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Reabren casinos en CDMX; “es una terapia para nosotros”, dice jugador

Es una industria que produce 30 mil millones de pesos al año y paga 5 mil millones de pesos en impuestos, de acuerdo con datos del sector

Escrito en METRÓPOLI el

Este 12 de octubre los aficionados a los juegos de azar y las apuestas pudieron regresar a los 34 casinos que hay en la Ciudad de México, luego de más de 7 meses de cierre a causa de la pandemia de la covid-19.

Dos de los clientes de este tipo de establecimientos, don José Luis Aguilera y Saidy compartieron que ya extrañaban el lugar.

“Es una terapia para nosotros de la tercera edad”, dijo Aguilera a La Silla Rota.

Saidy dijo que extrañaba “muchísimo” ir a un casino, y uno de los motivos para acudir era ver si gana “aunque sea un poquito”, aunque también se mostró escéptica.

“Sé que nunca se le va a ganar a un casino, pero a veces salen las cervezas gratis, o no se pierde tanto, la atención es bonita y el ambiente es agradable”, dijo a La Silla Rota.

Para el presidente de la Asociación de Permisionarios, Operadores y Proveedores de la Industria del Entretenimiento en México, (AIJA), Miguel Ángel Ochoa, el casino no está hecho para que la gente gane, sino para su diversión. "El que va queriendo ganarle a un casino no lo va a poder hacer, son muy pocos los casos", afirmó a La Silla Rota .  

Asegura que las personas que acuden a este tipo de espacios lo hacen para divertirse, como lo dice José Luis Aguilera.

Durante un recorrido realizado por La Silla Rota, la reapertura de los casinos se dio con estrictas medidas de distanciamiento social y con el protocolo de tener un tapete sanitizador a la entrada, la medición de temperatura, el otorgar gel antibacterial, el registro por nombre de cada uno de los que llegan, y en algunos casos hasta la sanitización con dispersores rociados en el cuerpo de los visitantes, como ocurrió en el Casino Life, ubicado en Insurgentes.

Dentro, los trabajadores portaban cubrebocas y caretas, y sólo se permitía un 30 por ciento de aforo y una hora de permanencia, aunque los clientes podían regresar inmediatamente. El horario permitido es de 10 am a 10 pm e incluso sanitizan las barajas. 

EXAGERADAMENTE BIEN

Don José Luis Aguilera, de 77 años, explicó que sólo les permiten una hora pero que en su caso se sintió “exageradamente bien” por regresar al casino.

Entrevistado luego de salir del casino Codere, ubicado en Nueva York 315, en la Nápoles, donde antes estuvo el Caliente y años más atrás el salón de baile Meneo. Aguilera es de los que cuando van al casino van a jugar, no a socializar, y durante este primer día de apertura, estuvo 45 minutos, porque es lo que dura su terapia, añadió.

Acudió con un cubrebocas y una careta, esta última se la alzó al salir del lugar, el cual tenía máquinas sin prender y gel antibacterial y sanitizador en varios puntos además de la entrada, además de que el casino prohibió los alimentos en las máquinas y por protocolo lo permitió sólo en el restaurante.

Durante estos casi 7 meses en que los casinos estuvieron cerrados debido a la covid, y no acudió a su "terapia", Aguilera lo que hizo fue “volverse loco, no puede uno hacer nada”, compartió.

Sobre los juegos en los que prefiere apostar, no tiene preferencia, ya que todos le gustan.

PERDIERON LOS CASINOS  20 MIL MILLONES DE PESOS EN EL CONFINAMIENTO

 



Ochoa, quien es doctor en derecho constitucional, explica a la Silla Rota que en el país hay 36 permisos para tener casinos, con un total de 387 salas hasta antes de la pandemia. No se sabe si todos reabrirán pues por la cuarentena se han perdido aproximadamente 20 mil millones de pesos. 

En este momento ya se han reabierto 251 salas, es decir, el 65% del total. El 12 de junio se reabrió el primero de los casinos y fue en Tijuana. En la Ciudad de México ya se abrieron pero al  30% de su capacidad; en Monterrey ya les autorizaron el 50%. Se espera que para fines de mes ya haya 300 salas abiertas

De los 36 permisos otorgados por el gobierno, nueve los tiene el Grupo Caliente, de la familia Hank Rhon, y el resto está repartido entre grupos y personajes nacionales y extranjeros. 

Hasta antes de la covid-19, la industria de las apuestas representaba 30 mil millones de pesos al año y el pago de impuestos por 5 mil millones. 

