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Región cohetera de Hidalgo, a la deriva por suspensión de festejos

La suspensión de festejos patronales y fiestas patrias por covid-19 rompió la cadena de producción de pirotecnia, de la cual dependen mi 200 familias de Hidalgo

Escrito en HIDALGO el

VALLE DEL MEZQUITAL.- La cancelación de fiestas patronales y festejos patrios a causa del covid-19 rompió la cadena de producción de pirotecnia en el Valle del Mezquital de la cual dependen mil 200 familias.

Los 36 polvorines ubicados en Actopan, Atotonilco el Grande, Alfajayucan, Ixmiquilpan, Mixquiahuala, Santiago de Anaya, San Salvador, Santiago Tulantepec y Zacualtipán perdieron de cinco a siete contratos que tenían previstos con iglesias, ayuntamientos o comités de feria porque dejaron de comprar juegos pirotécnicos luego de que el 19 de marzo de 2020 el gobierno de Hidalgo suspendió concentraciones multitudinarias, tras la confirmación del primer caso de covid-19 en la entidad.

A partir de ese mes y hasta ahora, artesanos de los nueve municipios que elaboran, desde carbón para pólvora hasta complejos castillos pirotécnicos, han sufrido los efectos económicos de la pandemia, algunos se aferran a continuar con esta actividad que heredaron de sus padres, otros se han empleado en el campo o albañilería e incluso, migraron a Estados Unidos.

EN LAGUNILLA, PARAN PRODUCCIÓN DE CARBÓN

El carbón es la materia prima que usan artesanos de la pirotécnica para elaborar pólvora. Aniceto Bernal Cano, al igual que 20 habitantes de la comunidad Lagunilla, San Salvador, se dedica a elaborar este material.

Desde hace años, el hombre de la tercera edad poda los árboles de pirul para obtener leña, la pone a secar al sol y después la quema para obtener carbón.

Pero desde hace seis meses paró la producción tal como lo hicieron los demás trabajadores que realizan el proceso de carbonización.

Los productores de Lagunilla almacenaron en su hogar los costales que no vendieron entre los pirotécnicos del municipio vecino, Santiago de Anaya, pues, aunque son los principales compradores de carbón, también detuvieron la fabricación de cohetes.

Este es mi trabajo, la fuente de trabajo que han inculcado nuestras generaciones, nuestros padres, todo esto es lo que hacemos, de los que vivimos y ahorita tenemos seis meses que no vendemos nada”, dijo Aniceto.

Además del carbón, los habitantes de Lagunilla cortan varas de tule, las cuales son amarradas a los cartuchos rellenos de pólvora que explotan en el aire.

Las varas se venden en rollos con 144 piezas cada uno, aunque en la casa de Juana Cano Peña hay almacenados siete paquetes que no ha podido vender.

Desde que tengo uso de razón mi familia es de pirotécnicos, ya es tradición, yo ya tengo 65 años y a esa edad sigo, es de lo que nos mantenemos, es nuestra fuente de trabajo, alimentación, es lo único que sabemos hacer, a eso nos dedicamos”.

Habitantes de Lagunilla que producen carbón y varas de tule. María Cruz, Aniceto Bernal Cano, Francisco Cano Hernández, Agustín Cano Pérez, Juana Cano Peña y Jaime Arturo Montiel Navarro

SIN FIESTAS, FERIAS O EVENTOS NO HAY VENTAS

Tras la cancelación de eventos multitudinarios, los talleres de pirotecnia dejaron de comprar carbón y varas para la elaboración de cohetones, ya que la producción disminuyó junto con el número de trabajadores en los polvorines, quienes optaron por emplearse en el campo y obras de construcción.

Sin embargo, adultos mayores como los hermanos Gregorio y Filiberto Ortiz Peña que han dedicado más de 50 años de su vida a la pirotecnia, señalan que ya no son contratados para otro tipo de actividades.

Oriundos de la comunidad Tahuada, Mixquiahuala, tienen el polvorín 415 autorizado por la Secretaría de la Defensa Nacional (Sedena), lugar que antes de la pandemia empleaba alrededor de 30 personas pero a falta de producción la planilla se redujo a cuatro.

La pirotécnica es lo único que hacemos, es la única herencia que nos dejaron nuestras familias, el trabajo, y no sabemos hacer otra cosa, a la edad que tengo ya nadie nos contrata, para irnos de albañiles, ya no podemos, ahora sí que lo poquito que podemos hacer es en la pirotecnia”, narró Gregorio.

