Hace unos días en una reunión con amigos, compartíamos experiencias y vivencias que habíamos tenido en los últimos años de vida. Los solteros platicábamos sobre nuestras prioridades que estaban más enfocadas al éxito personal y profesional, o a sumar experiencias como viajes o retos profesionales. En cambio, otra parte del grupo de amigos platicaba ya sobre el matrimonio, la vida de pareja y los hijos. La conversación se tornó un poco incómoda para todos cuando llegamos al punto de la educación de los niños. 

Algunos comentaban sobre el comportamiento de los hijos, de la educación y el cuidado de los niños y  de lo “difícil” que era educarlos. En ese momento no faltó quien refiriera que su esposa no estaba haciendo un buen trabajo al educar a los niños. Otra amiga lo secundó asumiendo que la educación es una responsabilidad de las mujeres. 

Honestamente yo solo escuchaba. Me sorprendió la cantidad de prejuicios y estereotipos en los roles de género que escuché. “La mamá se encarga de los hijos y el papá debe traer todo a la casa”, “El papá provee, la mamá educa”, “Es malcriado porque su mamá no lo ha educado bien”, y así un sinfín de comentarios -hechos por hombres y por mujeres- que reforzaban los roles de género culturalmente asumidos: el hombre a lo público y la mujer a lo doméstico. 

La conversación se tornó más acalorada cuando, por alguna razón, se tocó el tema del feminismo y el machismo. Me tocó escuchar una gran cantidad de tonterías, pero la más grande fue que las mujeres son las responsables de criar hijos machistas. Que ellas son las culpables de que los hijos les salgan machistas y en algunos casos hasta violentos. 

Esta conversación es más común de lo que podamos imaginarnos. Incluso la responsabilidad del machismo, hombres y mujeres, se la otorgan a la mujer, pero aquí es importante señalar que los niños no crecen únicamente en la burbuja de una familia, como niños además pertenecemos a una sociedad y a un sistema. Limitarse a la familia es dejar la ecuación incompleta. Responsabilizar a las madres de criar hijos machistas es un acto más de machismo porque seguimos repartiendo la culpa de todos los males a las mujeres ubicándola como el origen de esos males.

De acuerdo con el Manual de Violencia Doméstica (2011) coordinado por Verónica Navarro, fundadora de la AC Mujeres Aportando a Mujeres, los guiones de vida patriarcales definen al hombre como persona que tiene poder. Y al tener y ejercer poder, se le otorgan en la familia más derechos y privilegios, que a la mujer y a los hijos. Al final, como dice Navarro, son patrones de conducta que reproducimos en función de una construcción social como lo es el género. 

Por el solo hecho de haber nacido hombres, en un sistema patriarcal como el nuestro, los varones tenemos ciertos privilegios sistémicos que nos ponen por encima de las mujeres. Pertenecer al género masculino nos confiere privilegios como disfrutar de mayores ingresos en comparación con las mujeres, cotas de poder y de una mayor autoridad en el ámbito público, beneficiarnos del trabajo doméstico y de los trabajos de cuidado que mayoritariamente realizan las mujeres. 

Verónica Navarro plantea que la dominación masculina no es sólo cultural sino también material basada en la expropiación de los hombres a los frutos del trabajo y del pensamiento femenino. Los roles de género, dice la académica, llevan implícita la jerarquía que sobrevalora lo masculino y minusvalía a lo definido como femenino.  

De la misma manera, los estereotipos de género han jugado un papel importante en esta dominación cultural masculina, puesto que éstos siempre nos colocan con atributos, valores y acepciones positivas en comparación con las que les tocan a ellas. Por ejemplo, cuando una persona es  introvertida, a la mujer se le dice que es tímida, mientras que del hombre se dice que piensa bien las cosas. Si una mujer cambia de opinión se dice que es caprichosa o voluble, mientras que al hombre se le dice que es capaz de reconocer sus errores; la audacia por ejemplo, a la mujer se le dice que es impulsiva y que actúa sin pensar, mientras que al hombre se le confiere el atributo de valentía. 

En este sentido, es importante que entendamos que la educación es fundamental para avanzar hacia una sociedad sin estereotipos y más igualitaria. Los colectivos feministas han hecho lo suyo al impulsar acciones afirmativas en la legislación y en la política pública que buscan nivelar el piso de la igualdad entre hombres y mujeres en ámbitos como el político, económico o social, pero como varones debemos entender que estas acciones no prosperarán si no las acompañamos y nos quedamos de brazos cruzados. 

El libro “Los hombres, la igualdad y las nuevas masculinidades”, editado por el Instituto Vasco de la Mujer, subraya que el espacio familiar puede ser fundamental en un proceso de cambio hacia actitudes más igualitarias. Describe que un modelo de padre igualitario puede ser para los niños el punto de partida de nuevos referentes de una masculinidad cuidadora y comprometida. Yo agregaría que en este cambio de paradigma, además de entender las nuevas masculinidades, nos corresponde compartir la responsabilidad de acompañar e impulsar el cambio en nuestros entornos próximos: nuestra casa, nuestra familia, en nuestro hogar y con nuestros amigos.

En este sistema que privilegia los estereotipos y patrones socioculturales de conducta en función del sexo, los hombres tenemos la responsabilidad primero de hacer conciencia del privilegio que tenemos y segundo de aportar en la construcción de una sociedad más justa e igualitaria. Comprometiéndonos junto con las mujeres, en la construcción de una nueva sociedad que evite los estereotipos y roles en función del género. En la construcción de nuevas masculinidades igualitarias los hombres debemos tomar consciencia de nuestros privilegios y renunciar a ellos.

José Manuel Urquijo

Twitter: @JoseUrquijoR

Consultor y estratega en comunicación política e imagen pública. Es miembro de la Red de Jóvenes Políticos de las Américas y en 2017 recibió el Napolitan Victory Award por The Washington Academy of Political Arts & Sciences en la categoría Youth Leadership Award.Urquijo tiene estudios en marketing gubernamental, análisis político y comunicación política con perspectiva de género.