 




NO HUBO GANANCIAS PARA SAIDY

Saidy fue una de las primeras jugadoras que acudió este 12 de octubre al Casino Life, ubicado en Insurgentes Sur, casi esquina con Félix Cuevas. Ahí, además del tapete y del gel, los empleados sanitizan a los visitantes, y entre las máquinas hay mamparas que aíslan a los jugadores.

La joven consideró que las medidas de seguridad están fastidiosas pero forman parte de los protocolos a seguir. Lo que no les gustó fueron las máquinas.

“No están dando ganancias. Lo veo porque los demás jugadores están recargando y recargando. Se nota cuando las máquinas empiezan a dar y no, no, no escuché que ninguna diera premio”, dijo convencida.

Ella apostó 300 pesos que en media hora se le esfumaron.

“Los mismos que así, así, se fueron. Es más, ni siquiera me dejó jugar, generalmente suben y bajan las cantidades, nos mantienen jugando, pero esta vez sí nos empiezan a comer las máquinas. Yo creo que lo están haciendo para que se empiece a recuperar el casino y agarre fondos”, planteó, desconfiada como buena jugadora.

Dijo que antes de que los casinos cerraron en marzo por el coronavirus, entre diciembre del año pasado y febrero de este, acudió a ese casino unas 7 veces, pero también fue a otros, como el Big Bola, en Altavista, donde aunque las máquinas apostadoras no son tan buenas, las mesas de juego sí; en tanto que en las de Insurgentes las mesas de ruletas y Black Jack el dinero se va pronto “y es raro que alguien gane”.

SIN MIEDO Y SIN CÁBALAS

Pero en el Casino Life aprecia la atención del personal, aunque en su retorno a actividades había mucho que es nuevo y “aún le falta atender mejor al cliente”.

Respecto a si sintió miedo por la covid-19, su respuesta fue que no.

“No me da miedo ese tema. Desde que empezó, no”, respondió afuera del casino, ya sin cubrebocas.

Cuestionada sobre si tiene alguna superstición o cábala para apostar, contestó que no, pero ha visto a otros que sí.

“Veo que la gente toca las máquinas, una señora que le da dizque de comer papas fritas a un elefante que aparece en la pantalla y por suerte la máquina le comenzaba a dar dinero y ella lo atribuía a que era porque le daba eso”, recordó, divertida.

ALGUNOS SE ENOJAN

Le ha tocado ver a muchas personas de la tercera edad que piden que no les hablen mientras apuestan, o los que se enojan con el personal que trabaja ahí y les piden que ya no les recarguen sus tarjetas porque les dan mala suerte.

“Yo había visto que a los dealers, personas de mesa, les avientan el refresco en la cara, son groseros porque piensan que tienen la culpa”.

Este 12 de octubre quería venir con su novio, pero como empezó a lloviznar prefirió irse, pero tiene planeado regresar con él esta misma semana.

La Silla Rota también acudió al Codere de Plaza Universidad, que en la fachada aún conserva el anuncio de Yak. Ahí había más gente, que además mantenía menos sana distancia al querer entrar pronto, y también se vio que algunos ya adentro llevaban mal puesto su cubrebocas. 

EL PERFIL DEL APOSTADOR

 



Ésta, que para Miguel Ángel Ochoa es una actividad para el placer de la gente, representa un gasto promedio de 320 pesos para las personas que apuestan y por lo general los jóvenes de 22 a 40 años prefieren las mesas de juego en vivo (ruleta, póker y otros juegos de baraja) y les gusta mucho el Sport Book, que son las apuestas deportivas en vivo.

A las personas mayores de 40 años les llaman más la atención las "maquinitas" que representan el 75% de los ingresos de los casinos. Para las personas entre 60 y 70 años, las maquinitas son muy atractivas y divertidas.  A este grupo de edad también le atrae el Bingo Cantado, que es una lotería de números.

En la Ciudad de México hay 34 casinos en 11 alcaldías, y cada uno tiene 400 maquinitas en promedio. Hay casinos en Monterrey y Guadalajara que pueden tener mil máquinas de apuestas. 

Y aunque Miguel Ángel Ochoa asegura que los casinos no son para ir a ganar dinero, a algunas personas como Saydi sí les gustaría ganar aunque sea un poquito, y para otros, efectivamente constituye una diversión y una terapia. 

En opinión del presidente de AIJA, sólo 0.3% de quienes apuestan son adictos al juego. 

(Sharira Abundez)