Entre más se tarde el proceso de justicia de las mujeres que se encuentran en el CEFERESO de Santa Martha Acatitla, tomará más tiempo para que puedan comer un caldo de pollo en compañía de su familia, con agua hervida, verduras picadas, un poco de pollo, un platillo que se convierte un lujo dentro de la cárcel.

Estos platillos tradicionales se han quedado en el olvido de las mujeres que están en prisión. "¿Cómo cocinar sin estufa? ¿Cómo picar sin cuchillo? ¿Cómo nutrirse sin familia?": Son algunas de las preguntas que se hace María Belausteguigoitia, directora del proyecto Mujeres en Espiral, un grupo que trabaja con mujeres en reclusión desde 2009. Esta vez presentan un recetario creado con las reclusas, Lo crudo, lo cocido y lo finamente picado: Sabores y Sinsabores de mujeres en prisión.

El objetivo del recetario es sensibilizar con perspectivas de género, de derechos humanos, desde la interculturalidad y las diversidades la situación que viven las mujeres dentro del penal.

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Imagen tomada del Lo crudo, lo cocido y lo finamente picado: Sabores y Sinsabores de mujeres en prisión, elaborado por Mujeres en Espiral,

Cocinar la justicia

Aunque es menor la cantidad de mujeres en la cárcel, a diferencia de los hombres, su situación es injusta. La novena edición Censo Nacional de Gobierno, Seguridad Pública y Sistema Penitenciario Estatales mexicano reportó que del total de los presos en México 23.0% son mujeres.

Imagen tomada del Lo crudo, lo cocido y lo finamente picado: Sabores y Sinsabores de mujeres en prisión, elaborado por Mujeres en Espiral,

De acuerdo con Equis Justicia para las Mujeres,  los delitos contra al salud son de las principales causas de encarcelamiento de las mujeres en la región de Latinoamérica. Equis Justicia registró que en los últimos años el número de mujeres que han ingresado a prisión en el fuero común por este delito ha incrementado un 103.3 por ciento. El perfil de las personas acusadas son mujeres pobres, con poca educación y únicas responsables de sus hijos e hijas.

En el recetario “canero” como le pusieron las mujeres, el término se refiere a lo carcelario, no sólo cuenta cómo preparar los alimentos con lo cuentan sino cómo ingeniárselas y con qué emociones deben mezclarlo para machacar esa injusticia y abandono que viven en la cárcel.

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Dentro del penal, cocinar un huevo es complejo así como preparar unas lentejas, lo único que pueden tener es una parrilla eléctrica pero la cocción es diferente, relatan las mujeres en el compilado.

Entre las recetas que sugieren en el Recetario están los “los chilaquiles sin estufa”, “las enchiladas verdes del recuerdo”, “las milanesas de la Abuela Mariella, “la tinga de pollo: festejo casero”, como postre “flan napolitano, no me olvides porfitas”.

Tus tuppers y botes de yogurt

Las internas tienen que llevar sus propios recipientes para que les sirvan su comida y les den sus respectivas porciones de “rancho”, como se le nombra a la cantidad que les es asignada. 

Las nuevas que conocen este proceso, deben esperar a que alguna de sus compañeras le preste algunos de sus botes de crema para que pueda pedir su comida.

“Muchas veces la comida está cruda o rancia, además están las 'leyendas caneras' sobre el rancho por eso nadie lo quiere consumir”, relata una de las mujeres.

Se le dice rancho al menú, que se compone de desayuno, comida y cena.

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La comida de los niños

Las mamás han expresado que la comida para los niños no es del todo buena, pero a veces la toman para economizar un poco. Uno de los platos que sí consideran medianamente apetecible es el atún preparado, así que tratan de guardar un poco de ese platillo.

Si quieren darles un gustito, tiene que ahorrar o esperar dinero de las visitas para que puedan comprarles sincronizadas “calientitas”.

Cuando tenemos un poco de dinero y hacemos hot cakes, nos sentimos como en casa: “mami riquicimo” (sic), “cómete los que quieras”, cuenta una de ellas.

Lo que no pueden ingresar, lo venden dentro

Uno de los testimonios en el Recetario "canero" denuncia que los productos que no pueden ingresar como enlatados, carne crudas, mariscos; frutas como uvas, piña o fresas porque con ellas pueden hacer bebidas alcohólicas; sin embargo, los venden dentro.

Otra de las mujeres cuenta que come sus tres tiempos cuando sus padres van a verla. Algunas veces le dejan comida. Para calentarla tiene que pedir el favor a una de sus compañeras que lo haga en una sarteneta, ya que ella no ha cumplido los seis meses y no cuenta con ese beneficio para tener una o lo hace en baño María con una resistencia.

Recetas, un manual para lidiar con el castigo

Marisa Belausteguigoitia, directora de esta iniciativa, dice en una entrevista para El Universal que “ las recetas compiladas en este libro son manuales de cómo lidiar con el castigo, la ausencia, las prohibiciones y la soledad, además de ser un instrumento de justicia restaurativa de apoyo entre las mujeres”.

En este ejercicio del recetario, Marisa señala que es importante ver la sonoridad que hay entre las mujeres, quienes no sólo se juntan para comer sino para planear tener un buen día compartirse sus procesos jurídicos.

El Recetario "canero" busca visibilizar cómo viven las mujeres en prisión. En su colaboración contaron con el apoyo de Hazael Ruíz Ortega, subsecretario del Sistema Penitenciario de la Ciudad de México, quien se comprometió a resolver algunas de las demandas expresadas. 

Para la impresión del recetario buscan a un patrocinador para imprimirlo.

Si quieres estar en contacto con ellas puedes buscarlas en Facebook, @mujeresenespiralSMA, o escribirles a info.mujeresenespiral@gmail.com.