PACHUCA.-En la Huasteca y otras regiones de Hidalgo, el Día de Muertos es una fecha de especial relevancia, cada lugar tiene sus peculiaridades. En Tianguistengo, Ofelia espera a sus seres queridos con velas, pan y comida. En este lugar los muertos huelen y los vivos escuchan a las ánimas.
Ofelia y su familia preparan velas para recibir a los muertos, desde Tianguistengo muestran cómo es que su tradición espera a quienes se adelantaron. Para ella y su familia lo que buscan los muertos es el olor, por eso las ceras se saturan de aromas a canela, a copal y otros inciensos.
Explicó que su tradición es desde hace varios años y no empieza en noviembre. En este lugar, el recibimiento de las ánimas inicia desde los primeros días de octubre cuando se abre el espacio para que los familiares que ya fallecieron empiecen a llegar.
Desde ahorita ya se empiezan a escuchar y a sentir, nosotros los hemos escuchado. Lo que pasa es que ellos ya llegaron".
Agregó que el 18 de octubre, día de San Lucas, empiezan la ofrenda. Se pone café con mucha canela, para que huela toda la casa, y se inicia la preparación de varios alimentos, en este momento en sus hogares inicia una convivencia entre los de aquí y los de allá. Todo se acompaña con más incienso y copal, porque los muertos huelen.
Ya unas horas antes del 1 de noviembre empiezan con el altar, se pone grande y con un arco de flores de cempasúchil que enmarca toda la ofrenda.
La comida se tiene que poner recién hecha, y que huela rico. Se puede notar qué se comieron porque es la comida que va perdiendo el olor".
En la ofrenda todo es importante, el arco de flores, el camino de pétalos para guiarlos y el pan. Este lugar se caracteriza por el sabor de las panaderías y en esta fecha no es la excepción.
En estos días, los habitantes hacen su propio pan, este tiene características específicas, ya que la jalea o dulce que le ponen encima asemeja a los bordados en las telas, de ahí que se llame pan bordado.
La mezcla es básica con harina, leche, a veces huevo la forma puede ser de animales o formas geométricas con el distintivo del bordado.
Otro elemento importante son las velas que tienen una decoración específica, estas son cilindros largos y delgados enredados en listones con una flor hecha de plástico o bordada en el centro. Esta debe estar sobre una base de árbol de plátano para contener la cera derretida.
Esa es la que usan para ir al panteón, cuando los vivos visitan las tumbas de los muertos, la entrevistada relata que ahí es donde se escuchan más.
Una vez fuimos al panteón a vender las velas y vimos que había bien poquita gente mi esposo pensó que no iba a haber buena venta, y en eso que escucha a un señor que le dijo Ahorita que llegues allá si vas a vender, y mi esposo volteó y no había nadie".
En otra anécdota contó que estaba con sus sobrinas en la tumba de su abuela, y una de ellas escuchó "Mira ahí va la chata".
Ellas no sabían que mi abuela me decía así, Chata, y estábamos en su tumba. De verdad que en los panteones están todos (los muertos) como en una fiesta, sí es así".
Las distintas regiones de Hidalgo tienen sus particularidades, en Atlapexco unas tres semanas antes de iniciar el festejo de Día de Muertos, los habitantes suben al cerro de ese mismo lugar a pedir permiso para que sus familiares puedan salir del más allá.
Fotografías de Sonia Rueda
Para eso en el lugar le ofrecen a la tierra una ofrenda de olor con copal y otros hierbas, así el cerro se abrirá y permitirá el paso de las ánimas.
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En San Felipe Orizatlán, la tradición marca que un grupo de hombres y mujeres debe disfrazarse para bailar en cuadrilla una semana antes y una semana después del 1 de noviembre.
El disfraz debe distraer a la muerte, para que durante ese tiempo no se lleve a nadie y permita que los de este mundo y los del otro convivan.
Estas son algunas de las historias y tradiciones del Día de Muertos, fecha especial de la cultura mexicana que une a vivos y muertos para recordarse, escucharse, olerse y volverse a amar.
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