Las personas que evitan los conflictos en sus relaciones personales, están sacrificando su propio bienestar. Esta obsesión por mantener la paz, oculta inseguridades durante la infancia.

El psicoterapeuta estadounidense, Dennis Portnoy, denomina a estas personas como adictas a la armonía. ¿Piensas primero en lo que los demás necesitan, antes de lo que deseas tú?

Este efecto de complacencia puede tener su raíz en la infancia. Más aquellas personas que crecieron en entornos conflictivos, en los que ellos tenían que ser los agentes de paz, es decir ser los mediadores entre sus padres o se les reprimía al expresar libremente sus opiniones,  incluso pudo ser un comportamiento aprendido.

Estos factores provocan que al crecer se desarrolle miedo a expresar los propios pensamientos o emociones, y los hace vulnerables ante las discusiones o el conflicto por lo que lo evitan a toda costa.

Más allá de beneficiarse, quienes presentan esta condición, pierden parte de su libertad, por lo que es muy importante que se identifique esta conducta y pueda corregirse.

Para contrarrestar este tipo de comportamiento, Portnoy recomienda que, aunque pueda resultar difícil, es importante evitar decir que sí a todo u ofrecerse como primer voluntario cuando alguien pida algo ajeno a su responsabilidad. 

Los adictos a la armonía siempre están dispuestos a arreglar los problemas al primer indicio de disgusto que observen, eso se debe a sus reflejos hiperactivos de exploración, es decir que dedican mucho tiempo a interpretar las expresiones faciales y el lenguaje corporal de los que les rodean. 

Es importante salir de los entornos que provoquen este tipo de emociones especialmente en situaciones que estén fuera de su responsabilidad.

Una mirada en retrospectiva hacia la infancia puede contribuir a encontrar el origen de la adicción y dotar de armas eficaces para enfrentar el problema. De igual forma, ayuda a desarrollar la capacidad de crear límites en las relaciones personales para discutir con calma con otros adultos.

Por último, el psicólogo Francisco Gavilán, en un artículo para El País, comparte las reglas de oro para discutir de una forma agradable.

1. Ser constructivo ayuda mucho, la clave está en escucha antes de hablar.

2. Distánciate de las emociones que puedan resultar negativas en la búsqueda de un acuerdo.

3. Muéstrate ante los demás como una persona amigable y conciliadora.

4. Evita la frase “estás equivocado” esta es una mala estrategia, si se busca llegar a un acuerdo. Nunca te creas dueño de la verdad.

5.Separa la idea que se está discutiendo de la persona, se puede criticar la primera, pero criticar a la persona es muy poco productivo dentro de una discusión.

(Karina Sánchez)

Con información de El País