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Rosario Piedra, a 13 votos de llegar a la CNDH

Ninguno de los tres aspirantes a presidir la Comisión de Nacional de Derechos Humanos logró su objetivo y será hasta el martes 5 de noviembre cuando una tercera votación permita que uno de ellos consiga los 80 votos

Escrito en NACIÓN el

A 13 votos se quedó Rosario Piedra, la hija de la activista Rosario Ibarra, de alcanzar la CNDH. 32 votos le faltaron a Arturo Peimbert, el exombudsman de Oaxaca. Y José de Jesús Orozco desapareció del mapa, al menos por ahora. Fue así como ninguno de los tres aspirantes a presidir la Comisión de Nacional de Derechos Humanos logró su objetivo y será hasta el martes 5 de noviembre cuando una tercera votación permita que uno de ellos consiga los 80 votos (dos terceras partes de la votación del pleno) que marca la ley orgánica de la cámara alta para convertirse en ombudsman.

No era noticia nueva. En realidad, desde hace 24 horas se sabía que esta terna de aspirantes no contaba con un respaldo unánime. “Se les va a caer la votación en el pleno”, advirtió desde ayer una se las asesoras de la comisión de derechos humanos, quien solicitó no divulgar su nombre. “Ninguno de los tres aspirantes tiene respaldo unánime”, afirmó a LSR. “Hubiera sido preferible rechazar este dictamen que elaboró la Junta de Coordinación Política (Jucopo), y avanzar en una segunda terna que sí empezaba a tener mayor consenso, Michael Chamberlain, Rosario Ibarra y Ricardo Bucio. Pero no quisieron”.

Y así ocurrió. Sobre advertencia no hubo engaño

Un debate de dos horas en el pleno del Senado repitió los argumentos ya planteados en los últimos días. “Muy lamentablemente no fue la mejor terna porque este es un acuerdo de cuotas y cuates”, señaló en tribuna el senador sin partido, Emilio Álvarez Icaza quien exhortó a la bancada de Morena, de convencerlos del por qué Rosario Piedra era la mejor opción para el cargo, pues corría el rumor de que la hija de la activista contaba con el respaldo del presidente López Obrador.

“No tengo nada contra ella”, dijo en su turno la panista Xóchitl Gálvez. “Pero su trayectoria no es parcial por el hecho de llevar la secretaría de derechos humanos de su partido, eso no garantiza su independencia del Ejecutivo”. El morenista Martí Batres, resumió su planteamiento en una frase “la CNDH debe perder su imagen de burócrata, Rosario rompería esa imagen. Ella debe ser la próxima ombudswoman del país”. Y enlistó la conocida trayectoria de Piedra, a través de la lucha de su madre Rosario Ibarra en la búsqueda de los desaparecidos de la guerra sucia de los setentas.

A la par de los cuestionamientos a la candidatura de Piedra, los hubo también para Orozco y Peimbert. Morena expresó abiertamente su rechazo al primero, por haber avalado en 2006 -en calidad de magistrado- el triunfo de Felipe Calderón como presidente. Mientras que Álvarez Icaza y la morenista Malú Micher pusieron en duda la credibilidad de Peimbert luego de que grupos de derechos humanos de Oaxaca, informaron su ineficacia como ombudsman local.

En realidad Gustavo Madero fue el único que secundó el planteamiento de Álvarez Icaza, en el sentido de no avalar un acuerdo de “cuotas y cuates”. “Creo que estamos en deuda con la sociedad civil, con las víctimas. Y necesitamos dar la cara de frente y explicar este procedimiento a cabalidad; que no deje ninguna duda, que no parezca que esto es un juego de que se propone a una persona para salvar la cara, pero con la convicción de que no va a pasar y que va a quedar esta otra. Esto a mí se me haría patético, grotesco. Se me haría una terrible decepción del rol que este Senado de la República debe jugar hoy en este momento tan delicado de nuestra historia”.

