Un grupo de activistas movió escritorios y colocó colchonetas en una oficina ubicada en Río Becerra para recibir a aquellas personas que sufrían discriminación y violencia.

“En abril muchos jóvenes de la comunidad LGBTQ+ fueron expulsados de su hogar. Los intentos por corregir su orientación sexual eran más recurrentes al igual que los insultos, la violencia física, e incluso, amenazas de muerte”, explica Moisés Hernández, coordinador del área psicosocial de Refugio Casa Frida. La violencia hacia las mujeres, niños y niñas, personas de la tercera edad y grupos vulnerables como personas de la diversidad sexual aumentó exponencialmente. 

Recién iniciado el confinamiento por la emergencia sanitaria las denuncias de violencia en el hogar a personas de la comunidad LGBTQ+ comenzaron a ser visibles por medio de las redes sociales. Refugio Casa Frida nace el 13 de mayo de 2020, como respuesta a la emergencia, no solamente sanitaria, sino social que trajo consigo la pandemia. 

“Las personas que llegan al refugio tienen redes de apoyo rotas, diagnósticos psiquiátricos y experiencias de violencia”, dice Moisés.

Ayudamos entre todes 

El primer objetivo del refugio fue atender necesidades alimenticias, de techo y salud. “Llegamos a conocer a personas que eran “toleradas” en su núcleo familiar en la medida de su aporte económico al gasto del hogar, pero mientras esas personas perdieron su empleo e ingreso algunas familias los expulsaron”, señala Moisés Hernández. 

Refugio Casa Frida ha tenido 85 ingresos durante estos diez meses que lleva en operación. 

La primera generación de usuaries hizo esfuerzos para crear fondos económicos en comunidad; comenzaron haciendo y vendiendo pizzas y organizando ventas de garage. El dinero se repartía una vez que una persona encontraba un lugar nuevo para vivir. 

“El 70% de las personas que llegan al refugio buscan apoyo psicológico”, afirma Moises. Por esa razón, Refugio Casa Frida ha hecho esfuerzos por profesionalizar su labor y ayudar aún mas. A partir de enero 2021 se implementaron tres áreas: hogar y seguridad, área psicosocial (acompañamiento) y área de proyecto de vida (grupo de profesionales para poder hacer el camino de re-inclusión social con la autonomía económica). 

“Se escuchan las necesidades inmediatas de la persona que solicita refugio y se establece un proceso para su ingreso”, menciona Lizbeth, trabajadora social de Refugio Casa Frida. También nos cuenta que el rango de edad de los usuaries es de entre 15- 35 años y son personas que se han enfrentado a diversos tipos de violencias (físicas, económicas, psicológicas) y estigmas sociales. 

La estancia en el refugio es aproximadamente de 2 meses y medio a tres meses y durante ese tiempo reciben apoyo psicológico, social, se crea un plan de vida, asesoramiento jurídico y se cubren las necesidades inmediatas (techo, comida, salud); todo con el objetivo de conseguir herramientas que propicien su autonomía y empoderamiento. 

“El activismo es hacer incidencia social, no solamente es el discurso”, expresa Moisés.

“Nosotros en Casa Frida pensamos en un activismo a partir de acciones profesionalizadas y una intervención multidisciplinaria que permite a las personas de la diversidad sexual incluirse en la sociedad. Una sociedad que les excluye, les vulnera y a veces, les mata”. explica Moisés.

La búsqueda de una sociedad mas equitativa y justa es un pilar que mueve a todo el equipo. “Casa Frida es una causa comprometida que surgió en un contexto de emergencia sanitaria pero tiene un mayor alcance. El entusiasmo, pasión y compromiso del equipo contagia y cambia vidas de forma profesional”, expresa Lizbeth. Incluye que la información y creación de redes comprometidas y aliadas son un paso que puede llevarnos a la equidad y crear espacios seguros para todes.

“Hay una deuda social”, sostiene Moisés, “tiene que ver con el equilibrio y el piso parejo”. Casa Frida, es un proyecto que rebasa la buena voluntad, porque le corresponde a instituciones y al estado brindar apoyo y seguridad a cada ciudadano. Romper los círculos de violencia y discursos de odio es necesario para brindar oportunidades y derechos iguales a todos, todas y todes, coinciden ambos. 

El nombre del refugio está inspirado en en una mujer trans de Oaxaca que se llamaba Frida. Cuando ella venía a la Ciudad de México buscaba espacios para alojarse con otros compañeros activistas y amigues. Frida falleció en enero de 2020 y fue víctima de la falta de oportunidades, apoyo y acompañamiento como persona con un diagnóstico VIH+, en memoria a ella se nombró Refugio Casa Frida.