no la piensan cambiar. Luego entonces, los augurios pintan un panorama desolador.

Estas calamidades del 2020 ni son todas ni terminarán con el año calendario. Hay que hacerse a la idea de que la pandemia seguirá viva en el mediano plazo, que los efectos de la vacunación tardarán mucho en llegar y que la verdadera recuperación económica se habrá de materializar hasta el largo plazo. Ni se ha domado la curva, ni vamos requete bien, ni el pueblo está feliz, ni ha disminuido la corrupción, ni tendremos una recuperación en forma de v. No somos el ejemplo a seguir sino el ejemplo a evitar. 

Este gobierno se ha dedicado a cimentar el retroceso con la legitimidad obtenida de la acumulación histórica de agravios, cortesía de los gobiernos anteriores. El cúmulo de injusticias, desigualdades estructurales y brechas injustificables infligidas durante años a la sociedad mexicana propició los resultados electorales del 2018. Pero todo indica que, como dice el dicho popular, pasamos de Guatemala a Guatepeor. 

Los costos económicos, ambientales y sociales para el país y la sociedad provocados por este gobierno serán extraordinarios. Se acabó el 2020 y no vimos el fondo. Visto con perspectiva histórica es un bache más que habremos de pasar, pero el trabajo será arduo. Más vale que nos vayamos haciendo a la idea. Mientras tanto, imaginemos un mejor 2021.