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“Abortar fue la decisión más difícil y dolorosa de mi vida"

Laura, Érika y Daniela recordaron en la marcha a favor del aborto en Argentina lo difícil que fue para ellas interrumpir un embarazo

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Escrito en METRÓPOLI el

Daniela Flores tenía 18 años cuando se practicó por primera vez un aborto y fue el que menos le causó conflicto tanto de salud como emocional. Estaba en la universidad. Se enteró que estaba embarazada. Su entonces novio no la apoyó en ese proceso. 

Decidió practicarse la Interrupción Legal del Embarazo ya que es originaria de la Ciudad de México. Tuvo el acompañamiento de su hermana, amigas y una tía. Debido a ello, no fue tortuoso para Daniela. 

Vaticinan rechazo al aborto en Argentina

Luego a la edad de 26 años presentó un embarazo ectópico, del cual no se dieron cuenta los doctores. Esa fue la primera negligencia médica de una serie de irregularidades, donde estuvo en peligro su vida. 

“(Los médicos) me dijeron que no estaba embarazada y yo les respondí que conocía mi cuerpo  y que sí estaba, ellos lo negaron y me regresaron a mi casa. Días después se me reventó la trompa. Llegué al hospital Siglo XXI y me dijeron que como no tenía seguro médico no me podían atender. Ya me estaba desangrado y me trasladaron al Hospital General y ahí me trataron nefasto”. 

Ya en el Hospital General, las enfermeras la abandonaron en una camilla y como no la atendían pese a su gravedad, el papá de Daniela tuvo que buscar a un doctor y exigirle que le brindaran atención médica de inmediato. 

“Fue un proceso muy traumático y doloroso que tuve que sanar lentamente en mi cuerpo. Recuerdo que cuando me desperté, el anestesiólogo me dijo 'di tu nombre', pero no podía hablar del dolor porque además por lo de la trompa, se contaminó; me tuvieron que limpiar y me abrieron. Estaba llorando, no había visto a mis padres y me dijo: ‘no te voy a dar un calmante hasta que digas tu nombre’, y sí me sentí muy humillada”.

Con lágrimas en los ojos y al hacer una pausa en su relato, Daniela prosiguió. “Me sentí muy impotente porque no se sensibilizó ante el dolor que yo sentía. Nunca había sentido un dolor en el cuerpo tan grande”. 

Señaló que en el Hospital General ni siquiera tienen materiales ni herramientas correctas. Recordó que cuando le hicieron la colposcopia le levantaron las piernas con unos directorios telefónicos. Le pidieron a sus padres que fueran a comprar la anestesia, calmantes y otros medicamentos. 

Tiempo después a esta experiencia, Daniela decidió embarazarse y los doctores que la atendieron en ese momento le dijeron que no sabían si luego del proceso e intervención que vivió dos años antes había riesgo. 

“Me dijeron: ‘no sabemos si después de lo que pasaste el feto vaya a venir bien o mal’. Me asusté y como tenía miedo a que las cosas estuvieran mal, pues me practiqué un aborto”.

Reiteró que a pesar de que en la Ciudad de México el aborto es legal desde hace 11 años, hace un trabajo muy profundo con la labor de los médicos.

“Se necesita una chamba de responsabilidad y de ejercicio de los derechos humanos de las mujeres. No estamos pidiendo que nos ayuden. Estamos exigiendo nuestro derecho y que tanto el aborto y los procesos obstétricos sean humanizados. Sostengo esta lucha y hoy estoy en la marea verde porque no quiero que ninguna mujer pasé lo que yo tuve que vivir”. 

ME REALICÉ UN ABORTO CLANDESTINO Laura García es profesora de danza aérea para niños en la Ciudad de México. En la actualidad tiene 31 años y a la edad de 22 se embarazó. Su pareja no la apoyó y debido a que tenía un proyecto de vida diferente donde en ese momento no contemplaba tener hijos decidió abortar. 

