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Un día como hoy, pero de 1949, Pachuca vivió la mayor inundación de su historia

Un día como hoy pero de 1949, la capital hidalguense sufrió una de las peores inundaciones en su historia, donde al menos 55 personas fallecieron

Escrito en HIDALGO el

PACHUCA.- Un día como hoy, 24 de junio, pero de 1949, los habitantes de la ciudad de Pachuca vivieron lo que a la fecha es recordada como uno de los más grandes desastres naturales en la historia de la capital hidalguense, la inundación.

Fue hace ya 72 años de este acontecimiento, cuando una fuerte tromba generó grandes volúmenes de escurrimiento hacia la ciudad por el río de Las Avenidas.

La falta de mantenimiento al cauce junto con el arrastre de materiales provocó una reducción de la capacidad de conducción para posteriormente generar su desbordamiento.

El agua alcanzó niveles de hasta 3 metros de altura, dejando un saldo de más de 50 vidas perdidas, desaparecidos, lesionados y gran daño material.

LA INUNDACIÓN

Era un viernes, el reloj marcaba entre las cinco y las seis de la tarde cuando las nubes comenzaron a cubrir el cielo de la Bella Airosa.

La lluvia no tardó en caer y fue intensificando hasta por más de media hora. La fuerza del agua rompió el dique en el Río de las Avenidas y el agua, lodo y escombros avanzaron sin control hacia la ciudad.

En su camino, la tromba arrasó con personas, autos, árboles, bardas y materiales. Todo arrastrado hacia Venta Prieta, a unos 10 kilómetros del centro. La altura del agua rebasó los tres metros y comenzó a penetrar en casas y comercios.

“Fueron suficientes unos cuantos minutos para que se formara una especie de dique debajo del mercado entonces Benito Juárez, lo que ocasionó que el agua buscara un sitio para continuar su carrera; el reblandecimiento y posterior derrumbe de la barda del que fuera el segundo Palacio de Gobierno, entonces comandancia de Policía, edificio ubicado en la calle de Venustiano Carranza, fue el sitio que el torrente encontró para continuar su cauce”, así lo relató en su momento el cronista Juan Manuel Meneses Llaguno.

El agua continúa su camino por el jardín de La Constitución donde arrolló los puestos de comerciantes y se estrelló contra las viviendas de la calle Mina.

REPORTAN FALLECIDOS Y HERIDOS

Tras el desastre, en los medios de comunicación se informó sobre el registro de 55 personas fallecidas.

Algunos señalaron que la mayoría, más de 40, eran locatarios del mercado Benito Juárez, quienes tratando de salvar sus mercancías no escaparon a tiempo. Asimismo, 9 presos murieron ahogados en sus celdas.

Algunos cadáveres surgían flotando en el agua, otros aparecían entre el lodo. Hubo varios que estuvieron en calidad de desconocidos.

QUEDA EL TESTIMONIO DE LOS SOBREVIVIENTES

Angustia, desesperación e impotencia son algunos sentimientos que se vivieron el 24 de junio. El periodista Juan Sánchez Cabrera, recopiló algunos testimonios de los sobrevivientes.

En su publicación para conmemorar los 50 años, Sánchez Cabrera refiere que la cifra de fallecidos rebasó los 300, entre mujeres, hombres, niñas y niños.

El licenciado Rodolfo Medina propietario de la bolería “Grenfell” recuerda que “estaba en la puerta de la bolería y desde aquí se veía el camino al arco de San Juan, arriba de la presa de San Nicolás; eran como las 4 de la tarde y observé el cielo, una nube tan negra como nunca la había visto, se notaba también un remolino en las nubes y en cuestión de minutos empezó a llover, después fue espantoso”.

La tromba fuerte –continuó- fue por el Cerezo y como en el cauce del río había madera de la que utilizaba la Compañía Minera, además de que muchos vecinos tiraban su basura en el río, en pocos minutos se formó un dique, que reventó atrás del mercado Juárez y los primeros muertos fueron los comerciantes de La Cuchilla y los presos en la Barandilla y en las Comisiones; las calles de Hidalgo, Zaragoza y Allende se volvieron un enorme río que a su paso se llevaban todo, dijo.

Recuerdo que en el viejo Hospital Civil había tendidos en los pasillos cuando menos 100 cadáveres, y cientos de personas esperaban que un individuo, manguera en mano, lavara el lodo de la cara de los muertos para ver si era quien buscábamos”.

El señor Eduardo Bejos, un comerciante quien tenía entonces 17 años relató, “fue una cosa horrible, la más grande tragedia que haya visto y calculo que fueron por lo menos mil personas las que murieron arrastradas por la fuerza del agua, en las calles de Hidalgo y Matamoros principalmente; la ciudad estaba desquiciada, la tragedia rebasó a las autoridades”.

(Con información de sitios web Secretaría de Cultura Hidalgo, Reporte Político, Historia.com)

jgp