Pero nadie hizo caso a su mensaje y comenzó la votación en una primera y segunda ronda 

Mientras se realizó la primera votación, Rosario Piedra apareció en la explanada del Senado acompañada de integrantes del grupo Eureka. A distancia, veía el proceso que podría convertirla en titular de la CNDH. “Estaré solo un rato”, comentó discretamente a LSR. Su cuenta de Twitter estaba congelada; sus últimos tuits hacían referencia a la entrega de la medalla Belisario Domínguez que recibió su mamá hace una semana.

Orozco no apareció por ningún lado. No así Peimbert quien se mantuvo activo desde su cuenta de Twitter con el hashtag #PeimbertDefensor tuiteando diversas entrevistas en medios de comunicación; o arrobando mensajes a los senadores Kenia López Rabadán o Álvarez Icaza para difundir algunos de sus planteamientos en caso de alcanzar el cargo. Cada mensaje era rematado con un slogan propagandístico “la experiencia hace la diferencia”.

No le sirvió de mucho; en la primera votación sólo obtuvo 11 contra 44 de Orozco y 59 de Rosario. “Conforme al resultado no se obtuvo la mayoría calificada”, anunció la presidenta de la Mesa Directiva, Mónica Fernández. “En consecuencia, con base en el acuerdo de la Mesa Directiva relativo al procedimiento para la elección de la Presidenta o el Presidente de la Comisión Nacional de los Derechos Humanos, que fue aprobado hace unos momentos, se realizará una segunda votación por cédula de manera inmediata”.

Las negociaciones, entonces, fueron más evidentes. El morenista y presidente de la Jucopo, Ricardo Monreal, recibía llamadas telefónicas y giraba instrucciones a sus asesores quienes se distribuían por el pleno para mover el número de votos, pero fue insuficiente. Rosario subió de 59 a 67 votos; Orozco se cayó de 44 a tres; y Peimbert cuadruplicó su votación de 11 a 48. Fue entonces que la Mesa Directiva anunció que al no haberse obtenido una votación de dos terceras partes, se llevaría a cabo una tercera el 5 de noviembre. Sobreentendido estaba, que el puente de muertos se convertiría más bien en un puente de negociación para darle a Piedra los 13 votos (o más) que le faltaban.   

“Me fui porque tenía cosas que hacer”, declaró Piedra vía telefónica a LSR. “Tengo por ahora una buena votación, confío en la voluntad de que los senadores analicen su voto y voten libremente. Y si me favorecen estaré muy agradecida, dispuesta a que esta CNDH sea autónoma, independiente y plural”.

-¿Cómo resolverá los cuestionamientos del PAN y PRI, que no objetan su trayectoria pero sí su cercanía con el presidente? ¿Cómo conseguir los 13 votos que le faltan?

-Les digo que pueden estar seguros, confiar en mí porque junto a mi madre he defendido no solo a los desaparecidos y hasta aquellos torturadores que después también desaparecieron. ¡No puedo traicionar mi causa ni la de mi madre! La ética por delante. Es hora de hacer a un lado las filiaciones partidistas y no sujetarse a ningún poder.

Sin embargo, ella sabe bien que el único negociador que está detrás para allanarle el camino se llama Ricardo Monreal.

Con una rosa blanca en el ojal, Arturo Peimbert aparece inesperadamente en el patio del Senado. Sonriente, confiado, asegura a LSR que “andaba por ahí” mientras los senadores debatían.

-¿Cómo explicar que subió su votación de 11 a 48 en las dos rondas?

-Agradezco mucho los votos otorgados a mi persona.

-¿Fueron por confianza o por negociación política?

-Me parece que por confianza, fue un ejercicio democrático. Hay entretelones de acuerdo pero todos positivos. No intentaría derrotar absolutamente a nadie (dice refiriéndose a Piedra), más bien que sea el mejor quien dirija esta institución.

-¿Cómo negociará con Morena los 32 votos que le faltan?

-No es mi costumbre negociar.

-Usted sabe que siempre hay una negociación detrás.

-La verdad desconozco esos entretelones.

-¿No es irreal que usted desconozca que debe haber una negociación, si quiere ser el próximo ombudsman?

Peimbert reacciona rápido, sabe que su respuesta no puede ser lo políticamente correcto. Y acorralado, solo responde,

-Sin comentarios.

MJP