PACHUCA.- Con las manos cruzadas, la mirada agachada y el sol sobre su cabeza, comienza a rezar el señor Sergio Escamilla Morales. Su esposa, quien lo acompaña, extiende sus muñecas boca arriba, las separa y las pega a su pecho.
Una valla de seguridad y cinta perimetral, impiden que el señor Sergio, de 69 años de edad, y su pareja, accedan a la basílica de La Villita, en Pachuca, para la celebración del Día de la Virgen.
Sin embargo, no se quejan de las medidas de sanidad ante la pandemia del covid-19. Al contrario, están de acuerdo y consideran que son en beneficio de la salud de la población.
“Se extraña mucho la tradición de venir siempre en el mes de diciembre, en el día de La Lupita”, mencionó el señor Sergio, luego de haber permanecido menos de 10 minutos afuera de la basílica y retirarse.
Todos los años, ambos asisten a una de las misas que conmemoran la aparición de la Virgen de Guadalupe en el cerro del Tepeyac. No obstante, este año no estuvieron presentes en los pocos y controlados actos religiosos que se llevaron a cabo este 11 y 12 de diciembre, pues prefieren cuidar de su salud.
Ya venimos prácticamente a persignarnos en este momento y ya. No vamos a venir, no vamos a entrar a misa”, dijo.
Reconoce que extraña el entrar a la basílica y estar presente en los actos religiosos, pues él y su esposa se consideran personas de fe.
Pero también señala que las medidas de restricción, como permitir solo el ingreso de 160 creyentes a las misas de esta celebración, son adecuadas para evitar los contagios del nuevo coronavirus.
“Buena medida. Se siente feo, pero hay que aceptarla que es en beneficio de la salud de la población”, dijo.
Además, piensa que hay personas que recurren a la Virgen de Guadalupe cuando están enfermos, por lo que no descarta que acudieran quienes tuvieran malestar o familiares contagiados de covid-19.
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