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Triste fin de año en Puebla: historias de crisis y desempleo

El panorama no luce alentador de cara al 2021: en la segunda quincena de diciembre más de 160 empresas afiliadas a la CTM entraron en paro técnico

Escrito en ESTADOS el

PUEBLA.- El desempleo y la precarización laboral obliga a miles de empleados a tomar decisiones difíciles ante una pandemia de coronavirus que lo mismo cierra negocios en los que se apostaron ahorros de toda una vida, que paraliza universidades en Puebla.

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A Jorge Luis se le quiebra la voz cuando dice que lo que más extraña es el aplauso del público con el que ahora no tiene contacto; la pandemia lo llevó a vender parte de su equipo y a organizar tres sets en su propia casa desde donde transmite por “Jorge Luis, el show. Comediante porno… por no estudiar”, su página en Facebook, su espectáculo “Íntimamente con Jorge Luis. El show”.


Sentado en un sillón de su casa cuenta que desde que comenzó la cuarentena no ha tenido trabajo como comediante y aunque han intentado contratarlo se niega porque le piden precio de pandemia y no está dispuesto a regalar su trabajo.

Imita lo mismo a Juan Gabriel que a Agustín Lara y ha sido telonero del comediante Teo González, pero la escasez de trabajo lo orilló a preparar comida para vender a domicilio, a pedir permiso en plazas comerciales para que le permitan tocar y a darse tiempo de organizar sus transmisiones en vivo con pianistas, cantantes y guitarristas que tampoco tienen trabajo.

Ana, quien pide no revelar su nombre real, es madre de dos hijos y hasta antes de que comenzara la pandemia de coronavirus combinaba su trabajo como asistente de un despacho de abogados con ventas de productos para maquillaje.

La pandemia de coronavirus paralizó tanto a la Suprema Corte de Justicia de la Nación como al pleno del Consejo de la Judicatura Federal y eso motivó que los empleadores de Ana decidieran disminuirle a la mitad su salario mensual de 6 mil pesos.

“Acepté, dice, porque mis hijos tenían que comer; soy madre soltera desde hace dos años, cuando me divorcié, y aunque yo puedo dejar de comer, mis niños no”. Los 3 mil pesos mensuales que le han pagado durante casi todo 2020 le alcanzan para poco, así que decidió hacerle una propuesta a un conocido que la pretendía como pareja.

Un día, en mayo, le invité un café, le hablé de los problemas económicos que tenía, me aguanté la vergüenza y le propuse sexo por dinero con una única condición: que nadie más se entere. Aceptó y nos vemos una o dos veces por semana

Como Ana, miles de poblanos han aceptado peores condiciones de salario para no quedarse sin nada o han buscado alternativas para completar los gastos. Beatriz, nombre ficticio para proteger su identidad, labora en un prestigiado consultorio médico de San Andrés Cholula y aunque le mantuvieron el salario y prestaciones durante toda la pandemia, la sorpresa le vino a finales de año.

Vía telefónica, cuenta que ya es 23 de diciembre y en su trabajo les avisaron que regresan todos hasta el lunes 28, pero como no le decían nada del aguinaldo que por ley se paga antes del día 20, fue a preguntar a sus jefes.

Uno de ellos le dijo que no había dinero para el aguinaldo y le echó en cara que le han pagado completo el salario desde el inicio de la pandemia y además le dan seguro social, “como si una cosa condicionara la otra, y pues que no chingue,” señala una indignada Beatriz.

El panorama no luce alentador de cara al 2021: en la segunda quincena de diciembre más de 160 empresas afiliadas a la Confederación de Trabajadores de México (CTM) entraron en paro técnico, según informó Leobardo Soto Martínez, secretario general de la central obrera.

Aunque los paros técnicos no son nuevos en el sector laboral poblano, en esta ocasión algunas empresas que adoptaron la medida regresarán no en enero, sino hasta principios de febrero, dijo el dirigente de más de 20 mil trabajadores en el estado.

En el sector servicios las cosas tampoco pintan bien: unos 700 comercios afiliados a la Confederación de Cámaras Nacionales de Comercio, Servicios y Turismo (Canaco) han cerrado durante la pandemia.

Las cifras reveladas por Marco Antonio Prosperi Calderón, dirigente del organismo, representan alrededor de 10 por ciento de los 7 mil 600 comercios afiliados. El sector no se recupera de los cuatro meses de cierre decretados por el gobierno de Miguel Barbosa Huerta para el comercio no esencial en el que entraron giros como el restaurantero y el turismo.

