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A un año del covid-19 en México

No hay medidas ni campañas efectivas ante una sociedad que día a día burla al virus como si de un ruedo se tratara. | Salvador Percastre

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Escrito en OPINIÓN el

Cataluña, España. Quién diría que hace un año ya del primer caso de contagio de covid-19 en México. Un hombre de 35 años vecino de la Ciudad de México, quien luego de realizar un viaje a Italia, fue el primer caso documentado y reconocido por las autoridades sanitarias de México, el 28 de febrero del 2020. Horas más tarde se daría a conocer otro caso sospechoso de un residente del estado de Hidalgo que se encontraría en Culiacán, Sinaloa. Nadie aún podía vislumbrar el tamaño de la tragedia.

A escasas dos semanas de que en España se decretara el Estado de Alarma y el confinamiento absoluto de la población, en México y en el Continente Americano en general veía de lejos a esta nueva amenaza epidemiológica que, en occidente, aún se consideraba por muchos, un problema única y exclusivamente del gigante asiático.

Las autoridades mexicanas aún mantenían cautela acerca de un virus que en ese momento era prácticamente desconocido. El subsecretario de Prevención y Promoción de la Salud, el Dr. Hugo López-Gatell, lanzó un mensaje de calma que se repetía en el mismo sentido alrededor del mundo “La mayoría de los casos son leves, son síntomas como los de un catarro, en personas que no tengan edad avanzada o con enfermedades crónicas, los efectos son mínimos” (El País, 28/02/2020). 

La Jefa de Gobierno de la Ciudad de México -la también doctora pero en ingeniería ambiental- Claudia Sheinbaum, hacía un llamado a la ciudad más grande del mundo: “es momento de mantenernos solidarios, informados, serenos y ser responsables aplicando las medidas de prevención” (El País, 28/02/2020). Un mensaje un tanto menos tranquilizador que el de quien se convertiría en el líder de la estrategia del Gobierno federal contra la pandemia, pero visto a la distancia, mucho más prudente.

Prácticamente un año después, la pandemia ha azotado sin tregua ni cuartel al país más poblado de Hispanoamérica con casi 2 millones de contagios confirmados y más de 180 mil defunciones estimadas en todo el país, según datos del “Tablero general Conacyt! del sitio web Covid-19 del Gobierno de México.

Sin duda una pandemia que ha dejado muertes, enfermedad física y psicológica, crisis económica y social y que ha trastocado prácticamente todos los ámbitos de la vida no solo en México, sino alrededor del mundo.

México, el décimo país más poblado del mundo, el tercero más poblado del Continente y el segundo con mayor población de Latinoamérica, es también el tercer país con el mayor número de muertes por covid-19 en el mundo, solo después de Estados Unidos y Brasil. 

Justamente los tres países más poblados del Continente son los tres más azotados por el virus. Países, por cierto, gobernados por líderes que han sido señalados de minimizar los riesgos de la pandemia: Donald Trump -hasta hace poco-, Jair Bolsonaro y Andrés Manuel López Obrador.

Según datos de la Universidad Johns Hopkins, México ocupa el lugar número 17 de entre los países con más muertes por covid-19 por cada 100 mil habitantes, lo que le convierte en el segundo país del Continente Americano -después de Estados Unidos-, con el mayor número de muertes en función de su población, y el primero de toda la región latinoamericana -incluyendo Brasil-. Le siguen Perú y Panamá. 

Excluyendo a San Marino, un microestado europeo inserto en Italia, en el mundo encabezan la lista Bélgica, corazón político de la Unión Europea, Eslovenia y el Reino Unido. Todo con base en datos actualizados.

En términos de vacunación, México hoy ocupa el lugar 22 del mundo de acuerdo al número total de dosis de vacunas administradas por 100 mil habitantes. Superado en el continente por Argentina, Brasil, Canadá, Chile y Estados Unidos. Lideran la lista en el mundo: Israel, Emiratos Árabes Unidos y el Reino Unido (según Our World in Data de la Universidad de Oxford).

Por su parte, según el ranking de actuación del manejo de la pandemia de la covid-19 realizado por el Instituto Lowy de Australia, basado en indicadores como el número confirmado de contagios, muertes, casos positivos y muertes por millón de habitantes, casos confirmados por proporción de pruebas, y pruebas por mil habitantes, México es el segundo país peor evaluado del mundo, solo después de Brasil. Le siguen Colombia, Irán y Estados Unidos.

Más allá de la efectividad o no de las políticas públicas implementadas desde el Gobierno federal y desde los distintos gobiernos locales, las organizaciones de la sociedad civil y las distintas instituciones del Estado mexicano, lo cierto es que hoy por hoy el panorama es desolador. 

Los esfuerzos de algunas administraciones locales como en el caso de la Ciudad de México con más de 9 millones de habitantes, se han visto insuficientes ante una sociedad que poco contribuye colectivamente para atajar los contagios. No hay restricciones que valgan, ni imágenes en medios en comunicación (incluidas las redes digitales) de gente muriendo ante la escasez de oxígeno, ni rojos más intensos del semáforo epidemiológico que detengan a una sociedad que parece no amedrentarse por más terrorífica que resulte la pandemia.

A un año del primer caso en México y ante una transmisión continuada del virus, las esperanzas solo están puestas en las ansiadas vacunas venidas de Europa, Estados Unidos, Rusia y China. Todo indica que después de un año la esperanza para México vendrá, acaso, desde de la biogeopolítica.