PACHUCA.- Aún sin postor, la imagen al óleo sobre de tela de El Cristo de Ixmiquilpan o Señor de Santa Teresa del siglo XVII, es subastado con un precio de apertura de 12 a 15 mil euros, (más de 400 mil pesos mexicanos).
La imagen, con el número de lote 81, forma parte de la subasta número 87 con 281 piezas, que son ofertadas por la casa española La Suite, que centra sus ventas en piezas anteriores al siglo XVIII.
De acuerdo con el sitio web de La Suite, la subasta inició martes 8 de junio de 2021 y a la fecha, la imagen de 98 por 77 centímetros, no se ha vendido.
LA HISTORIA DEL CRISTO DE IXMIQUILPAN
La historia del Cristo de Ixmiquilpan relata la llegada del español Alonso de Villaseca en 1545, quien trajo de los Reinos de Castilla, la talla de un Cristo crucificado que llevó a la capilla de Mapethé, Santuario en una localidad perteneciente al municipio de Cardonal, Hidalgo, donde la imagen se deterioró.
En 1615, debido a su aspecto ennegrecido, desgarrado y Ia cabeza con un faltante, el arzobispo don Juan Pérez de Ia Cerna consideró la destrucción del Cristo. Según la tradición oral, “ni el calcinante fuego ni el bendito entierro destruyeron la santa escultura”.
En 1621 un huracán azotó a la región y destruyó la mitad del techo del Santuario de Mapethé. Los pobladores cuentan que encontraron el Cristo flotando en el aire y se había desprendido de su cruz.
Posterior a ello, la comunidad sufrió de sequía perdiendo cultivos y ganado, por lo que se reunieron para clamar al Cristo. Según cuentan, ese mismo día se nubló el cielo y por 17 más, la lluvia cayó. Fue el miércoles 19 de mayo de ese mismo año, cuando de manera misteriosa el Cristo se renovó sudando agua y sangre.
Tras el milagro, el virrey ordenó se llevara la imagen a la ciudad de México. Los relatos dicen que el Cristo no quería salir de Real de Minas, pues la caja en donde había sido depositado para su traslado se hacía imposible de cargar debido a su peso.
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Los mapethecos se opusieron, y solo después de un enfrentamiento armado lograron rescatarlo y lo llevaron al convento de San Agustín, en Ixmiquilpan, de donde el Cristo prosiguió en peregrinación hacia México.
Finalmente el crucifijo fue depositado en el convento de San José de las Carmelitas Descalzas, lugar en el que se le conoce como el Santo Señor de Santa Teresa.
jgp