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Lorena anhelaba ser abogada; la asesinaron a la mitad de su carrera

Matilde dice que la muerte de una hija “duele en alma”, porque las canciones que interpretaba ahora son imposibles de escuchar

Escrito en HIDALGO el

PACHUCA.- Estudiosa, lindísima, maravillosa, noble, la mujer más hermosa del mundo … ¿qué más puede expresar una mamá de su hija?, dijo Matilde Gasparino Juárez, madre de Lorena Berenice Tinoco Gasparino, quien desapareció la madrugada del domingo 27 de octubre y fue encontrada sin vida dos días después, en la localidad de Huitzila perteneciente al municipio de Tizayuca.

Matilde es una mujer menudita, su estatura apenas alcanza un metro con 60 centímetros, de tez morena y cabello lacio pero corto, negro al igual que sus ojos, pequeña de estatura, pero con la fortaleza que necesita una madre para apoyar a sus otras dos hijas que sufren la muerte de su hermana.

Su hermana, Lore, que a los 21 años dejó trunca su carrera. Y no es que fuera mal en la universidad, al contrario, sus calificaciones y desempeño escolar eran impecables de acuerdo con lo que narró su mamá.

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Hace 10 días dejó su hogar sin saber que no volvería, que desaparecería después de salir de un bar de Pachuca para ser localizada sin vida y a unos 43 kilómetros de la capital hidalguense; que simplemente el primer lunes de noviembre no regresaría a la escuela como cada semana para continuar su quinto semestre de licenciatura en derecho que estudiaba en La Salle.

"Le arrebataron el futuro que tenía por delante, tantas metas, muchas inquietudes de salir, de ser una profesionista”, dijo con lágrimas en los ojos Matilde, tras recordar que lo único que anhelaba su hija era ser abogada y especializarse en materia penal para "hacer justicia" a quienes lo necesitaban, la misma justica que ahora exigen sus amigos y familiares por su muerte.

Ella decía: yo quiero ser una muy buena abogada porque quiero hacer justicia, ayudar a la gente, ayudar a lo que sea necesario”.

La respuesta es rápida y contundente, sin dar vueltas, ni pensar demasiado, Lorena “tenía un gran corazón que desde pequeña mostraba, noble y sencilla” así de franco y simple, no hay conceptos rebuscados para definir que ella era “una buena persona” que gustaba de la música y la interpretación.

Cantar y el kick boxing sus pasatiempos favoritos, pero, a decir verdad, tararear las coplas de canciones de artistas mexicanas como Natalia Lafourcade o una que otra de Napoleón, porque es un gusto que le heredó su padre, eran sus actividades predilectas y más, si se trataba de interpretar canciones en las fiestas familiares.

“Lorena llegaba y daba alegría a la casa, ella era una motivación para nosotros en cada reunión que tenías, en convivios familiares, ella era la que siempre nos alegraba la fiesta, a ella le gustaba cantar. Siempre le decíamos: Lore, ¿ya nos vas a cantar?”.

Por eso Matilde dice que la muerte de una hija “duele en el alma”, porque ahora solo quedan dos de sus tres hijas, porque las canciones que su hija interpretaba ahora son imposibles de escuchar.

La verdad se fue un ser maravilloso que no entiendo por qué hay tanta maldad, no hay consuelo porque perder un hijo es doloroso, pero hay veces que perdemos a los hijos por ciertas circunstancias, por enfermedad, puede haber muchas, pero por las que pasó mi hija Lorena, eso no tienen nombre (…) quiero justicia para mi hija, que encuentren a los responsables y que paguen, por quitarle la vida a un ser”.

Luego de que el cuerpo inerte de Lorena Berenice fue hallado en Tizayuca, el pasado 4 de octubre, sus amigos, familiares y estudiantes se movilizaron por las principales calles del centro histórico de Pachuca y así, exigir que la violencia en contra de las mujeres se acabe, para pedir que se decrete alerta de violencia de género en Hidalgo y que no se criminalice a las mujeres por su muerte.


emh