José Ignacio Alarcón Rodríguez, presidente del Consejo Coordinador Empresarial (CCE), informó el 7 de diciembre que por la pandemia se perdieron más de 51 mil empleos formales en Puebla, de los cuales sólo se han recuperado 7 mil.

Puebla recuperó en noviembre 4 mil 744 empleos formales, más de la mitad de ellos permanentes, cifra 24.7 por ciento menor a los 6 mil 304 reportados en octubre por el Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS).

En noviembre, el estado sumó un total de 595 mil 897 empleos, 508 mil 647 de ellos permanentes y 82 mil 118 eventuales urbanos; la suma de octubre y noviembre representa 11 mil 048 plazas recuperadas, cifra muy lejana de las 43 mil 168 perdidas en el lapso marzo-septiembre cuando fueron suspendidas las actividades por la pandemia de coronavirus.

Las cifras del INEGI, que a diferencia del IMSS sí mide la informalidad, revelan que en noviembre Puebla tuvo una tasa de desocupación de 4.1 por ciento entre las personas de 15 años o más, lo que representa que 120 mil 132 personas están desempleadas, de acuerdo con la Encuesta Nacional de Ocupación y Empleo (ENOE).

Con este panorama el 3 de diciembre Puebla dejó el semáforo amarillo para volver al naranja lo que permite las actividades económicas esenciales, y que las no esenciales trabajen con 30 por ciento de su personal y un aforo no mayor al 30 por ciento de su capacidad.

CIERRAN GIMNASIOS, CAFÉS, HOTELES…

En los gimnasios se repite la misma historia de incertidumbre por no saber si enviar a los trabajadores a sus casas, reducirles el salario o despedirlos con la promesa de recontratarlos cuando vuelva la normalidad. El cierre de 120 gimnasios dejó sin empleo a 600 personas, dijo recientemente Sergio Ávila, presidente de la Cámara Nacional de Gimnasios y Clubes de Puebla.

Víctima de la parálisis causada por el coronavirus, el Hotel Royalty cerró en julio tras un siglo de servicio y despidió a sus casi 100 empleados, aunque prometió reabrir en los primeros días de 2021. Ese mismo mes, con un “¡Gracias!, por habernos acompañado durante 40 años de tradición, risas y sabores” el grupo Café Plaza recortó 200 empleos y cerró su emblemático local ubicado en Plaza Dorada.

Tampoco el Café Wimpy’s soportó el coronavirus y a principios de diciembre sus dueños colgaron una manta para poner fin a 81 años de tradición en el Centro Histórico de Puebla. Antes, a finales de mayo, la dulcería “Los Ángeles de Santa Clara” bajó las cortinas tras 22 años de actividad.

LA PANDEMIA DETIENE, PERO LA AYUDA…

Mayra Labastida, comunicóloga y desde hace 16 años cantante profesional, afirma que antes de la pandemia tenía evento cada ocho días, pero desde que se detectó el primer caso de coronavirus en Puebla ha tenido trabajo sólo en cuatro ocasiones.

Además del cierre de bares y restaurantes “no puedo cantar ni con cubre boca ni con la careta puesta y luego la gente ya con el alcohol se quiere acercar a uno y yo de plano he dicho que no a algunos contratos, porque me arriesgo mucho”.

Mayra afirma que algunas personas que la han querido contratar “no quieren pagar lo que es y se escudan en que por la pandemia no tienen mucho dinero, pero pues como me expongo mucho yo no cobro menos de lo que cobraba antes de la pandemia.”

El coronavirus, sin embargo, le significa una oportunidad: “me detuvo, pero me ayudó porque nunca había hecho ni videos ni un en vivo, que son importantes para un artista, y ahora me doy tiempo para hacerlos, para escribir canciones, aprender armonía y pensando en ser solidaria tomo clase de piano y de batería por lo menos cada ocho días, así ayudo a mis dos profesores que por la pandemia tampoco tienen mucho trabajo”.



Con una voz de coloratura que se transmite incluso por teléfono afirma que en una de las cuatro ocasiones que ha trabajado en los meses de pandemia una banda la contrató para una fiesta de cinco personas porque su cantante se enfermó de covid “y es hasta ahora uno de los eventos que mejor me han pagado”.

Aunque la adversidad también la ha alcanzado, afirma que para allegarse recursos mientras pasa la pandemia o llega la vacuna, “le busco a varias cosas”, como a su profesión de comunicóloga en la que comenzó a trabajar incluso antes de graduarse.

Termina el año y Puebla, como gran parte de México, está más cerca de una nueva cuarentena que de una reapertura que de una vez por todas reactive la economía y alivie a aquellos trabajadores que se quedaron sin empleo.