Honduras ocupa, desde la semana pasada, las portadas de la prensa mundial, debido a que miles de personas se han unido para caminar y gritar al mundo que no se puede vivir ni un día más ahí.
Con 9 millones de habitantes, Honduras vive una situación de violencia y pobreza que se une a la crisis política iniciada tras el golpe de Estado en 2009, que apartó de la presidencia a Manuel Zelaya y permitió al mandatario Juan Orlando Hernández reelegirse en el poder en medio de denuncias de fraude y fuertes protestas que dejaron decenas de muertos y heridos.
La polémica marcó el estallido de las tensiones acumuladas por la propia reelección de Hernández, dado que la Constitución de Honduras prohíbe expresamente que un presidente vuelva a presentarse a las urnas por un nuevo periodo.
Ahora, los hondureños afrontan las consecuencias del fenómeno político que ha provocado que 300 personas hayan abandonado diariamente el país durante el año pasado. La diferencia es que antes lo hacían a oscuras y de forma clandestina y ahora juntos y a plena luz del día.
Aunque el país creció a un ritmo del 4.2 en 2017, este panorama económico no ha sabido reflejarse como una mejora de vida del hondureño de a pie. Seis de cada 10 personas viven en la pobreza y cuatro en la extrema pobreza y ni siquiera pueden comer una vez cada día.
Ciudad de México, el próximo destino de la caravana migrante
De acuerdo con un reporte de junio pasado del Banco Mundial, Honduras es el país más desigual de Latinoamérica y, según la Organización Internacional del Trabajo (OIT), el desempleo abierto está por encima del 7%, una cifra que, históricamente, no superaba el 4%.
El subempleo, entre tanto, ronda el 42% (lo que hace que el salario mínimo no sea una realidad para ellos) y la pobreza afecta a casi la mitad de la población.
Además, un aumento en los precios de la electricidad y los servicios básicos ha dificultado su acceso a las personas con menos ingresos y un reciente escándalo de corrupción en el sector de la salud evidenció la crisis en hospitales, clínicas e instituciones del sistema sanitario.
Sin embargo, el presidente Hernández no encontró relación entre estas cifras y el origen de la caravana migrante, el cual lo atribuyó a la izquierda radical y a Nicolás Maduro en un intento por desestabilizar su gobierno.
En los barrios pobres se suma la violencia que ejercen las pandillas y el pago del "impuesto de guerra".
Hasta el año 2016, Honduras era el único país del mundo con dos ciudades, San Pedro Sula y Tegucigalpa, en la clasificación de los cinco lugares más peligrosos del mundo, con 112 y 85 muertos cada 100 mil habitantes, respectivamente.
La crisis se une a la de países vecinos como El Salvador, que ha provocado que las solicitudes de refugio de centroamericanos en México hayan aumentado en un mil por ciento en el último año, según la Agencia de las Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR).
Según cifras del DHS, esta nación centroamericana se mantiene como el cuarto país que más migrantes envía a Estados Unidos, aunque superada por otros países de la región, como El Salvador y Guatemala.