Desde que empezó a fabricar juegos pirotécnicos la producción de cohetes ha parado en dos ocasiones: la primera vez fue hace 30 años, cuando la explosión de su polvorín dejó como saldo dos personas muertas, la clausura de su espacio de trabajo y el trámite de un nuevo permiso para producir pirotécnica.

Desde aquella experiencia, la contingencia sanitaria es la segunda razón por la que detuvo la elaboración de castillos que vendía entre 20 y 30 mil pesos a comités de feria de las comunidades del Valle del Mezquital.  

Durante la pandemia, Gregorio y su hermano Filiberto lograron vender seis bombas pirotécnicas, con valor de 250 pesos cada una, así como dos paquetes de cohetes, cuyo precio individual es de mil 200 pesos.

Filiberto Ortiz Peña, artesano de pirotecnia en Mixquiahuala de Juárez, Hidalgo

Nos ha afectado demasiado, a todos, no nada más a mí, a todos los que nos dedicamos a la pirotecnia, nos perjudicó mucho y es la fuente de trabajo que tenemos todos, algunos no tenemos ningún otro negocio, nos dedicamos a la pura pirotecnia”.

Además del taller de los hermanos Ortiz Peña, en Mixquiahuala hay tres polvorines ubicados en Motobatha y Tahuada.

Propietarios y trabajadores de polvorines en Mixquiahuala. Gregorio Ortiz Peña, Juan Manuel Álvarez Reyes, José Luis Álvarez Ortiz, Omar Pérez Vega y Filiberto Ortiz Peña

EMPEÑAN MATERIAL DE TRABAJO

La suspensión de actividades y falta de ventas produjo que Juan Carlos Rangel Peña almacenara durante medio año 15 kilos de pólvora y productos químicos con los que produce las luces de colores que se colocan en los castillos pirotécnicos.

Calcula pérdidas entre 20 y 25 mil pesos en el polvorín La Estancia, Actopan, donde trabaja desde hace 15 años.

Además, el artesano de 33 años empeñó en 6 mil pesos las torres de fierro que compró en 20 mil, pues necesitaba dinero sus tres hijos, esposa y tres adultos mayores a los que cuida.

Juan Carlos Rangel Peña, artesano de pirotecnia en La Estancia, Actopan, Hidalgo

Esta pandemia nos pasó amolar y hasta en préstamos andamos para solventar los gastos de casa (...) empeñamos nuestras herramientas para poder salir adelante. Nos hemos ido a la pizca de picante y de cultivar maíz, arrancar hierba, a limpiar bordos, de lo que haya, porque no tenemos”.

A partir de marzo y hasta el cierre de septiembre a Juan Carlos le cancelaron seis eventos en comunidades como San Gerónimo, El Arenal; Benito Juárez, Mixquiahuala y Río Grande, Zacatecas, que significaban un ingreso de 100 mil pesos.

El polvorín de La Estancia tiene un permiso autorizado por la Sedena, que comparte Juan Carlos junto con seis artesanos más que se dedican a la elaboración de castillos.

Artesanos de pirotecnia del municipio de Actopan, Hidalgo

La elaboración de castillos requiere las manos de 10 a 20 personas y toma hasta 20 días, según el diseño y tamaño.

Rueda de un castillo de pirotecnia

Los costos que ofrece el polvorín de La Estancia oscilan entre los 30 y 90 mil pesos.

MIGRARON POR ESCASEZ DE TRABAJO EN POLVORINES

En el polvorín llamado Señor de Jalpan, que se localiza en El Nith, Ixmiquilpan, desde hace más de 13 años Federico López Catalán emplea a jóvenes para realizar castillería, toritos y bombas.

Los aprendices trabajan pagar sus estudios y al concluir la carrera, algunos dejan los polvorines y otros a pesar de tener preparación de educación superior, continúan en el negocio por el gusto a la pólvora, dice el artesano.

Sin embargo, en los últimos seis meses de este año, al menos dos de los trabajadores de Federico abandonaron los talleres para migrar a Estados Unidos, ante la falta de trabajo en el sector de la pirotecnia.

Por la falta de trabajo los compañeros han requerido de migrar, muchos han buscado migrar porque así como estamos es difícil ahorita (…) dos personas ya se han ido a buscar a Estados Unidos, el espacio de trabajo”.

