Main logo

"Vengo aquí por mi comida, la situación está muy complicada"

La pandemia de covid agudizó la pobreza alimentaria de los mexiquenses, revelan cifras del banco de alimentos

Escrito en METRÓPOLI el

Para Ricardo Sánchez Luna, originario de Zacatlán, Puebla, el Banco de Alimentos del Estado de México, que es una institución de asistencia privada desde hace 23 años, cambio totalmente su vida y la de sus tres hijos, pues luego de que reconoce haber sustraído algunas bolsas con comida de la puerta de la institución para darle de comer a su familia, pasó a ser voluntario un par de años y ahora es empleado de dicho banco de alimentos.

El padre soltero de 53 años de edad, contó que hace cuatro años llegó a vivir a la ciudad de Toluca y se asentó en el poblado de Santa Cruz Atzcapozaltongo, “tengo una niña con parálisis cerebral, la llevé al médico y pase por aquí, entonces ya no tenía dinero y vi unas bolsas de abarrotes, verduras, pan y tortillas y se me hizo fácil, dije, de aquí soy, porque no tenía ni un quinto, pero los vigilantes de la caseta se dieron cuenta y me preguntaron que si eran mías y les dije que no, que tomaba las bolsas de comida porque tenía necesidad de darles de comer a mis hijos”.

Una vez que el señor Ricardo fue detenido por los vigilantes del Banco de Alimentos del Estado de México, lo llevaron con la trabajadora social de la institución, “la señorita Gaby fue la que me atendió y gracias a ella estoy aquí, la señorita me preguntó que por qué lo hacía yo, le dije que no tenía dinero ni trabajo y ella decidió hablar con la directora de Trabajo Social, Ana Lilia, y me dieron el apoyo, a mis niños les dieron agua, pan y desde ahí les dije que si podría ayudarles para que me emplearan y sí, estuve como dos años de voluntario y de ahí ya percibo un salario”, agregó el originario de Puebla.

Lo que el señor Ricardo hace en el Banco de Alimentos del Estado de México, es empaquetar productos de limpieza, como por ejemplo, cuando la botella de un jabón líquido llega rota, el detergente lo “meto en una bolsita y lo aseguro que no se salga”.

En los últimos cuatro años, Ricardo Sánchez Luna, quien además sabe de albañilería, ha progresado significativamente, pues cuando llegó a la comunidad de Santa Cruz Atzcapozaltongo, en Toluca, consiguió una casita de madera para vivir con sus tres pequeños hijos, luego, un vecino lo ha dejado vivir hasta la fecha en su propiedad que a la par de cuidarla, ha fincado una vivienda de tres pisos para el amigo que le dio cobijo desde un inicio.

En tanto, Anelís, de 15 años, sigue sus terapias para sobrellevar su parálisis cerebral, mientras que su “cuate” Jaciel, terminó la secundaria y ya trabaja y su hija Yelsa, de 17 años, va en el quinto semestre de preparatoria, “le agradezco a todo el Banco de Alimentos que me ha apoyado”, finalizó.

AUMENTA LA DOTACIÓN ALIMENTICIA.

La pandemia de la covid-19, agudizó la pobreza alimentaria de los mexiquenses, pues de acuerdo a Alberto Canul Juárez, presidente del Banco de Alimentos del Estado de México, antes de que apareciera el nuevo coronavirus, se les daba un paquete alimentario a 140 mil personas cada 15 días y la demanda de comida fue en aumento una vez que comenzó la alerta sanitaria hasta llegar a los 170 mil habitantes en promedio.

Esto significa que alrededor de siete mil familias más están bajo esta condición de hambre, si se toma en cuenta que cada familia tiene cuatro integrantes. 

Este aumento en la pobreza alimentaria creció de marzo a la fecha, porque muchos mexiquenses perdieron su empleo, así fue el caso de decenas de comerciantes que se instalaban habitualmente afuera del Santuario del Señor de Chalma, en el municipio de Malinalco, pues dicho centro religioso fue cerrado por más de tres meses para evitar contagios de la pandemia y apenas la feligresía y turismo religioso están de regreso de manera paulatina. 

También cada 15 días se les ha ido apoyando con su despensa covid que es gratuita, a familias del poblado de San Luis Mextepec, en Zinacantepec, dedicadas a la venta de pescado, a los artesanos de Teotihuacán y a quienes trabajan en los muelles del embarcadero de Valle de Bravo, así como a los pepenadores del basurero de Mexicaltzingo.

Hoy en día el Banco de Alimentos del Estado de México lleva despensas alimentarias y despensas covid a mexiquenses pobres asentados en 45 municipios, entre estos, Toluca, Metepec, Polotitlán, San José del Rincón, San Felipe del Progreso, Ixtapan de la Sal, Coatepec Harinas, Tenango del Valle, Tenancingo, Otumba, Chalco y Tenango del Aire.

“En el Estado de México calculamos que hay tres millones y medio de personas que carecen de alimento, si nosotros estamos atendiendo entre 140 mil a 160 mil, 170 mil, quiere decir que es mínima la cantidad de personas a las que les entregamos su despensa hasta en cinco ocasiones. Nosotros, como Banco de Alimentos, dependemos de la donación de 65 empresas o de donativos en dinero.

Hay mucha gente que se ha quedado sin trabajo, nosotros lo vemos en el incremento de personas que actualmente venden en la calle, muchos de ellos con sus pequeños ahorros han comprado algo, ya sea mascarillas o verdura para vender, tú ves el incremento de puestos que hay por todos lados, gente que está vendiendo en las esquinas, todo ello son personas que perdieron su trabajo y que tienen la carencia alimentaria, porque lo que llegan a ganar apenas si les alcanza para algo, de porcentaje no te podría decir, pero de que hay un incremento en la pobreza sí lo hay”, ahondó Canul Juárez.

CONTENIDO DEL PAQUETE ALIMENTARIO

Cada canasta, indicó el presidente del Banco de Alimentos del Estado de México, lleva entre 12 y 14 productos básicos como frijol y arroz, además de atún, “a veces sardinas, latas de verduras, es variado, dependiendo quien nos donó la despensa, el grupo La Moderna nos da cinco o seis productos para sus despensas como pastas, galletas y harina”. 

Al hacer un llamado a las empresas a que no dejen de donar al Banco de Alimentos del Estado de México y a empresarios a que sigan con sus donativos voluntarios de dinero, Canul Juárez refirió que “manejamos alrededor de 500 toneladas de alimento mensuales y ahorita nos están llegando alrededor de 600”.

A dicha institución privada también puede acudir la gente de escasos recursos a comprar a bajo costo pan, leche, pañales, chiles enlatados, frijoles también en lata, leche en polvo, mermelada envasada, refrescos y frutas y verduras, entre una gran variedad de productos.

María Elena García, originaria de Toluca, comentó que cada ocho días llega a la institución privada a comprar su verdura, pan, leche, crema y hasta unas papitas para llevarle de comer a su familia conformada por seis personas, “no gasto más de 200 pesos, es mucho mejor que la Central de Abasto, desde hace cinco meses vengo porque es muy económico lo que se encuentra aquí, más ahora que la situación económica está muy complicada”.

(Sharira Abundez)