En ese momento tenía poco tiempo de que en la capital del país se aprobara la Intervención Legal del Embarazo, no había mucha información de cómo acceder a ese servicio y como venía de una familia muy conservadora y para evitar que se enteraran, se practicó un aborto clandestino. 

“Estaba muy asustada. Tenía mucho miedo porque estaba muy joven y no quería ser madre. La persona que en ese entonces era mi novio tenía 15 años más que yo y la experiencia como tal fue muy violenta. Estaba en la tercera semana de embarazo”. 

Cuenta que por medio de contactos, sus amigas le consiguieron una receta ilegal para comprar en la farmacia unas pastillas de misoprostol. En la soledad de su cuarto y mientras sus padres se ausentaron un fin de semana, se las tomó. 

“Un aborto no es que lo tomes a la ligera y lo hagas constantemente. Pasan un montón de cosas por el cuerpo. Pasamos por un montón de sentimientos encontrados y aunque ha sido la experiencia más dura de mi vida, no me arrepiento. Todo lo que pasó después me hizo crecer mucho”.

Laura consideró que no sólo tiene que ser legal el aborto, sino tiene que haber todo un proceso de sensibilización de parte del sector salud para que sea una experiencia, dentro de lo posible, lo más protegida y segura para las mujeres que se lo practican. 

El 25 de abril de 2007, la Asamblea Legislativa aprobó la Interrupción Legal del Embarazo de manera voluntaria hasta las 12 semanas de gestación. Sin embargo, en el resto de los estados de la República, el aborto no está permitido a menos que se trate de una violación; en algunos casos, como peligro de muerte, inseminación no consentida, afectación a la salud o alteraciones genéticas se aplican en pocas entidades.

LA MAREA VERDE LLEGA A MÉXICO

Erika Alcántara, académica de la UNAM y parte del colectivo feminista Las Vanders, explicó que con la “marea verde” en México se busca  sumarse al movimiento por el aborto legal, que inició en Argentina y que es una petición, que tendría que ser mundial sobre la decisión y derechos de las mujeres. 

Agregó que en el país el 60 por ciento de la población es femenina y cuestionó que a pesar de que es una mayoría, las mujeres todavía no pueden decidir sobre sus cuerpos. 

“La marea verde debe ser un posicionamiento político, en el sentido de poder decir que importamos y que se nos tome en cuenta. Sería fundamental que se legalizara el aborto en México para poder reconocer la importancia histórica de los grupos de mujeres en el país”. 

Reconoció que en la Ciudad de México se vive en una burbuja de privilegios. Es una cuestión que se tendría que analizar desde el centralismo y reflexionar sobre qué pasa en cada estado, ya que cada uno tiene sus problemáticas. 

“Por su puesto ha habido fallos históricos como el de Veracruz de hace unos meses, donde antes estaba criminalizado y penalizado el ejercicio de decisión de las mujeres sobre sus cuerpos. En ese sentido hay otros estados mucho más reacios a la decisión del aborto, por ejemplo Guanajuato, que además de ser una entidad panista, sino de ultraderecha en sus grupos de poder. También Puebla”. 

Comentó que el bajío, en general, se ha caracterizado por ser uno de los bastiones de ultraderecha que han frenado muchas políticas de avance sobre los derechos de las mujeres. Guanajuato es muy violento. Mujeres y niñas que son violadas por propios familiares están siendo encarceladas por abortar. 

Agregó que la región Centro y ta vez solo por la Ciudad de México si se podría poner como un foco verde, “pensando en los pañuelos” de políticas progresistas sobre las decisiones ciudadanas de mujeres. 

De acuerdo con la datos del Observatorio Nacional de Muerte Materna, en el país se han registrado 404 muertes maternas en lo que va del 2018.

En los últimos tres años, se han abierto al menos mil 552 carpetas de investigación por aborto en el país y en los últimos cinco años, el número de mujeres procesadas por realizarse legrados clandestinos en México aumentó de 242 casos en 2013 a 474 casos en 2017, de acuerdo con datos de la organización Las Libres, los cuales están sustentados por cifras del Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública (SESNSP) y solicitudes de información.

ams