Federico Oropeza Catalán y Celestino Flores Jahuey, artesanos de la Unión de Juegos Pirotécnicos Señor de Jalpan, Actopan, Hidalgo

Federico tiene a ocho jóvenes trabajando con él, pero solo un día a la semana, el resto del tiempo se empelan en agricultura.

Hemos estados sin el trabajo, hemos batallado y no hay de otra que buscar otros trabajos para mantener a la familia porque si nos quedamos con los brazos cruzados, ¿cómo?, ha habido trabajos en albañilería, otros trabajitos de la agricultura. Pero no es mucho, son dos o tres días que no son suficientes para los gastos que uno solventa semanal o quincenal”.

Artesanos de Ixmiquilpan realizan remolinos voladores, la parte final de un castillo

Artesanos de Ixmiquilpan realizan remolinos voladores, la parte final de un castillo 2

SANTIAGO DE ANAYA

En Santiago de Anaya las mujeres artesanas se dedican a elaborar bombas que explotan en el cielo durante los espectáculos pirotécnicos, fabrican cartuchos donde se vacía la pólvora de cada cohetón, también venden cartón, papel y materia prima para la fabricación de los explosivos.

Brígida Martínez Paredes, mejor conocida como Doña Vicky, calcula que en Cerritos, Santiago Anaya, al menos hay 100 mujeres que trabajan en los polvorines que por la pandemia están desempleadas.

Brígida Martínez Paredes, artesana de Santiago de Anaya

Desde que empezó la pandemia ha sido muy difícil no nada más para mí, sino para muchas familias, porque este trabajo emplea a mujeres, a los señores, hasta los abuelitos (…) yo que me acuerde un nunca había pasado algo tan difícil, ni lo imaginábamos”.

Artesanas de la comunidad Cerritos de Santiago de Anaya. Brígida Martínez, Yolanda Martínez, Anai Martínez, Victoria Callejas, Leydi Martínez, María Elena Torres

 

Al igual que Vicky, Yolanda Martínez Paredes forma parte de la cadena de producción de pirotecnia, fabrica cartuchos de papel y cartón con los que se hacen los cohetes.

Yolanda Martínez Paredes, artesana de la comunidad de Cerritos, Santiago de Anaya, Hidalgo

Desde hace 14 años, en compañía de su esposo y cuatro hijos, enrolla tubos de papel que sella uno por uno con engrudo, los deja secar al sol durante un día y después los vende en paquetes con 114 piezas por 18 pesos, aunque por el momento, tiene almacenados 11 mil 400 cartuchos lo que equivale a mil 800 pesos.

Cartuchos de papel y cartón

Beatriz Pérez León, no es productora, pero se dedica a comerciar en Santiago de Anaya material prima para armar toritos, plástico para cubrir la mecha de los cohetes en caso de lluvia, cera y brillo en polvo para iluminar los castillos, que son adquiridos en Tultepec y Zumpango, Estado de México.

Beatriz Pérez León, vendedora de materias primas en Santiago de Anaya

Sin embargo, desde que inició la pandemia no ha sido necesario surtir su tienda, pues los pirotécnicos no compran material por la falta de trabajo.

EN HIDALGO, 36 PERMISOS DE PIROTECNIA

De acuerdo con David Pérez Alonso, presidente de la Asociación de Pirotécnicos Unidos de Hidalgo A. C., en Hidalgo hay 36 permisos expedidos por la Secretaría de la Defensa Nacional.

Polvorín 834 ubicado en Santiago de Anaya

El 39 por ciento, que equivale a 14 permisos, se concentran en Santiago de Anaya, de los cuales, 10 son individuales y cuatro colectivos.

Los permisos restantes, de los que dependen mil 200 familias, se ubican en Atotonilco el Grande, Alfajayucan, Ixmiquilpan, Mixquiahuala, San Salvador, Santiago Tulantepec y Zacualtipán.

Pérez Alonso explicó que los primeros 10 días de cada mes entregan balances de trabajo a la Sedena, en los que informan la cantidad de materia prima almacenada en polvorines y número de quemas realizadas.

Con ventas o sin ventas, los coheteros desembolsan de 140 a 150 mil pesos anuales para mantener vigentes los permisos con Sedena.

Quizá algunos compañeros no podrán cubrir los gastos (…) hoy no contamos con ese gasto económico, si no cumplimos para el próximo año, muchos compañeros podrían perder el permiso por parte de la Secretaría de la Defensa Nacional".


sjl