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“La estamos pasando bien mal y ni alcanza para comer”

Desde hace 18 años, Carmelita se dedica a la venta de comercio informal, además, dice que no cree en el virus: “nada más Dios sabe”

Escrito en HIDALGO el

PACHUCA. – La necesidad de alimentarse y juntar unos pesos para comprar tortillas y proveer de alimento a sus tres menores, hace que en plena contingencia por covid-19, Carmelita comercialice sus golosinas, chicharrones y papitas fritas en la vía pública, aunque con sinceridad reconoce que no cree en el virus, y más, cuando se requieren recursos para subsistir.

Oriunda del municipio de Acaxochitlán, Hidalgo, Carmelita -nombre que fue sustituido a petición de la entrevistada- contó que en medio de la contingencia sanitaria por coronavirus tiene que salir a laborar pues los gastos continúan y “el señor de la renta no espera, él pide su dinero y ya”.

Carmelita tiene muy claro que la poca afluencia de personas en vía pública, donde vende golosinas desde hace 18 años es “por un virus” del que se declaró incrédula, pues argumenta que “el destino” es quien decide el momento de muerte de las personas.

Yo no creo en eso, yo no lo creo, bueno, nada más Dios sabe qué es enfermedad, pero también ya tenemos el destino, uno va a fallecer con cualquier cosa y entre más nos protegemos …”

No hay eventos en parques, los espacios públicos de la ciudad de Pachuca, donde comercializa, fueron clausurados desde finales de marzo, medida que se endureció al mes siguiente y que persiste hasta el momento.

Aunque en las calles de la capital hidalguense aún hay algunas personas que no cumplen con el confinamiento, ya sea por gusto o necesidad, como Carmelita, cuyos ingresos oscilan entre los 30 y 40 pesos por día, en comparación con “un día bueno” o domingo de parque, en el que ganaba de 200 a 250 pesos.

No hay gente, a quién le vamos a vender, aquí estamos y pues unos 5 o 10 pesos ya son buenos, al día son unos 30 o 40 pesos lo que me estoy llevando (…) estamos mal ahorita, la estamos pasando bien mal y ni alcanza para comer, ya está muy baja la venta, ya no vendemos, ya sólo vamos vendiendo poquito, no hay gente, no hay quién nos compre”.

(Foto: Lorena Rosas)

Sin embargo, al carecer de ingresos fijos, Carmelita argumenta que continuará comercializando sus golosinas y así llevar “tortillas para el desayuno y comida” de sus tres menores, los más pequeños de 5 y 6 años, que se resguardan en una casa ubicada cerca de la estación de Bomberos mientras su mamá llega de vender.

“Ni modo, qué vamos a hacer, ya se bajó la venta por esto de la enfermedad, pero nosotros tenemos que salir, aunque dicen que no salgamos, pero nosotros somos comerciantes, tenemos que salir para comer porque nadie nos va a llevar comida”.

Yo voy a seguir haciendo la lucha, a ver qué Dios dice, solamente Dios sabe, cuando la enfermedad llega, nos toca y no podemos hacer más”.

(Foto: Lorena Rosas)


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