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Plagio a Tenangos: ¿beneficio y perjuicio?

Para Samy los bordados comenzaron como un proyecto universitario y ahora es su modo de vida

Escrito en HIDALGO el

Samy Iraís Flores Barranco tiene 32 años, aprendió el oficio cuando era niña y desde hace cinco años se dedica a elaborar y comercializar las prendas bordadas desde la región Otomí-Tepehua, conocidas como Tenangos.

Todo comenzó como un proyecto de la universidad, que buscaba una vinculación comunitaria con mujeres indígenas para focalizar y comercializar sus productos; luego continuó en esta actividad para pagar sus estudios y terminó convirtiéndose en un modo de vida.

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Oriunda de Tulancingo, es licenciada en Gestión Comunitaria y Gobiernos Locales, y su labor impacta a más familias. Actualmente trabaja con un grupo de 15 bordadoras, pero en ocasiones se suman otras, todas de origen indígena y de la región Otomí-Tepehua.

El proyecto empezó con mujeres madres solteras y en la actualidad ya se integraron jóvenes que están estudiando la universidad o el bachillerato, y con esto se ayudan para sus gastos”.

Samy indicó en una plática con La Silla Rota Hidalgo, que “el gran problema” de los artesanos es la falta de espacios para vender sus productos.

Es difícil tener un establecimiento como tal, porque es muy caro y los que ya están establecidos no te dejan entrar porque ya son un grupo organizado”.

La joven artesana, madre de Johan de 12 años y Keyli de 10, dijo que las artesanas no piden apoyo económico a las autoridades, simplemente espacios para mostrar y ofertar sus productos, así como focalizar puntos de ventas.

PLAGIOS

Sobre los plagios que recientemente han cometido marcas reconocidas a nivel mundial como Carolina Herrera y Louis Vuitton, a diferencia de muchas personas, considera que es un factor que les beneficia, pues al tratarse de diseñadores internacionales, ayuda a que los ubiquen incluso en otros países, aunque reconoce que hay enojo por parte de muchas bordadoras.

“Realmente no nos afecta como artesanos porque nos dan a conocer. Es interesante que estas marcas internacionales que elaboran prendas carísimas volteen y reconozcan nuestra cultura y hagan una representación de la cultura mexicana; para mí nos favorece en ese sentido”.

Por ello, mencionó que una demanda colectiva, como muchos lo han planteado, sería innecesaria, aunque las marcas, acotó, deberían dar el reconocimiento al estado y a la región en la que se elaboran los tenangos.

No nos llega a nosotros el beneficio, porque esta demanda si es monetaria, ¿a dónde va a parar? A los artesanos no. Lo que necesitamos del gobierno es que nos ayuden a vincularnos con otros estados para que haya movilidad de artesanos”.

“NO REGATEAR”

Con el oficio heredado por su madre y con un talento para elaborar los diseños de las figuras, Samy pide a las personas “no regatear” al momento de comprar alguno de los productos, pues la elaboración de los bordados pueden tardar desde dos semanas, hasta tres meses o más, dependiendo el tamaño.

Son prendas únicas y exclusivas que nadie más va a traer una igual a la tuya porque son únicas; les pido por favor a las personas que nos visiten que no regaten porque es un trabajo muy elaborado”.